Dulces y amargas cadenas,
de sentimientos encadenados,
perennes agujas de acero,
dormidas en mi carne,
haced de mí un aguacero,
de pura y casta raigambre,
a los sufrimientos sucios,
a los silencios certeros
de fracasos escondidos,
que claman por ver el cielo
de vuestras sucias verdades,
que escupen y clavan hielo
en los prejuicios fatales.
Voy coleccionando tiras
de sentimientos encadenados,
éxtasis de amores tiernos
que terminan en ciudades
cuyos rostros no recuerdo.
Y cuando acaba el amor,
y el desamor se presenta,
vuelvo a encontrar otro amor,
que sonríe, sonrisa eterna,
que desemboca en un túnel,
y que termina en tragedia,
me queda otro desamor.
Y en esta gran espiral
de sentimientos encadenados,
descubro otra gris sonrisa,
que me enamora y me llama,
que me ciñe y que me clava,
alfileres de reencuentros,
puñales de terciopelo,
jeringuillas impregnadas
del elixir de la vida,
del salitre de la amada,
que me embruja,
que me llama,
que me envida y me reclama.
¡Trompetas del desamor!
De sentimientos encadenados
por eslabones de muerte,
por rosarios encarnados,
¡bebed, cuervos, de mi sangre!
os cedo mi cerúleo brazo,
para que escarbéis con saña,
y que aspiréis sin recato,
hasta el último suspiro
que brotará de mi garganta,
¡a ver si os atragantáis!
Y vomitáis como alimañas
lo que voraces tragáis.
Quiero romper la serie
de sentimientos encadenados,
espantar a los demonios
de los amores frustrados,
vivir, no sobrevivir,
cantar, no canturrear,
salir del infierno gris
de los amores amados,
amados y terminados,
tristes y finalizados,
dolientes, perfil amargo
de toda esta sucesión
de sentimientos encadenados.
de sentimientos encadenados,
perennes agujas de acero,
dormidas en mi carne,
haced de mí un aguacero,
de pura y casta raigambre,
a los sufrimientos sucios,
a los silencios certeros
de fracasos escondidos,
que claman por ver el cielo
de vuestras sucias verdades,
que escupen y clavan hielo
en los prejuicios fatales.
Voy coleccionando tiras
de sentimientos encadenados,
éxtasis de amores tiernos
que terminan en ciudades
cuyos rostros no recuerdo.
Y cuando acaba el amor,
y el desamor se presenta,
vuelvo a encontrar otro amor,
que sonríe, sonrisa eterna,
que desemboca en un túnel,
y que termina en tragedia,
me queda otro desamor.
Y en esta gran espiral
de sentimientos encadenados,
descubro otra gris sonrisa,
que me enamora y me llama,
que me ciñe y que me clava,
alfileres de reencuentros,
puñales de terciopelo,
jeringuillas impregnadas
del elixir de la vida,
del salitre de la amada,
que me embruja,
que me llama,
que me envida y me reclama.
¡Trompetas del desamor!
De sentimientos encadenados
por eslabones de muerte,
por rosarios encarnados,
¡bebed, cuervos, de mi sangre!
os cedo mi cerúleo brazo,
para que escarbéis con saña,
y que aspiréis sin recato,
hasta el último suspiro
que brotará de mi garganta,
¡a ver si os atragantáis!
Y vomitáis como alimañas
lo que voraces tragáis.
Quiero romper la serie
de sentimientos encadenados,
espantar a los demonios
de los amores frustrados,
vivir, no sobrevivir,
cantar, no canturrear,
salir del infierno gris
de los amores amados,
amados y terminados,
tristes y finalizados,
dolientes, perfil amargo
de toda esta sucesión
de sentimientos encadenados.
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