Páginas

Al otro lado

Al otro lado
"Al otro lado", de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-15352-66-2.
Comprar libro
en Estudio en escarlata, aquí.

Comprar libro
en El Corte Inglés, aquí.


Presentaciones:

Sábado, 27 de abril a las 12 h. en la Feria del libro de Granada, en el Centro de Exposiciones de CajaGRANADA Puerta Real. Me acompañará en la presentación el compañero de Granada Jesús Lens. Y a las 13 horas firma de ejemplares en la Caseta de Firmas.

Sábado, 20 de abril, de 11 a 13 h. y de 17 a 20 h. en la Feria del Libro de Fuente el saz de Jarama.

Sábado, 26 de enero a las 20 h. en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan. Me acompañará en la presentación el compañero de Ciudad Real José Ramón Gómez Cabezas, autor de "Réquiem por la bailarina de una caja de música", de la Editorial Ledoria.

Martes, 23 de octubre a las 19.30 h. en la librería Estudio en Escarlata (Guzmán el Bueno 46, Madrid). Si no puedes acudir y queréis un ejemplar firmado, ponte en contacto con ellos y pídeselo (91 543 0534). Te lo enviarán por correo.

Miércoles, 24 de octubre a las 18 h. en Getafe Negro (Carpa de la Feria del Libro). A las 20 h. participaré en una mesa redonda con otros compañeros de la Editorial Ledoria titulada "En los arrabales de la Novela Negra.

sábado, 28 de febrero de 2009

¡Bebed, cuervos!, de Virtudes Reza

¡Bebed, cuervos!
Bebed de mi sangre,
porque sangre soy y no carne,
porque soy mar de desatino,
porque soy mar de infortunio,
porque soy mar de desolación.

Bebed de mi alma,
porque alma no tengo,
bebed del corazón
que entrego con las manos manchadas de amor,
bebed de mi sombra
que ríe esperando la muerte.
Bebed de mi cerebro hueco,
de mi mente soñadora,
de mi pecado.

Bebed, cuervos,
bebed del sufrimiento que nadie ve
de la niebla que se adentra en mi reinado.
Bebed, bebed hasta saciar la sed,
hasta reventar en el Infierno,
bebed hasta que no quede ni un despojo de mi ser,
ni un hueso, ni la maldita piel.

Bebed hasta que sea desierto,
que se haga la oscuridad,
en cada copo de lágrima,
en cada gota de amargura.
Pero, ¡no dejéis de beber, cuervos!
Bebed hasta que el dolor desaparezca,
hasta que desaparezca la nada,
hasta que desaparezca la vida.
¡Bebed, cuervos!

jueves, 26 de febrero de 2009

Prólogos

Ayer pasé una tarde estupenda. Resulta que mi amiga Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, puso en mis manos toda su obra poética. La tiene escrita en papeles, blancos y amarillentos, en cartones, en servilletas..., a mano, a máquina... Me ofrecí a pasarlo a “word”, para así recopilar todos sus poemas en un documento y mandarlo a alguna editorial. Si el editor es medianamente sensato, se lo publicarán, porque, creedme, a la vez que iba pasando, leía, y flipé en estéreo con el potencial de esta mujer, queridísima amiga mía. Y eso que pasé una tanda de poemas de 1989, cuando esta niña tenía 18 añitos. Ya no sólo era la calidad de los versos, sino la precocidad de Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, al escribirlos. Anoche le decía que era imposible que se hubiera imaginado situaciones tan dramáticas como las que describía en sus poemas. Y mi teoría era que en 1989 ella, de alguna extraña manera, había recordado hechos que desgraciadamente le iban a acontecer en el futuro y los había plasmado en esas estrofas de verso libre. No puede ser de otra manera, sobre todo por el realismo de las aseveraciones.
Charlamos mucho, y coincidimos en una cosa: la Literatura es otro plano de la existencia. Seguramente también lo son la Música o la Pintura, pero nosotros hablábamos de Literatura. Me decía ella algo en lo que yo coincidía totalmente. Contábame que cuando lee sus propios poemas parece que los ha escrito otra persona. A mí me pasa lo mismo con mis novelas y relatos. La explicación que yo le di puede ser cierta o, sencillamente una paranoia mía, pero yo lo siento así. Le dije que como la Literatura es otro plano, cuando escribimos lo hacemos en un estado alterado de consciencia. Sin embargo cuando leemos luego lo escrito lo hacemos desde la realidad ordinaria, por eso no tienen nada que ver las sensaciones al escribir y al leer lo propio. Curiosamente ella se mostró de acuerdo cuando yo esperaba un “tú estás majarón perdido”. Y es que mola un montón esta Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras. Sabe muchas cosas que los demás desconocen, por eso es como es y por eso la quiero y encima, es guapísima. No es habitual que se den tantas características juntas en una misma mujer.
Volvió a dejarme sobrecogido al decirme que para ella sería un honor que yo prologara ese libro de poemas suyo, sólo espero estar a la altura. El honor es mío, Virtudes, Niña Poeta, niña de Algeciras. Eso sí que no me lo esperaba. Como ella tampoco esperaba que yo deseara que esta niña prologara mi primera novela cuya fecha de publicación debe estar ya cercana. Estoy seguro que me va a hacer un prólogo de escándalo, como todo lo que ella escribe. Me dice que es una gran responsabilidad, pero tranquila, niña, que ya verás como abandonas la realidad ordinaria y te plantas en ese otro estado y me escribes una historia que me dejas sobrecogido a mí y a mis lectores, vaya tela.
Sólo espero que te pongas ese pañuelo en la ciudad para que yo te vea y disfrute. Ah, y nunca pierdas mi número de móvil, Virtudes, Niña poeta, niña de Algeciras.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Er Pepe y el Bluetooth

Pues nada, que salimos del Insti y nos fuimos a cenar. A un vasco, no recuerdo el nombre, pero sí el sabor de los pinchos, el Rioja, el txakolí, etc. Comes más de lo que deseas, pues los camareros te provocan, pero en fin… Luego nos fuimos al On, un pub que está bien, bueno… A mí, la verdad, es que me parece una peluquería de perros caniches, más bien. Lámparas de diseño, butacas sofisticadas, luces que no hacen daño, música que no transgrede, camareros correctos, en fin… Gente de todas las edades… El caso es que empezamos a hablar y resulta que el Eduardo tiene un montón de amistades hechas por el Internet. Y nos intenta convencer de que es el método por excelencia para relacionarse. A mí no me convence, qué quieren que les diga. Prefiero el método tradicional: si alguien me interesa, le entro, pero allá cada cual. Sin embargo, el bombazo me lo ofreció el Pepe. Resulta que saca el móvil y me habla del Bluetooth. Claro, claro que sé lo que es el Bluetooth, soy profesor de Sistemas Electrónicos. Es un protocolo como otro cualquiera, sólo que éste está de moda. Y le pregunto que qué carajo hace con el Bluetooth. Y me dice que ahora en los pubs puretas la peña saca el móvil, conecta el Bluetooth y se mandan fotos y mensajes. Y que una piba recibe del de gafas de la esquina de la barra, y que pasa de él. Y que no sé qué. Así que flipo porque observo y la gente realmente está pillada con el Bluetooth. Pues vale.
Así que nos vamos. Y las pibas se despiden. Y el Pepe y el Eduardo se alejan. Y yo me quedo observando a mi amiga Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, que se encuentra a una antigua amiga; que le dice que está más guapa y que está más de todo, ¡un lince la amiga, oigan! Y yo espero porque sé que Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, se va a ir. Sé que me va a dar dos besos, y así acontece, y me sobrecojo. Y después alcanzo al Pepe y al Eduardo y nos vamos al Café Teatro. Y el Pepe enchufa el Bluetooth. Y nadie tiene Bluetooth. “Claro, este es otro ambiente”, me dice. Efectivamente, lo es, aquí ya no hay puretas, aquí las pibas van enseñando el sujetador. El Café Teatro no es como el On, que parece una peluquería de caniches. Aquí suenan Extremoduro y Leño. Y me voy a casa con la resaca del beso de Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras. Al despedirse de mí, todo me sonó a verso, a su verso, a su poesía de Aromas.

lunes, 23 de febrero de 2009

La vida intuitiva

El otro día, mi amiga Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, me comentaba una frase de John Lennon; sí el beatle al que un gilipollas le pegó dos tiros privándonos al resto de la humanidad de su talento para los restos. A su vez, a ella se la había susurrado su amiga Pili. La frase decía: “La vida es aquello que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes”. Hablando de frases, un colega mío del barrio me soltó un día otra lapidaria: “Un tío que juega al mus de noche, no es tonto”, pero en fin, aun siendo igual de genial no viene al caso. Retomando la de Lennon podríamos decir que en el caso de multitud de personas, sobre todo las que nos dedicamos a vivir la vida, sentimos muy de cerca la frase del difunto Lennon. Hombre, otra cosa es que uno se quede en casa, y de casa al trabajo y del trabajo a casa. Entonces lo más seguro es que no ocurra nada y que al final se acabe tomando ibuprofeno en el mejor de los casos y Prozac en el peor. Pero si uno sale de casa más que entra, y un día se mete en un saraó o dos, otro día en otro, ve a tales y a cuales personas, se mete en ciertos círculos y, en definitiva, hace muchas cosas, al final, el Guionista o..., el que mueve los hilos, le va obsequiando con una colección de hechos no planeados, es decir, con la vida misma. Se puede llegar a sentir estrés pero, por lo menos, uno se siente vivo. Y te duelen las mandíbulas de reírte.
Un ejemplo es el del domingo pasado en el que Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, y servidor de ustedes, impartieron sendos talleres respectivos de Poesía y Novela en el Hotel Cristina de Algeciras. No hay sitio en este artículo para desarrollar todos los hechos acaecidos que nos llevaron a impartir los talleres. Pero les aseguro que no fueron premeditados ni planeados. Y les aseguro que los talleres no existirían si me hubiera echado todos los días la siesta y después me hubiese quedado el resto de la tarde en casa. Planeo ciertas cosas que luego salen o no. Pero las más importantes me las ofrece el Guionista, ni premeditadas ni planeadas. Lennon lo sabía, a pesar del gilipollas que lo asesinó, así se pudra en la cárcel. Y lo resumió en la genial y mencionada frase suya.
Si les apetece, tienen una cita todos los domingos en el Cristina. Bien con Virtudes, la Niña Poeta, la niña de Algeciras, y su Taller de Poesía, o bien conmigo y mi Taller de Novela. Sí, todos los domingos de 18 a 19 horas. Y gratis, oiga, ¿alguien da más?

viernes, 20 de febrero de 2009

Inspiración cordobesa, de Virtudes Reza

Una vez más,
un capítulo más, del guionista.
Me destruyo mientras muero,
y muero porque de tu ausencia estoy llena,
y quiero volver,
a tu vera,
a tu rivera,
y olerte en primavera,
Para guardarte en mí,
para descubrirte,
para intuirte,
y tenerte hasta la eternidad.

Una vez más,
tatuar tu silueta,
en mi piel,
en mis manos,
en mi alma,
y ser esclava
de tus aromas
de tus esencias.

Una vez más,
buscarte como inspiración cordobesa,
en el reflejo del puente romano,
en la calidez de un paseo nocturno,
y en la escarcha del abismo,
de una terraza desnuda,
que te llama sin sentido.

Sentir el vértigo incontrolado,
y el suelo moverse a mi paso,
y el cielo rendirse en mi pelo,
y sentir elevarme,
en el ascensor del Sojo ,
con baile salsero,
antesala del reservado para un vodka caramelizado,
y subir tus escaleras,
intentando tocar lo sublime,
y bajarlas también,
para volver a la realidad de lo terrenal.

Humildad y paciencia,
en la Cuesta del Bailio,
parada meditada en la Dolorosa,
y fotografía bajo ocho faroles.
Reencuentro de sentimientos,
amigos del cansancio,
de unos pies,
de unos cuerpos,
de unos rostros,
impregnados de tu misericordia,
de tus migajas entrelucidas,
que me das cuando suplico.
Pero no quiero entender,
sí,
una vez más,
no quiero entender,
el plan de la vida,
sólo vivir,
y vivirte,
que pasen rápidos los grises de mi reloj,
para que pasen lentos tus besos,
y tus caricias,
y que no me quede la melancolía
de los adoquines mojados,
por lágrimas sedientas de tus aguas,
y por suspiros que el viento de levante,
quiere mecer para llevarme,
a tus recuerdos,
mientras que mi poniente deslucido,
sólo trae a mis pupilas,
la ficción de mis sueños.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Desojo cordobés, de Virtudes Reza

Acabo de llegar,
y todo me aborda,
todo me desborda.
la simple caricia
de una mirada aterciopelada,
el rayo de luz,
que alcanza sutilmente mi rostro,
y todo parece sin importancia.
“Nada es importante”.

Aunque la conciencia divaga,
en el mar de las mil flores,
y mi alma busca el jazmín,
perdido en las callejuelas cordobesas.
sólo a mi paso,
encuentro abanicos de colores,
desde el blanco azahar,
hasta el marrón de mis lágrimas,
que riegan mi interior, a falta de sangre.

Esencias perdidas,
esencias rescatadas y heredadas,
tal vez mejoradas,
esencias sin título,
de algún alquimista que cree que lo fue,
o quizás cree que lo es,
o sin más lo será,
siempre nos quedará la duda,
o tal vez no,
será la excusa para volver,
será la excusa para preguntar una vez más,
sin el permiso del guionista.

Y mis sentidos se abandonan,
en el momento en el que cruzo
la barrera y los límites del tiempo,
un pie tras otro,
acercándome al olvido de lo vivido,
y abriéndome al fluir del Guadalquivir,
en el desorden de los aromas,
que con el antojo aparecen por la tarde,
sin avisar,
para que no dé tiempo a cogerlos,
para que no dé tiempo de hacerlos míos.

A traición siento el escalofrío que nadie percibe,
y miro el cielo,
y miro la rivera,
y miro la sonrisa de un molino en ruinas,
y sólo siento que no quiero perder la memoria,
que el destino no me haga recordar,
lo que soy,
lo que percibo,
lo que fuí,
o lo que quedará de mí.

Ahora que estoy lejos,
que la perspectiva de la distancia,
deja mella en mis ojos,
busco una puerta,
tal vez la Puerta de Sevilla,
para sentir más magia,
para coleccionar sonrisas,
deshojando una maceta,
evocando la nostalgia,
bajo arcos de sabiduría,
buscando hueco,
en un alcázar,
o en la sinagoga,
donde las fotos del tiempo,
no quieren ser eternas.

Ahora que estoy lejos,
experimento la risa exteriorizada,
y el llanto interior emocionado,
un semicírculo de sensaciones
siempre almizcladas,que me hacen retornar a ese lugar del cual no quisiera irme.

lunes, 16 de febrero de 2009

Córdoba y el traje de faralae

Lo comentaba hace un ratito, en la comida, con el Gato, un cliente habitual, y el camarero de Los Cristales. Este sábado tuve que ir a Córdoba, tenía mis motivos que me reservo. Mira que en Algeciras te encuentras a gente que no está buena de la cabeza, pero lo primero que vi al bajarme del tren, me sobrecogió para todo el día. Resulta que cojo un taxi para que me lleve al hotel y veo a un negro vendiendo kleenex en un semáforo. Hasta aquí, bien. Lo insólito es que el tío iba vestido con un traje de volantes de mujer colorao, de los de feria. Como se lo digo, oiga. El taxista ni se inmutó ante mi cara de estupefacción, lo que me vino a decir que escenas como esa son bastante cotidianas en la ciudad califal. En fin, allá cada cual. Que era insólito, sí, pero que era genial, también. Me decía el Gato, en los cristales, que la cosa tiene su lógica, pues la gente, sin duda, comprará más kleenex sólo por ver al gachón vestido de faralae y hacerle una foto con el móvil. Pues, posiblemente.
Y qué les voy a contar de Córdoba, con esa Judería y ese pedazo de Mezquita que yo visité por primera vez: espectacular. Lo bueno de todo fue que la persona que iba conmigo recorriendo esos bosques de columnas iba sintiendo en cada momento lo mismo que yo. Ambos advertimos que había más magia y más embrujo en la parte vieja que en la restaurada. La misma que sobre el puente romano del Guadalquivir.
Comimos en “La puerta de Sevilla”. Nos atendieron el secretario de Drácula y una niña que no hacía nada más que reírse a carcajadas, a destiempo, a deshoras y totalmente fuera de lugar. A cada plato que nos ponía, carcajada que te crió. Y cuando se le olvidaba, yo la llamaba y le pedía una sonrisa. Un ejemplo: le pedí una botella de cava y “¡ja, ja, ja,ja,ja,ja,ja,ja...!” “¡Niña, para, que te vas a descoyuntar!, le dije. Pero como si oyera llover, oiga. Y, como no podía ser de otra forma, nos despidió a carcajada limpia.
Luego nos fuimos a una tienda de perfumes. El nota que nos atendió, si el anterior era el secretario de Drácula, éste debía ser primo de Nosferatu o así. Como decía, el nota que nos atendió nos observó a todos cuidadosamente. Nos fue dando a oler toda una gama de perfumes, explicándonos cómo los fabricaba artesanalmente con pericia y cariño. Y de pronto, no pudiéndose sujetar, nos escupió de golpe que es que él era alquimista. Claro, todos le clavamos nuestras miradas pero él nos las sostuvo con gran dignidad... y misterio en sus ojos. Nos acojonó un pelín, pero en fin, de tripas corazón, le compramos algunos y nos marchamos de allí como almas que lleva el diablo entre patios cordobeses adornados de macetas, espectaculares.
Nos ocurrieron más cosas, claro. Pero tengo que terminar esto. Sólo les diré que acabo de venir de tomar café de Los Cristales y el Gato y el camarero me han preguntado: Oye, Paco, pero lo del negro con el traje de volantes, ¿es verdad?

viernes, 13 de febrero de 2009

Adicto a Los Cristales

Está pegadito al I.E.S. Ventura Morón. No es muy grande ni muy chico. Y dota a la esquina de aromas culinarios..., pero de comida rica. Entras y observas las tapas que han preparado con tanto cariño. Te miman en el trato, tanto ella como él.
Hoy no me apetecía tapear, así que la cosa ha ido de plato consistente: unas papas fritas con huevo frito y chorizo de Ronda, también frito. Cuando el camarero ha salido con el plato humeante de la cocina, ya se me hacía la boca agua. La comida ha sido la mar de entretenida. Me he sentido como en un bar de carretera de película de Hollywood. Por la música, ya que sonaban REM, Travelling Wilburys, etc., sólo calidad. Y por las conversaciones, ya que una cuadrilla se contaban unos a otros sus peripecias con la Guardia Civil y la Policía Municipal en los Pastores y en las calles de la ciudad respectivamente. La puesta en escena era increíble, porque aparte de hablar, gesticulaban exageradamente, sonreían y se movían como si tuvieran lagartijas por la espalda. Y la gracia con la que contaban las anécdotas hacía que el camarero se riera constantemente, sin dejar de trabajar, pero sólo media sonrisa, no vaya a ser que se gaste. El nota que ha llegado en una moto, se ha quitado el casco como sólo lo sabe hacer un Ángel del Infierno. Se ha tomado un tubo de cerveza y una ensaladilla en un suspiro, marchándose por donde había venido.
Se me olvidaba, pero esa gracia al contar las peripecias con la Autoridad sólo se ve aquí, en Algeciras, es muy de aquí. En Cádiz se acercan, pero es otro rollo. Y yo, venga, patata, rajita de chorizo de Ronda y mojadita de huevo; buchito de coca cola. Y más canciones y más olores y más sensaciones en mis papilas, impregnándome. Y un pedazo de camión que ha girado la esquina en una maniobra increíble, hasta que he visto que las ruedas de atrás también giraban, la hazaña no era tal, se perdió el misterio. Los notas de las anécdotas fueron sustituidos por los alumnos de FP del Instituto. Y me marché de allí con Manolo, el conserje, al que invité a café. Y los niños le han dejado otro pagado para luego.
Y ahora, entre que termino el artículo, suena Fito por el ordenador. Espero que termine su clase mi amiga Virtudes. Voy a irme con ella a tomar café. Y vamos a charlar de Literatura y de aromas. Y se me hará tan corto como siempre. Pero es que con ella..., con ella es así.

lunes, 9 de febrero de 2009

Ensalada de sinergias

Ten cuidado con eso de desear mucho las cosas, le decía yo el otro día a una amiga, porque puede que eso que tanto deseas se te cumpla. Otra amiga me decía una frase atribuída, al parecer, a John Lennon: “la vida es eso que te ocurre mientras te empeñas en planear otras cosas”. A lo que yo le contestaba con otra oración, ésta de mi cosecha: “Ya no hay mujeres que caturréen Layla (la canción de Eric Clapton)”. El caso, es que, campos morfogenéticos aparte o inconscientes colectivos mediando sin que nos demos cuenta, esto es una ensalada de sinergias, damas y caballeros. Porque si no, ¿cómo se explican que el sábado me llamara una amiga por teléfono porque sabía que me había pasado algo gordo? Y, ¿cómo explicar que capto la maldad, la bondad y esas otras cosas al vuelo?
Si estamos hechos a semejanza del Creador (en vez de Creador, yo le llamo el Guionista), el acto de desear supone crear en tanto y cuanto a que los deseos se cumplen. Hombre, salvo que uno deseé ser astronauta o futbolista cuando se jubile, claró está.
Cuantas veces me dijeron: “se cierra una puerta y se abren otras”. Esto, en un intento de explicar la vida enlatada en una habitación llena de puertas que dan a otras estancias con más puertas, que llevan a otros aposentos llenos de puertas. Y es cierto, lo estoy comprobando ahora mismito, en este mismo instante. ¿Será cosa de la chispa divina que dicen los exégetas que llevamos los seres humanos? ¿O será todo fruto de la casualidad? ¡Pasen y vean, esto es la vida! Una vida llena de aromas, como me comenta mi compañera Virtudes. Pero también llena de sensaciones, vivencias, sentimientos encontrados, decepciones encubiertas, percepciones fallidas, caricias frustradas y besos escondidos, sin olvidar aquellas canciones que nunca sonaron y aquellas noches que nunca terminaron. Porque, se puede empezar el día en la más absoluta negrura sólo mancillada por la luz de una vela marchita, fumando un cigarro que provoca un ambiente más tenebroso que el cementerio de los libros olvidados de Zafón, y bebiendo agua para mitigar la sed. Pero no importa, nada importa, porque ese mismo día, uno puede pasear por una calle luminosa de Algeciras con una amiga del brazo mientras ambos evocan los olores cordobeses.
Tengan cuidado, y no deseen aquello que no quieran poseer jamás, porque pueden encontrarse con que la vida se lo ofrece en bandeja de plata. Y luego, atrévase usted a rechazarlo.

Cosas que pasan

Hay que ver qué ciudad que tenemos y que panda de raros (entre los que me incluyo) que la moramos y la circundamos. El otro día estaba yo con un colega italiano pasando un rato agradable, con reciprocidad, pero el nota me dice que se tiene que ir, que juega la Juventus y que eso es “sagraó”. Bien, de acuerdo, me quedo cenándome una movida en la calle Convento y con la idea de que mi colega se va a algún bar de los de Plus. Todavía anduve cenando una hora más, con sobremesa, se sobrentiende. Y en éstas que salgo a la calle Convento, muy de noche, arrastrando mis sentimientos por las baldosas sin pulir y voy a dar a la Plaza Alta. Ya saben cómo es Algeciras, a esas horas por las calles ni Dios. Y de repente, veo a un gachón sentado en uno de los bancos de piedra con un portátil sobre los muslos y con el pirulo inalámbrico de marras. Pues era el italiano viendo su partido. Disimulé, le pregunté cómo iban y me marché.
Últimamente se están viendo cosas raras en Algeciras; o esto, o la escena del bar El Chiste, oséase, el nota con el sombrero de guerrillero comiendo la sopa de picadillo y el nota de la chupa de cuero, oséase yo, escribiendo con el boli en la servilleta.
Y fíjense si están sucediendo cosas, que ayer, en el Hotel Cristina, hubo un recital poético que tuve el honor de abrir con la lectura de un relato escrito la misma tarde en la que venía el ciclón, ¿se acuerdan? Pero lo más gordo fue cuando mi compañera Virtudes Reza se puso a recitar sus poemas. Sobrecogido me quedé cuando me dedicó su poema titulado “Aromas”, y, si los que allí había tenían una brizna de sensibilidad, igualmente sobrecogidos tuvieron que marcharse para casa. En verdad, son excusas para acabar cenando en Las Olas y ver cómo Jesús, el encargado, y Antonio, el metre, manejan la terraza. Nada de bolis o libretas: Auriculares, intercomunicadores, teléfonos móviles..., que habilidad, Jesús, ¡por Dios! Y hay que ver a esas niñas Mirta, Isabel y Alejandra, que lo mismo sirven una paella que un Jameson en el pub más tarde. ¡Qué luminosas hacéis las noches, niñas! No me olvido de ti, Rafa, pero es que las niñas...
Y si ustedes se animan el próximo domingo, a las seis, les veo en el Cristina, pues empiezo a impartir un taller de novela para todos los públicos. Y, a partir del siguiente, Virtudes comienza un Taller de Poesía, ¡eso sí que merece la pena! Y a continuación, más recitales y lecturas. Y más cafés, y más cenas... Y el que nos lía es José Luis, el director de la Novena, que no para de hacer cosas culturales por esta ciudad sin más ayuda que la de alguna de las personas que vagamos por la ciudad como fantasmas empedernidos bajo la lluvia... ¡Que pare ya de llover, por Dios!

viernes, 6 de febrero de 2009

Po VS Pues

El otro día, una compañera me enviaba un esemeese (sí, compré un móvil al fin). El texto era el siguiente, el motivo lo de menos: ¡Po va ser que no! Me hizo muchísima gracia la gracia (no es redundancia) de la compañera al sustituír la “ues” por la “o” en el “Po”. Me hizo pensar en las ventajas de este “Po” tan de Algeciras y que yo ya he hecho mío. Se economiza y no se pierde significado a la vez que se enfatiza la expresión mediante la nueva conjunción “Po”.
Asimismo, la compañera terminaba de solucionar la frase quitando por las claras la preposición “a”, ya que en cualquier caso, con el “Pues” o con el “Po”, la frase debería quuedar así: ¡(“Pues” o “Po”) va “a” ser que no! Volvía a economizar, quién sabe si por la costumbre o la inercia de hacer maravillas en casa para pagar las facturas, como me pasa a mí y a todo el mundo, o por premeditar la acción.
La frase es genial, se economiza, como digo, y encima, tiene más significado que si le ponemos el “ues” y el “a”. ¡(“Pues” o “Po”) que viva el ahorro en las letras! Y sobre todo, si aporta más significado, más énfasis, más sentimiento y más arte, que de esto último, por aquí hay un montón, casi tanto como en mi Madrid de la Movida.
Al principio, cuando recibí el esemeese, creí que la compañera lo hacía por economizar letras en el mensaje, para que valiera menos dinero. Perdona, querida, que este cerebro mío tan descerebrado te subestimara. Mea culpa, sobre todo porque te veo cómo actúas todos los días y ya debería dar por hecho que los genes se portaron bien contigo en cuanto a dotarte de inteligencia... y de más cosas. Sólo a mí se me ocurrió no pensar, aunque fue momentáneo, (“pues” o “po”) luego me vino la chispa y comprendí lo que querías decirme.
Espero que otro día ese “¡Po va ser que no!”, se convierta en un “¡Po va ser que sí! Por lo demás estuviste genial, como siempre.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Carta abierta al Sr. Alcalde

Estimado y Excelentísimo Sr. Alcalde de Algeciras:
Me dirijo a usted con el máximo respeto, porque sé que es usted un hombre de posibles y bien relacionado. En el pueblo estamos pasando una racha en la que uno no puede desayunar, comer o cenar tranquilo. ¿Por qué? Porque todos los días nos cae la grande. Todos los días llueve que te llueve llueve, y que no quiere parar.
De ahí el atrevimiento de dirigirme a usted como ciudadano de ésta, nuestra preciosa ciudad. Como le digo, sé que es usted un hombre bien relacionado. Yo sigo con vivo interés sus intervenciones anuales en la Peña Taurina y en la entrega de premios del Certamen Literario de Relatos Cortos “Revista Digital I.E.S. Ventura Morón”, y a usted le quiere todo el mundo. Por eso le ruego que hable usted con las fuerzas vivas de la ciudad para que, por Dios, que deje de llover ya. Mire, en Getares, podría parecer que hay pastos abundantes y que nadamos en la abundancia. Pues nadar, sí que nadamos, pero de abundancia, nada. Las pobres vacas caminan sobre fango y los pastos se hunden en el barro y se pudren. Por Dios, señor alcalde, hable usted con el hombre del tiempo o con alguien de Medio Ambiente. O con Rajoy, y si este último le da grima, con Zapatero, pero que deje ya de llover, que ya tenemos los pantanos llenos y se nos va a salir el mar, y luego va a haber que indemnizar a los de los comercios. Hombre, que cuando cojo las cartas del buzón, están empapadas, y el pan de Pelayo se me queda blandurrio como el chicle. Que el río de la Miel baja caudaloso y, mire, que se nos va a reventar la red de alcantarillado. Que tengo un riego por aspersión y no puedo utilizarlo después del dineral que me he gastado porque venga, llueve que te llueve llueve, y que no quiere parar. ¡Que llueva en Gibraltar, que los ingleses están acostumbrados!
Si usted utilizara su influencia para que parara de llover, yo le podría invitar a una paellita en Las Olas e incluso a una copita de Jameson de 12 años en el Paseo 52.
Y como decían los de la chirigota del otro día en el pub (al cantante le suspendió el inglés mi compañera Marta cuando era chico): y el Florida va muy lento. Pero esa, esa es otra historia.
Feliz carnaval...