Hago la maleta del adiós meditado,
y me vienen a la memoria los poemas malditos de un amigo,
que me pica, que me acosa, y no termino nunca,
leo, pienso, y tengo que sentarme a escribir,
sólo un par de versos malditos, sólo un par,
y me acerco a la maleta y meto el pijama.
Entro al aseo y cojo jabón, y colonia de aromas malditos,
e intento meterlo todo en la maleta, pero no puedo,
entro en el blog de los poetas malditos,
mi amigo ha publicado otra vez, y me siento,
y escribo otro par de versos retorcidos,
la maleta sigue hueca, vacía, mañana emprendo un viaje.
El blog echa humo, mi amigo ha vuelto a colgar otro maldito,
me estremezco, me sobrecojo, y la maleta sigue hueca y vacía,
nunca creí que no sería capaz de hacer una maleta,
la poesía maldita ha entrado en mi vida por la autopista de la perdición,
pongo un mensaje, ¡deja de escribir más malditos!
No me oye, no me hace caso, y sigo obviando la maleta.
Actualizo y aparecen más y más versos, mi amigo está poseído,
la espiral no ha retrocedido, al contrario, va más allá.
Escribo otro par de versos, son malditos,
miro la maleta y no puedo seguir escribiendo,
pero tampoco termino de hacer el equipaje para ese viaje de poemas malditos,
¡Otra vez, y otra vez más! En verdad está poseído.
¡Deja de bombardearme! ¡Deja que haga el equipaje!
¡Deja ya de hacer versos malditos!
Porque si no paras, yo tampoco paro, y haremos un blog maldito.
Por fin echo los perfumes con sus aromas a la vieja maleta,
que me llevaré al viaje de poemas malditos,
para recitar, escandalizando, nuestros poemas malditos.
y me vienen a la memoria los poemas malditos de un amigo,
que me pica, que me acosa, y no termino nunca,
leo, pienso, y tengo que sentarme a escribir,
sólo un par de versos malditos, sólo un par,
y me acerco a la maleta y meto el pijama.
Entro al aseo y cojo jabón, y colonia de aromas malditos,
e intento meterlo todo en la maleta, pero no puedo,
entro en el blog de los poetas malditos,
mi amigo ha publicado otra vez, y me siento,
y escribo otro par de versos retorcidos,
la maleta sigue hueca, vacía, mañana emprendo un viaje.
El blog echa humo, mi amigo ha vuelto a colgar otro maldito,
me estremezco, me sobrecojo, y la maleta sigue hueca y vacía,
nunca creí que no sería capaz de hacer una maleta,
la poesía maldita ha entrado en mi vida por la autopista de la perdición,
pongo un mensaje, ¡deja de escribir más malditos!
No me oye, no me hace caso, y sigo obviando la maleta.
Actualizo y aparecen más y más versos, mi amigo está poseído,
la espiral no ha retrocedido, al contrario, va más allá.
Escribo otro par de versos, son malditos,
miro la maleta y no puedo seguir escribiendo,
pero tampoco termino de hacer el equipaje para ese viaje de poemas malditos,
¡Otra vez, y otra vez más! En verdad está poseído.
¡Deja de bombardearme! ¡Deja que haga el equipaje!
¡Deja ya de hacer versos malditos!
Porque si no paras, yo tampoco paro, y haremos un blog maldito.
Por fin echo los perfumes con sus aromas a la vieja maleta,
que me llevaré al viaje de poemas malditos,
para recitar, escandalizando, nuestros poemas malditos.
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