¡Destroza mi corazón helado!
Y hurga en las ruinas de mi alma,
clava tus garras en los despojos de mi espíritu,
aspira del último halo de mi energía,
roba la última gota de mi esencia
para destilarla en el alambique del desamor triste.
¡Destroza mi alma herida!
Y escurre el elixir vital de mi ser,
vacía el recipiente de mi vida
y cuando me dejes hueco
ahoga tus carcajadas
en honor a mi dignidad partida.
Cuando ya no pueda levantarme,
seguiré quieto, inmutable y mudo,
terriblemente mudo,
con el corazón helado, petrificado,
mecido por las últimas palabras de amor que pronunciaste,
con el eco de los besos malogrados.
Y cuando ya no estés,
procuraré recomponer las usurpaciones,
reconstruiré las ruinas desde dentro,
me ayudaré de los vientos y del rumor de las olas,
de los sabores y de los aromas,
de las ausencias y de los fracasos.
Recuerdos de otra vida me asaltan,
me sugieren caricias y abrazos,
besos, susurros y cálidos regazos,
amargas alegrías y dulces amarguras,
silencios, bullicios y nadas eternas,
caricias, sonrisas y velados gestos.
¡Destroza mi corazón helado!
¡Destroza mi alma herida!
Y que la vida no sea vengativa contigo,
porque si lo fuera,
no caminarías ni dos pasos,
pero tendrías el abrigo de mi corazón helado.
Y hurga en las ruinas de mi alma,
clava tus garras en los despojos de mi espíritu,
aspira del último halo de mi energía,
roba la última gota de mi esencia
para destilarla en el alambique del desamor triste.
¡Destroza mi alma herida!
Y escurre el elixir vital de mi ser,
vacía el recipiente de mi vida
y cuando me dejes hueco
ahoga tus carcajadas
en honor a mi dignidad partida.
Cuando ya no pueda levantarme,
seguiré quieto, inmutable y mudo,
terriblemente mudo,
con el corazón helado, petrificado,
mecido por las últimas palabras de amor que pronunciaste,
con el eco de los besos malogrados.
Y cuando ya no estés,
procuraré recomponer las usurpaciones,
reconstruiré las ruinas desde dentro,
me ayudaré de los vientos y del rumor de las olas,
de los sabores y de los aromas,
de las ausencias y de los fracasos.
Recuerdos de otra vida me asaltan,
me sugieren caricias y abrazos,
besos, susurros y cálidos regazos,
amargas alegrías y dulces amarguras,
silencios, bullicios y nadas eternas,
caricias, sonrisas y velados gestos.
¡Destroza mi corazón helado!
¡Destroza mi alma herida!
Y que la vida no sea vengativa contigo,
porque si lo fuera,
no caminarías ni dos pasos,
pero tendrías el abrigo de mi corazón helado.
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