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Al otro lado

Al otro lado
"Al otro lado", de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-15352-66-2.
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Presentaciones:

Sábado, 27 de abril a las 12 h. en la Feria del libro de Granada, en el Centro de Exposiciones de CajaGRANADA Puerta Real. Me acompañará en la presentación el compañero de Granada Jesús Lens. Y a las 13 horas firma de ejemplares en la Caseta de Firmas.

Sábado, 20 de abril, de 11 a 13 h. y de 17 a 20 h. en la Feria del Libro de Fuente el saz de Jarama.

Sábado, 26 de enero a las 20 h. en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan. Me acompañará en la presentación el compañero de Ciudad Real José Ramón Gómez Cabezas, autor de "Réquiem por la bailarina de una caja de música", de la Editorial Ledoria.

Martes, 23 de octubre a las 19.30 h. en la librería Estudio en Escarlata (Guzmán el Bueno 46, Madrid). Si no puedes acudir y queréis un ejemplar firmado, ponte en contacto con ellos y pídeselo (91 543 0534). Te lo enviarán por correo.

Miércoles, 24 de octubre a las 18 h. en Getafe Negro (Carpa de la Feria del Libro). A las 20 h. participaré en una mesa redonda con otros compañeros de la Editorial Ledoria titulada "En los arrabales de la Novela Negra.
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miércoles, 21 de diciembre de 2011

Presentación de "La senda trazada", de Pedro de Paz, en Madrid


Un día, en Malasaña, escenario de tantos acontecimientos felices en lo personal, abrieron un establecimiento peculiar; un espacio que aparece recurrentemente en mis sueños regentado por mí porque me ha tocado la lotería; una librería que a la vez es bar, que permite tomarte una cerveza o un café mientras ojeas libros o acudes a una presentación. Lo único malo, debido a la prohibición zapateril, es que hay que salir a fumar fuera, y eso en invierno te congela las ideas. El sitio se llama “Tipos infames” (hasta el nombre mola) y fue el lugar elegido por Algaida, o por Pedro de Paz, o por los dos, para presentar la última novela del escritor, “La senda trazada”, en Madrid.

La cosa no empezó en la librería el día de la presentación, sino en Facebook. Se anunció el evento en el Muro de Pedro y poco a poco se inició un hilo en el que varios anunciamos nuestra asistencia. La librería consta de dos plantas: la de arriba, que es librería y bar, y la de abajo, que es la sala de presentaciones. Ambas plantas están separadas por un suelo transparente. Fue la simpática María Zaragoza, tan buena gente como buena escritora, quien avisó a las féminas de que no llevaran falda, quebrando de un plumazo las ilusiones de los varones, que con disimulo suelen mirar hacia arriba para captar algún que otro “paisaje” con miradas furtivas. El asunto continuó en el Gambrinus de la calle Fuencarral, en donde el llamado Rack Pat madrileño, compuesto por Javier Márquez, Juan Carlos González, José Manuel Ribeiro, el propio Pedro de Paz y servidor, quedamos para tomar unas cañas. Y bien acompañados que estuvimos por Teo, Julia Martínez, Cecilia Márquez y Benito Garrido (fijo que se me olvida alguien). Con la hora pegada y las cañas pagadas nos presentamos en la librería, poblada ya a esas horas de abundante público. Y tras el último pitillo bajamos todos al sótano entre los flashes de las cámaras, que apuntaban al protagonista.

Se encargó de la presentación el polifacético Carlos Salem, con copa de vino en la mano, que nos habló de la Generación Torrezno en general (Biedma, Tristante, de Paz y el propio Salem) y de Pedro en particular. Ciertamente, estos chicos, que se conocieron ya hace algunos años, apenas tienen alguna semejanza en cuanto a su modo de escribir, cada uno tiene su estilo propio. Pero coinciden en una cosa: escribir es un oficio que no tiene por qué ser triste y sesudo; se puede ser escritor y ser simpático y pasarlo bien. En realidad, el movimiento surge como contraposición a la Generación Nocilla y otras agrupaciones de escritores que sostienen unas pautas tan homogéneas como absurdas, en la mayoría de los casos, y que manteniendo la independencia de los componentes, reivindican la Literatura de historias, trazando tramas y caracterizando personajes dentro de un escenario de intriga.

Carlos nos dio unas pinceladas sobre la historia y sobre el protagonista, un paparazzi que un día encuentra un extraño libro por casualidad y que, tras su estudio, descubre que se trata de un obituario. El detonante de la trama viene cuando descubre que el libro no solo contiene referencias a personas fallecidas, sino también a otras cuyas muertes aún no han ocurrido y que empiezan a producirse con puntualidad matemática una vez que el protagonista va desentrañando los misterios de las cuartetas al estilo Nostradamus que anuncian las muertes. Es entonces cuando tiene que decidir entre evitar los decesos o aprovecharse de ellos debido a su condición de fotógrafo freelance, trasladando al lector de forma magistral el dilema moral.
Posteriormente, Pedro nos comentó su propia novela, enmarcada en una trama de intriga, género en el que se mueve como pez en el agua. También nos habló del personaje, por el que en ningún momento toma partido. Tampoco le juzga, dejando esta labor al lector al que le es imposible no ponerse en su lugar y reflexionar, porque es una novela que, aparte de entretener, invita a la reflexión y lleva al lector a ponerse en la piel del protagonista preguntándose que qué hubiera hecho él en su lugar.

La novela tiene muchos matices que no voy a desvelar. Lo que sí puedo decir es que me alegró mucho que el año pasado ganara el Premio Luis Berenguer; y que me hice con un ejemplar en cuanto la novela aterrizó en las librerías, ya que soy fiel seguidor de la trayectoria literaria del autor que en su día me hizo el honor de presentar mi primera novela.
Pedro de Paz abrió su carrera literaria con premio protagonizado por una novela corta, “El hombre que mató a Durruti”, que fue traducida al inglés. Después nos obsequió con una obra tremendamente emotiva, “Muñecas tras el cristal”, para finalmente saltar a una editorial grande, Planeta, que publica la que quizá sea el comienzo de una saga, “El documento Saldaña”, que se asienta ya en la mesa de novedades de todas las librerías.

Con “La senda trazada”, se consolida la carrera de un autor que se lo ha ganado a pulso. Avalada por el prestigioso premio, Pedro ha presentado la novela por toda la geografía española, y lo que le queda. Sus lectores solo esperamos que no tarde mucho en regalarnos otra obra.

“Tipos infames” estuvo abarrotada. La mayoría tuvimos que estar de pie en un escenario que se quedó pequeño. Y lo más importante fue que Pedro se vio arropado por toda una colección de compañeros de Letras que quisimos estar allí para acompañarle. Junto a Carlos Salem, por allí se dejaron ver Laura Muñoz, Jorge Díaz, Armando Rodera, Javier Puebla, Vanessa Monfort, Javier Pérez, Matías Candeira, Javier Márquez, María Zaragoza, Alfonso Domingo, Marina Fernández Bielsa, Rebeca Tabales, Jorge Magano, Fernando Marías, Paco Balbuena, David Torres y la plana mayor de Culturamas. Seguro que se me olvida citar a alguien. Y aún hubo tiempo para que María Zaragoza y Javier Pérez nos dieran unas pinceladas de sus próximas obras aún sin publicar en presencia de Miguel Ángel Matellanes, el editor de Algaida, que también acompañó a Pedro.

Los más golfos prolongaron la velada en el Orio, un bar vasco situado a pocos metros de la librería, entre pinchos y cervezas. Y a mí, que siempre me lían, que no me gustan ni los pinchos ni las cervezas, me tocó estar allí para dar cumplida cuenta en esta crónica.

domingo, 23 de octubre de 2011

Fin de semana mágico en Barcelona


Llegué a Barcelona en AVE a las 17.30 horas. Mi amiga, la escritora y periodista Cristina Fallarás, me esperaba en el hotel. Tras los saludos de rigor me llevó a tomar una caña al hotel Rívoli y me presentó al camarero, un hombre de color con voz de Louis Armstrong con un pasado relacionado con los mejores cócteles que se sirvieron en el Ritz.

Atravesando las Ramblas, llegamos a El Corte Inglés de Portal de l’Angel. Había en la puerta un cartel en grande anunciando la presentación de “El círculo alquímico”, del escritor Paco Gómez Escribano, o sea, del que escribe estas mismas líneas. Me fotografié junto a él para llevarme el recuerdo. Ya en la sexta planta, nos dirigimos hacia el salón de actos de Ámbito Cultural, en donde había un cartel idéntico al anterior. Tras saludar a mi hermano y a algunos amigos conocidos a través de Facebook me subí al estrado. Abrió el acto Nuria Asprerilla, en representación de la agencia Mediática, que es quien organizó el acto. Y bien preparado que lo llevaba, ya que quedé gratamente sorprendido de cómo sabía los datos de mi biografía.

Tomó la palabra después Cristina Fallarás, que desmenuzó mi novela y la puso por las nubes, insistiendo en la amenidad de la trama y en la caracterización de los personajes. A esas alturas yo ya estaba inflado como un pavo y pensaba que después de la intervención de estas dos estupendas mujeres, no tenía mucho yo que decir. Me equivocaba. Porque Cristina, además de periodista, escritora y muchas cosas más, es una estupenda comunicadora.

Consiguió interesar al público tanto, que entre sus preguntas se intercalaron otras expresadas por la gente que allí se había reunido, haciendo que el acto fuera ameno. Al término del mismo, volvimos al Rívoli. Ella, el escritor Pedro de Paz, que se había pasado porque circunstancialmente él presentaba su novela al día siguiente en “Negra y criminal”, mi hermano y mi cuñada, y todos los amigos que decidieron acompañarnos.

Posteriormente, un grupo ya más reducido, cenamos en la Taberneta. Una velada que, aparte de charla literaria, no estuvo exenta de buenas viandas y un magnífico vino del Penedés. Más tarde hubo copas por las Ramblas.

A la mañana siguiente me levanté aún con el buen gusto del recuerdo entrañable de la presentación. Desayuné, pagué la cuenta del hotel, y me dirigí en taxi a la calle de la Sal, que acoge el domicilio de la emblemática librería “Negra y criminal”. Los libreros me trataron bien. Me regalaron la típica camiseta negra de la librería y me hicieron la sesión de fotos. Me encontré con Alejandra Guerra, ávida lectora, y con Pedro de Paz. Nos tomamos una caña en la terraza del mercado. Ella se fue luego a dar una vuelta y Pedro y yo nos dirigimos a la librería. La imagen que nos encontramos al llegar nos sobrecogió un tanto, ya que una gaviota picoteaba el cuerpo mutilado de una paloma en la misma puerta de la librería. Inevitable pensar en “Los pájaros”, de Alfred Hitchcock en un marco tan criminal.

Poco a poco la librería se fue llenando de lectores y escritores, como la propia Cristina Fallarás, el mismísimo Andreu Martín, y Empar Fernández, que fue la que ejerció de madrina en la presentación de “La senda trazada”, de Pedro. La librería estaba llena y Pedro firmó de lo lindo. Al término del acto se sirvieron los típicos mejillones al vapor y el vino. Me despedí de Paco Camarasa y de Montse no sin antes encargar la nueva de Petros Markaris, que pasará a firmar esta semana. Me encanta este autor que en el trasfondo de su nueva obra sitúa la crisis griega como escenario de las andanzas del teniente Kostas Jaritos.

Estuvimos comiendo en un restaurante en que nos sirvieron unas tapas estupendas. Mención especial para las alcachofas con foie y el vino blanco espumoso. Hasta la hora de irnos a la estación, nos sentamos en una terraza en compañía de unos chupitos de hierbas para dar paso, finalmente a las despedidas. Pedro y yo volvimos en el mismo AVE e hicimos más de una incursión en la cafetería.

La experiencia ha sido de lo más enriquecedora, en una ciudad que tiene magia y que espero volver a visitar muy pronto.

domingo, 16 de octubre de 2011

“La senda trazada” en Getafe Negro


“La senda trazada”, de Pedro de Paz, como si su título fuera un preludio de los kilómetros que le esperan al escritor por toda España, hizo ayer parada en Getafe Negro, después de pasar por Málaga, Bilbao y Santiago de Compostela. Mi despiste crónico a veces me juega malas pasadas y como si no supiera de otros años el emplazamiento de este festival que nos alegra el otoño, acabé en Pozuelo de Alarcón para terminar dando la vuelta e incorporarme a la carretera de Toledo, como debía haber hecho desde el principio. Una vez que aparqué me encontré con Pedro de Paz y con una de las simpáticas chicas de la organización (mi despiste hace que sea muy malo para los nombres) y tomamos café en la calle peatonal que conduce al recinto. Antes de la presentación nos encontramos con Juan Carlos González, ávido lector, y con el también escritor y amigo Javier Márquez, y para celebrarlo nos tomamos unas cañas.

Ya en los alrededores de la carpa, Pedro estuvo departiendo con José Manuel González, autor del libro de relatos “Piel de plátano”, que compartía presentación con él. Llegada la hora nos subimos a la mesa, dispuestos a dar a conocer “La senda trazada” al público de Getafe. Primero hablaron José Manuel y su editor. Después me cupo el honor de hacer una semblanza alrededor de la figura de Pedro de Paz como escritor, para terminar hablando de su novela, que como ya comenté aquí me encantó. Seguramente los críticos profesionales dirán de esta novela galardonada con el Premio Luis Berenguer, patrocinado por Algaida, que es la mejor, que Pedro ha alcanzado su madurez como narrador, y un montón más de tópicos al uso. A mí, sin embargo, me cuesta decir que es la mejor de las cuatro novelas con las que hasta ahora nos ha obsequiado el madrileño, ya que las tres anteriores son también soberbias. En cuanto la madurez narrativa, bajo mi punto de vista, Pedro de Paz es un escritor un tanto insólito, ya que no es muy habitual que un escritor novel la alcance ya en su primera novela, “El hombre que mató a Durruti”, galardonada con el Premio José Saramago. Una madurez que continúa presente en “Muñecas tras el cristal” y en “El documento Saldaña”.

Lo que no me cabe la menor duda, en función de las buenas críticas cosechadas y viendo cómo está funcionando la novela, es que “La senda trazada”, quizá vaya a ser el libro que más se venda y el que va a consolidar al autor dentro del panorama literario español, y ojalá que también lo haga fuera de nuestras fronteras.

Pedro habló para sus lectores presentes en el acto de su trayectoria y de su última novela, que era lo que esperaban los allí reunidos. Y se definió como un escritor de novelas de intriga que adopta en más de una ocasión los cánones de géneros como el policíaco, tan afín a él como lector.

La charla terminó con la firma de ejemplares por parte del autor. Después, ambos marchamos hasta una terraza cercana, junto a Javier Márquez, Juan Carlos González y la incorporación del buen amigo José Manuel Ribeiro. Una de las cosas más agradables de estos actos son las tertulias posteriores.

Pedro de Paz volverá a Getafe en la mañana del próximo miércoles 19 de octubre, en donde intervendrá en una mesa redonda titulada “Actualidad y claves de la Novela Negra”junto a Willy Uribe, María Zaragoza y José Ramón Fernández, con Carlos Salem como moderador. La reunión tendrá lugar en el aula audiovisual Buero Vallejo, de la Universidad Carlos III. Por la tarde firmará ejemplares de “La senda trazada” en la caseta de El Corte Inglés, situada en los alrededores de la carpa del encuentro.

El autor cerrará la semana presentando su última creación en la emblemática librería de Barcelona “Negra y criminal”, a las doce de la mañana, en donde le acompañaré en esos ya típicos mejillones de los sábados, ya que se da la coincidencia de que el día anterior yo presento mi novela “El círculo alquímico” en El Corte Inglés de l’Angel. A partir de ahí, la novela de Pedro continuará por la geografía española recorriendo su propia senda trazada.

sábado, 11 de junio de 2011

Mi firma en la Feria del Libro

El pasado viernes 3 de junio por la tarde, firmé ejemplares de mi novela “El círculo alquímico” en la Feria del Libro de Madrid. Ni en el más paranoico de mis sueños, años atrás, tantas veces caminando entre las casetas, habría podido vislumbrar que un día estaría yo ahí firmando como autor. Es un sueño no soñado hecho realidad.

Tomé el autobús en el barrio y me bajé en la esquina del Retiro, en Alcalá. Tanto mi hermano como mi querida amiga Virtudes Reza, que vino expresamente desde Algeciras para asistir al evento, me acompañaron en los momentos previos al acto. Fue sentarme y empezar a desfilar por allí amigos y conocidos que me agasajaron con su presencia. A algunos los esperaba. Otros me sorprendieron. Todos me conmovieron.

He de dar las gracias a los libreros de Estudio en Escarlata, ya que cedieron la caseta para mis firmas. La editorial Ledoria, como es toledana, no tiene la posibilidad de estar presente en Madrid.

No tengo palabras para describir lo que sentí esa tarde. Por allí pasaron escritores a los que todavía me da corte llamar compañeros dada mi bisoñez en esto de las Letras. No quiero que se me olvide nadie, pero fue un placer ver desfilar por allí a Jorge Díaz, Jerónimo Tristante, Miguel Ruiz, José Luis Zapatero, Julia Montejo, M.J. Sánchez, Víctor Fernández Correas y..., seguro que se me olvida alguno. Asimismo, antes de entrar a la caseta, me cupo el honor de charlar con Rosa Ribas, que firmaba en la caseta de al lado. No menos emotivo fue ver que por allí pasaron muchos amigos, tanto del ámbito personal como del ámbito laboral y literario. El pensar que todos ellos estaban allí por mí me conmovió en extremo, aunque tocaba disimular porque no era plan de emocionarse en público.

Desde el otro lado las cosas se ven distintas. Yo no esperaba firmar demasiados ejemplares, claro está, debido a que es mi primera novela y no soy conocido. De hecho, la mayoría de las ventas se distribuyeron entre conocidos. Pero me hizo especial ilusión ver como algunos lectores a los que no conocía de nada también se llevaron mi novela. Creo que en total firmaría unos veinticinco ejemplares, lo que superó todas mis expectativas.

Anécdotas la hubo. Entre ellas la de un niño con gafas y cara de empollón, cuya barbilla llegaba justo al mostrador, que pasaba cada cinco minutos y que me preguntaba si el libro era de miedo. Otra lectora me tomó por el librero y me preguntó por la novela de mi amigo Óscar Urra. Le dije que era la tercera entrega del detective Julio Cabria y que estaba muy bien. Vamos, que se la vendí aunque, eso sí, no se la firmé, aunque contándole la anécdota días después al propio Óscar me comentó que se la podía haber firmado por delegación.

Casi lo más emocionante se produjo al término de las firmas porque unas veinticinco personas se quedaron a acompañarme. Y en la escalera de detrás de la caseta, en presencia de la solemnidad de la estatua del general Martínez Campos, se organizó una merienda improvisada, ya que la gente llevó de todo y estuvimos tomando unos vinos, jamón ibérico, tortilla, empanada, etc. Algo dije yo en Facebook de preparar esta merienda, pero no esperaba una respuesta tan multitudinaria. Así que, en ese ambiente festivo que se perpetuó más allá del anochecer, me pasé por todos los corrillos y se habló de Literatura y de todo un poco. Especial ilusión me hizo el que se quedara al ágape campestre Miguel Ruiz, un escritor con tres novelas a sus espaldas, que ha vendido miles de ejemplares de cada una de ellas, y que quería conocerme y charlar conmigo. Me dijo que mi novela era buenísima y que le había encantado y yo casi me caigo muerto allí mismo.

La velada se prolongó entre cervezas en una de las terrazas de fuera del parque con un grupo ya más reducido, y las charlas animadas entre amigos continuaron hasta altas horas.

En fin, que no me he visto en otra, que lo pasé de cine, que espero que no sea la última y que solo por esa tarde ha merecido la pena tanto trabajo. Gracias a todos de corazón.

martes, 31 de mayo de 2011

Presentación en Madrid de “Las niñas perdidas”, de Cristina Fallarás

“Tipos infames” es una librería con bar enclavada en pleno corazón de Malasaña. Fue el lugar elegido para la puesta de largo en Madrid de la novela “Las niñas perdidas”, de Cristina Fallarás, ganadora del Premio LH confidencial de este mismo año.

Al llegar me encontré en la puerta con el maestro de ceremonias, Rafael Reig, con whisky y un cigarro de liar en la mano. Le saludé y me eché un pitillo con él. Aunque he coincidido últimamente con el maestro, nunca había tenido tiempo de expresarle mi admiración por su columna de los sábados en el ABC Cultural y tuve la suerte de que me obsequiara con un repertorio de anécdotas relativas a periodistas y escritores. En el transcurso de la charla, Cristina Fallarás salió a saludar a Patrick Erikson que en ese momento pasaba por allí, aunque no podía quedarse al evento por motivos de trabajo. La saludé y le regalé una camiseta de mi novela“El círculo alquímico”, que lo prometido es deuda.

Ya dentro, Manolo Rodríguez, coordinador de los Sábados Negros en Traficantes de sueños, me invitó a una cerveza y con ella me bajé a la sala en donde se realizó la presentación ante un público compuesto mayoritariamente de escritores. Por allí estaban Pedro de Paz, David Torres, Carlos Salem, Yanet Acosta, Marcelo Luján, José Ovejero...

Abrió la charla Rafael Reig haciendo una semblanza de la novela con su habitual estilo, el mismo que imprime a sus columnas. Habló de novela negra y de que esta nace como continuación de la novela picaresca, retomando la crítica social. Después se centró en “Las niñas perdidas” y en la temática que aborda para terminar diciendo que todas las mujeres llevan consigo una niña que perdieron por el camino, en alusión al título del libro. Nos dijo que a él le parecía que Cristina había reescrito Peter Pan después de leer a Leopoldo María Panero, una original definición, una más de las que ya nos tiene acostumbrados.

Cristina, según me confesó ella más tarde, al contar con un público que era mayoritariamente del gremio, se ahorró las típicas referencias a Chandler y a Hammett para centrarse única y exclusivamente en contarnos su impulso y sus motivaciones para escribir esta y otras novelas. Nos habló de la ventaja de la ficción frente al periodismo para tocar ciertos temas, entre ellos el abuso de menores y el crimen, elementos principales de la trama de su libro. Cristina aún mantiene esa rabia que todos hemos tenido de adolescentes y que ella conserva, lo que le da un punto de vista único para escribir y expresar sus ideas de manera cruda y, para algunos, salvaje, por lo que ha tenido bastantes problemas con críticos, compañeros y lectores. Pero lleva toda la razón cuando dice que es bastante curioso que la gente se escandalice cuando matan a un animal en un libro y no lo haga si se mata y tortura a una persona.

Hubo un par de preguntas que Cristina respondió y después se nos sirvió un vino que propició algunas tertulias entre los que allí estábamos, aunque al final terminamos subiendo a la barra. Después de pedir las consumiciones acabamos en la puerta de la librería charlando de diversos temas, ya que la tarde era buena y porque la ley antitabaco parece que no va muy bien con los escritores, entre los que me cuento, ya que habríamos estado estupendamente dentro echando un pitillo, pero las cosas son como son.

La velada terminó en la terraza de un bar en donde estuvimos cenando, aunque hubo tiempo para degustar unos gyn tonics en uno de los muchos garitos que pueblan la zona. Cristina me confesó que Victoria, la detective de “Las niñas perdidas”, tendrá continuidad en una segunda entrega. Y doy fe de que ha creado un personaje que merece esa continuidad.

domingo, 22 de mayo de 2011

Luis Gutiérrez Maluenda en los Sábados Negros

El pasado sábado 22 de mayo hubo un programa bastante completo en los Sábados Negros de la librería que lleva ese poético nombre: Traficantes de sueños. Si bien el jazz suele estar presente en las sucesivas veladas, en la pasada se erigió en protagonista.

Para empezar, Teresa Alonso nos hizo una introducción a la figura del pintor alemán de entreguerras Otto Dix, para analizar posteriormente una de sus obras más famosas, un tríptico llamado “Metrópolis” que surge en Dresde en 1928. El cuadro, en su parte central, nos presenta la opulencia de una sociedad en la figura de una pareja que baila el charlestón ante una banda de swing-jazz. Una escena llena de detalles, entre ellos un músico negro y una mujer fatal que se asemeja a un ángel caído. En contraste con esta escena principal, las de los lados son todo lo contrario. El pintor representa en ellas a prostitutas callejeras que andan por las calles desafiantes ante mutilados de guerra. Esta pintura es hoy en día un icono de los dorados años veinte. El nazismo le consideró un pintor degenerado e incluso llegaron a destituirle como profesor de la Dresdner Akademie.

A continuación, Manolo Rodríguez, coordinador de los Sábados Negros y habitual y hábil conductor de las veladas, nos presenta a Juan Claudio Cifuentes “Cifu”, ese mago que mantuvo durante siete años en televisión el mítico programa “Jazz entre amigos” y que continúa actualmente obsequiándonos con sus conocimientos en Radio Nacional de España. La intervención del catedrático empezó con una regresión a su niñez. Nos contó que nació en Francia, lo que favoreció que ya desde niño se acercara al jazz, llegando incluso a hacer novillos de sus clases, en ocasiones acompañado por un joven profesor, para escaparse a ver actuaciones y conciertos. Como también tenía la nacionalidad española, no quiso cumplir los 21 años en Francia y que le reclutaran para ir a primera línea en la guerra de Argelia. Así que se vino para España e hizo aquí la mili. Empezó a frecuentar un garito madrileño llamado “Whisky jazz” del que se hizo asiduo y terminó escribiendo en su revista, una publicación que se distribuía a suscriptores, por un período de ocho años. Fue entonces cuando junto a otro grupo de entendidos empezó a hacer sus pinitos en la radio, medio del que declaró no tener ni idea en aquellos años y del que se hizo un experto sobre la marcha. Tanto los artículos como los programas de radio no le reportaron ningún beneficio económico pero le hicieron lo suficientemente conocido como para que terminara de hacer de aquello su profesión, en la que aún sigue. Entre alocuciones, pudimos escuchar piezas de Duke Ellington y de Billie Holiday. “Cifu” hizo de su intervención toda una clase de jazz, mezclada con datos de su biografía y regada de comentarios jocosos que hicieron las delicias del público, pasando de puntillas por piezas que tenían que ver con bandas sonoras de cine y novela negra. Nos hizo ver su admiración por el gran Duke, del que no solo conoce su obra, sino un repertorio de anécdotas de él y de sus músicos. También nos dijo que ya le gustaría a él profundizar en otros géneros musicales, pero que le haría falta otra vida solo para saber todo lo que le gustaría de jazz.

Después, Manolo nos presentó a Luis Gutiérrez Maluenda, un ejecutivo informático que un día decidió dejarlo para escribir novela negra. El escritor nos hizo dos sinopsis de las respectivas novelas que presentaba ayer: “Mala hostia” y “Los muertos no tienen amigos”, incidiendo especialmente en el tipo de detective que había creado para cada una de las obras y en los diversos tipos de detectives que pueblan el panorama negro internacional. Nos comentó que la gente tiene una visión un tanto deformada de los prototipos sociales que aparecen en las novelas debido al cine americano, tendente a adornar las tramas y a los finales felices. Así, nos explicó que los mafiosos, al pertenecer a las clases sociales más bajas, jamás escuchaban ópera, como nos han hecho creer desde Hollywood, sino que escuchaban blues y jazz. “Cifu” se mostró de acuerdo y apuntó que no solo el cine, sino que el propio establishment tiende a maquillar la realidad. Así, nos desveló una anécdota de un investigador que buscando material en un archivo sobre los juicios de Nuremberg descubrió un informe de un sargento que indicaba que Glenn Miller no murió en un accidente de avión, como nos han hecho creer, sino en un burdel mientras estaba con una prostituta.

Luis continuó hablando de la novela negra americana, de la que se declaró admirador, muy especialmente de Raymond Chandler. Nos explicó que bajo su punto de vista era heredera de la novela enigma inglesa, pero que al transportarla al otro lado del Atlántico evolucionó hacia los parámetros que todos conocemos. Mientras que en el Reino Unido los personajes eran generales retirados y “ladys” que bebían mucho té, y el detective era una persona muy lista que resolvía crímenes imposibles, en Estados Unidos los personajes pasaron a ser marginales, los crímenes eran menos sofisticados y el detective era un hombre de la calle que se había criado en los mismos barrios que los mafiosos.

Nos habló sobre sus gustos al escribir. Y de que huye, entre otras cosas, de las descripciones sangrientas y de los elementos de casquería, por considerarlos innecesarios en la narración y de mal gusto.

Para terminar la velada, en un hecho nada habitual en los Sábados Negros, se nos ofreció una actuación en directo del grupo Satamatas, un sexteto compuesto por piano, dos saxos altos, guitarra, bajo y batería, que nos ofrecieron varios temas en directo.

Mientras el grupo preparaba sus instrumentos, aproveché para que Luis me firmara mis dos ejemplares. Y después me marché calle Embajadores arriba para salir a Mesón de Paredes y terminar cenando en la literaria y taurina taberna de Antonio Sánchez, que no puede haber sesión literaria sin sesión gastronómica. Y después aproveché la maravillosa noche para pasear por la Plaza Mayor haciendo un alto en el mercado de San Miguel y terminar desembocando en la Puerta del Sol y estar un rato con los indignados, viendo casi con emoción la testarudez de los jóvenes que por fin se han movilizado contra la democracia de los banqueros.

sábado, 21 de mayo de 2011

Presentación de “Llueve sobre la Habana”, de José Luis Muñoz

El pasado martes 17 de mayo, la librería Estudio en Escarlata volvió a albergar al maestro José Luis Muñoz, esta vez para presentar su última novela “Llueve sobre la Habana”. Como siempre que voy a estos saraos me encuentro con alguien, me distraje tomando una caña con mi amigo Armando Rodera y Arantxa, su chica. Ya en persona pude comentarle más despacio que me encantó su manuscrito, un thriller psicológico que ya merecería estar publicado. El caso es que cuando llegué a ese templo de lo negro, la presentación ya había empezado. Me senté en el único hueco que había, en primera fila. Cuando quise darme cuenta de que me había colado entre Luis Mateo Díez y Santos Sanz Villanueva a punto estuve de hacerme muy pequeño en la silla.

En realidad, la jornada acogía una presentación doble. Por un lado, la novela de José Luis Muñoz. Y, por otro, la novela “Erich el zurdo”, de Domingo-Luis Hernández. Fue Domingo quien en calidad de editor de “La Página ediciones”, editorial que ha publicado las dos novelas, nos habló de José Luis y su libro. Puede que el lector que compra una vez al año el premio Planeta no conozca a José Luis Muñoz. Pero los que, de alguna manera, estamos metidos en este mundillo sabemos quién es de sobra: un autor con una trayectoria de publicaciones y premios increíble. Ha publicado con Algaida y Planeta, por citar a dos de las grandes, pero también con editoriales medianas e independientes de nuevo cuño. Así que incidir en su trayectoria sin caer en la redundancia es labor imposible.

El editor alabó las virtudes de “Llueve sobre la Habana”, una novela que transcurre en la capital cubana y en donde proxenetas, chulos y jineteras se alternan y se entremezclan en los capítulos de la misma, cuyo hilo conductor es un asesino en serie que siembra de cadáveres la ciudad, y que será investigado por el inspector Rodríguez Pachón.

El autor fue breve en sus explicaciones. Se limitó a hacernos una sinopsis de la novela y a informarnos de que esta es una precuela de “Último caso del inspector Rodríguez Pachón”. Nos comentó que quizá se está convirtiendo en un escritor de precuelas, pues no es la primera con la que nos obsequia. Sin ir más lejos, “La frontera sur”, con la que José Luis ganara el Premio Internacional de Novela Negra de Carmona y que se publicó el pasado año, también era precuela de “Lluvia de níquel”.

Después tomó la palabra Luis Mateo Díez, que se encargó de valorar positivamente la obra de Domingo-Luis Hernández, “Erich el zurdo”. También nos comentó la trayectoria de Domingo-Luis en las islas afortunadas: profesor en la universidad, ensayista, articulista, animador y creador de eventos literarios, relatista, etc.

En los ruegos y preguntas, una voz se alzó de entre todas para tener una intervención de unos quince minutos. Una voz muy conocida para mí, por cierto, aunque tardé un rato en identificarla. Era mi admirado J.J. Armas Marcelo, culpable entre otras cosas junto a Rafa Reig de que, independientemente de lo que tenga que hacer los sábados, compre el ABC para leer sus artículos en “El cultural”. J.J. Armas, que más que hablar parecía que estaba dictando uno de sus geniales artículos, hizo un recorrido por las actividades de Domingo-Luis Hernández, aunque no todo fueron alabanzas.

Terminado el acto, José Luis Muñoz hubo de entretenerse más de la cuenta en la firma de ejemplares, entre ellos el mío. Tanto lo hizo que cuando salimos fuera todos se habían largado a tomar las cañas de rigor dejando a José Luis en la estacada. Mis amigos Lorenzo Rodríguez, José Luis Muñoz (el fotógrafo y columnista) y yo ofrecimos al autor tomar esa caña, aunque finalmente lo que hicimos fue buscar entre las terrazas de la calle Guzmán el Bueno a aquellos que le habían ofrecido esa caña primero. Y los encontramos. Nos despedimos del autor ya que a los tres nos dio un poco de corte sentarnos con el editor, el académico y los periodistas y nos fuimos a otra terraza aledaña. Aunque en ese mismo momento recibí un eseemeese en el que me hacían un encargo: un ejemplar de “Llueve sobre la Habana” dedicado. Así que hube de volver a la librería, comprar el ejemplar y volver hasta la terraza en la que habíamos dejado a José Luis para que me hiciera la dedicatoria. Y finalmente, pude tomarme esa caña tranquilo con mis amigos en una grata velada en la que nos hartamos a hablar de literatura.

domingo, 10 de abril de 2011

Presentación de “Violetas para Olivia”, de Julia Montejo

Me presentaron a Julia Montejo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Coincidimos en la presentación del libro sobre la Guardia Civil de Lorenzo Silva. Conversamos y vimos que teníamos en común que a ambos nos había contratado una novela la editorial Martínez Roca. El pasado jueves, Julia presentó esa novela en el Casino de Madrid, en la calle Alcalá, a tiro de piedra de la Puerta del Sol. El inconveniente fue que había que ponerse chaqueta y corbata en una tarde calurosa como pocas.

Cuando llegué saludé a la autora, que no paraba de recibir felicitaciones, y le apunté lo apropiado del marco incomparable del Casino para presentar la novela ya que el edificio merece la pena, arquitectónicamente hablando. Ella me dijo que no podía perderme la biblioteca gótica, dato que apunté para mejor ocasión como para mejor ocasión dejé el conversar con ella, muy ocupada en el que lógicamente era su día.

Entré al Salón del Príncipe con la novela bajo el brazo y tuve tiempo de situarme delante. En pocos minutos el salón estaba lleno, con gente de pie, incluso.

Abrió el acto don Mariano Turiel de Castro, presidente de la institución, un hombre cuya senectud, lejos de ser un inconveniente, da la impresión de que le otorga una sabiduría, una templanza y un saber estar que para sí querrían muchos jóvenes. Comenzó haciendo una semblanza de la institución y dando la bienvenida a todos. Se mostró orgulloso de que Julia, como socia, hubiera elegido el Casino para presentar su novela, a la que vaticinó un gran éxito dada la talla de la autora. Obvió leer el currículum vitae de Jorge Verstrynge, ya que a nadie se le escapa la trayectoria de este profesor universitario conocido además por sus muchas otras facetas. Jorge tomó la palabra y ejerció de presentador del evento ofreciéndonos unas pinceladas certeras de la autora y de la obra. Independientemente de ideologías o filiaciones políticas, a Jorge Verstrynge le pasa lo que a Joaquín Leguina, que da gusto escucharles hablar, porque poseen la categoría de la que adolecen nuestros actuales políticos. Pero ya se sabe que al que despunta un poco y es un intelectual, lo defenestran de inmediato de la escena política.

A continuación habló Carmen Fernández de Blas, a quien le gustó la novela de inmediato nada más leerla. No conocía a Julia y la citó para hablar con ella convenciéndose aún más de que debía publicar esa novela. Lo que no es extraño, pues Julia es de esas personas que gana mucho con su presencia. Además, como la editorial tiene la representación de los derechos internacionales, Carmen anunció en directo que habían mandado el manuscrito a diversos países y que ese mismo día Mondadori había adquirido los derechos para Italia.

Entre que el auditorio estaba lleno y el impacto de la noticia, Julia empezó a hablar de forma entrecortada. Y cuando agradeció a su marido el apoyo en su labor como escritora, no pudo más y se emocionó. Los que estábamos allí no pudimos por más que dar un aplauso a esta mujer que luchaba por aguantar el tipo entre un cúmulo de sensaciones muy intensas. Nos habló de “Violetas para Olivia” y agradeció la presencia de todos. Pero lo mejor es que la leáis, no os va a defraudar.

Como me imaginaba que la cola iba a ser larguísima me situé en la misma rápidamente y tuve el honor de ser el primero en recibir la dedicatoria. Julia estaba de pie hecha un manojo de emociones, con el pulso poco firme, como es lógico. Le dije que se sentara y que se tranquilizara, porque aún le quedaba un buen rato por allí en vista de toda la gente que esperaba la dedicatoria. Le pregunté que si sabía lo de Mondadori y me dijo que no, que era la primera noticia, cosa que ya me imaginaba yo por la cara que puso cuando lo anunció Carmen. Sin más, le deseé suerte y me marché todo encorbatado a tomar unas bravas y una cerveza en Sol, pues la noche era espléndida. Y con la alegría propia de ver cómo a una compañera le había salido tan bien su presentación.

Julia Montejo (Pamplona) es periodista por la Universidad de Navarra y máster de Guión, Producción y Dirección cinematográfica por la Universidad de California-Los Angeles (UCLA). En Estados Unidos ha sido guionista y analista en el cine y la televisión. Escribió y dirigió la película No Turning Back (Sin retorno), que cosechó más de 20 premios internacionales, entre ellos el premio ALMA (la versión latina de los Oscar) a la mejor película latina independiente.

En los últimos años ha compaginado la actividad docente en la universidad con su trabajo como guionista en distintas series de televisión. Siete vidas, Motivos personales, Cuestión de sexo o Gavilanes son algunas de ellas.

Con su primera novela, Eva desnuda, resultó finalista del Premio Ciudad de Torrevieja 2005. La novela fue publicada en 2006.

Recientemente los estudios norteamericanos Twentieth Century Fox han adquirido los derechos de uno de sus guiones para producirlo internacionalmente.

lunes, 21 de febrero de 2011

Presentación de "El círculo alquímico" en Toledo

Hoy no voy a hacer la crónica de la presentación de mi novela en Toledo. La razón es que tuve la agradable sorpresa de conocer a S.Cid en persona, una amiga hasta ahora virtual y que dirige el blog Finis Terrae. Y ella ha tenido la amable gentileza de hacer la crónica en su blog. Como yo no la haría mejor, os la transcribo aquí con el permiso de ella.

Yo solo tengo que decir que lo pasé estupendamente y que siento sensaciones muy especiales cuando los lectores van a verme y a que les firme un ejemplar, es indescriptible.

Os contaré la anécdota de que perdí el tren para Toledo confiado en que salía a las cuatro cuando en realidad salía a las tres y media. Mi prologuista, mi queridísima amiga Virtudes Reza, llegó a las dos de Algeciras e incluso estuvimos haciendo tiempo después de comer para coger el tren. Al final, el taxista que nos cogió, en principio para ir hasta mi barrio a por el coche, nos llevó a Toledo en el taxi a precio cerrado y, además, nos contó su vida. De novela, os lo aseguro.

La cena en Toledo fue bonita ya que, además de Virtudes, estuvieron conmigo mi hermano y mi cuñada y Paloma, una lectora de Murcia simpatiquísima que vino a la presentación. Solo por estas cosas, escribir merece la pena, os lo aseguro. Por cierto, es la primera vez que pido la carta de vinos y la camarera me trae tres botellas y me dice: “Esto es lo que hay”.

Bueno, ya me callo y os dejo con la estupenda crónica de S.Cid. Y os pongo unas fotos cedidas por Paloma.

CRÓNICA DE S.CID:

El pasado diciembre, Paco Gómez Escribano nos contó en su blog que iban a publicar una novela suya. Durante las semanas siguientes, nos fue informando de cómo avanzaba el proceso hasta que, por fin, la novela estuvo en la calle. Hubo una primera presentación (el pasado 15 de enero), en la librería Estudio en Escarlata, a la que quise asistir aunque, por razones que no viene ahora al caso, me fue imposible hacerlo. Afortunadamente, había una segunda oportunidad: la que tuvo lugar el viernes pasado, 18 de febrero, en la librería Taiga de Toledo. En esta ocasión, nada se interpuso en mi camino y pude asistir al evento literario.

Como soy de natural tímido, compliqué a una amiga en la aventura y allí que nos plantamos las dos, una hora y pico antes de que comenzara el asunto. Tuvimos oportunidad, por ello, de ver cómo se preparan los entresijos de una presentación literaria y hacerle algunas fotos al asunto. Por fin, a la hora fijada, aparecieron, además del público, Paco y las dos personas que le iban a acompañar aquella tarde: Virtudes Reza, poeta algecireña que le ha escrito el prólogo, y su editor, Jesús Muñoz.

Comenzó hablando Virtudes, quien señaló que la novela debía ser abordada desde dos puntos de vista: la forma en que está escrita, pues se apoya sobre una gran cantidad de diálogo que la hace muy dinámica; y desde un punto de vista esotérico, pues cada personaje va buscando y, finalmente, encuentra un porqué a su existencia, hasta el punto de que alguno de ellos la ve modificada. Añadió, además, que no es posible encasillar la novela en un solo estilo. Está construida a partir de una consecución de tramas, muy bien tratadas, una de las cuales, que en principio parece secundaria, acaba por convertirse en la principal, de manera que nada es lo que parece.

Jesús Muñoz, el editor, nos contó que este año, precisamente, se cumple el decimoquinto aniversario de la editorial, cuya línea a seguir, desde un principio, se apoyó en dos pilares: uno, la supervivencia, claro; el otro, Toledo. Con la Editorial Ledoria querían, dijo, difundir el nombre de Toledo, lo cual han conseguido. Pero añadió que, además, se ha producido el efecto contrario, pues de un tiempo a esta parte, muchas personas procedentes de fuera de Toledo, como Paco, se han interesado por la Ciudad Imperial.

Llegó después el turno a Paco, quien comenzó diciendo que la escritura es un proceso largo y a veces difícil.Nos contó que él no es profesor de literatura, sino de electricidad, lo cual puede ser chocante vista su faceta de escritor, pero que desde siempre ha sido un lector compulsivo de novelas y que ello le llevó a escribir. Comenzó haciéndolo no para publicar, sino para los conocidos. Sin embargo, con el paso del tiempo, sintió muchas ganas de publicar una novela.

En cuanto a El círculo alquímico, dijo que había escrito la novela que le apetecía leer: en principio una novela de intriga que luego mezcló con la alquimia. Y, señaló que, precisamente desde el momento en que decidió que la alquimia fuera el trasfondo de la historia, Toledo se convirtió en el lugar elegido para su desarrollo, pues le ofrecía todo lo que necesitaba. Así pues, no escogió Toledo por casualidad: la alquimia está inmersa en todas las culturas del planeta y Toledo (junto con Jerusalén y El Cairo, ciudades donde también transcurre la historia) son lugares que albergan las tres culturas. La novela, pues, es un viaje geográfico (visita, como ya se ha indicado, no sólo Toledo, sino también Jerusalén y El Cairo), pero también es un viaje iniciático y espiritual.

Paco nos contó que ha querido escribir una novela dinámica y entretenida, donde sucedan cosas, alejándose del tipo de novela sesuda donde, en realidad, no pasa nada. Hay escritores, dijo, que escriben muy bien, pero que no saben contar una historia, que es justo lo que él pretendía lograr. Se trata, pues, de una novela donde hay buenos y malos, con mucho diálogo, de manera que los personajes no sean planos (herramienta, la del diálogo, que utiliza, junto con la de la voz del narrador, para caracterizarlos).

Señaló que no tiene claro en qué género podría englobarse la novela. En la librería Estudio en Escarlata, dijeron de El círculo alquímico que era un thriller esotérico. Según Paco, es una novela que tiene tintes negros, hay muertos, pero no es propiamente una novela negra pues también es una novela de amor. En cualquier caso, consiguió lo que perseguía porque, como lector, le apetecía leer una novela donde existiera una fusión de géneros.

Como información adicional, nos contó que ha tardado un año en escribir El círculo alquímico debido al gran trabajo de documentación que debió realizar. Hubo de investigar sobre manierismo, el Greco, la restauración de frescos e, incluso, sobre jerarquía eclesiástica. Fue, pues, el trabajo de investigación el que requirió mayores esfuerzos pero, señaló, cuando rebasó las 200 páginas supo que la iba a terminar.

Después de su exposición, comenzó el turno de preguntas. La primera de ellas interrogó sobre, precisamente, este último punto: dado el hecho de que haya tardado un año en escribirla, incluyendo en ello todo el tiempo que le requirió documentarse, se le preguntó cuántas horas escribía al día. Paco contestó que unos días escribía más y otros menos, pues iba simultaneando ambas tareas: investigación y escritura, pero que, por lo general, no suele escribir más de tres horas al día, porque, si excede esa cantidad, deja de rendir.

Partiendo de un comentario que el mismo Paco había referido sobre el hecho de que, en su primera novela, descubrió que, cuando había alcanzado la página 100, no recordaba lo que había escrito en la primera, una segunda pregunta le interrogó acerca del método que utilizaba para evitar estos olvidos. Paco contestó que en aquella primera novela lo que hizo fue volver atrás y realizar un pequeño resumen de cada capítulo. Luego, con las sucesivas novelas, fue adquiriendo eso que se llama oficio y ahora no tiene problemas. Además, nos contó que él piensa muy bien las tramas y cuando se pone a escribir lo tiene todo muy claro.

Hubo otras preguntas y algún comentario más de Virtudes Reza, y luego hubo un vinito con su aperitivo, al que Paco se sumó después de haber firmado los ejemplares de aquellos que estábamos allí, como el mío:

Dedicatoria a S.Cid

Me gustó mucho la experiencia (era la primera vez que acudía a la presentación de un libro). Me lo pasé muy bien, aprendí, conocí a Paco (con quien me hubiera gustado hablar más, pero él tenía que atender a mucha gente y, además, recuérdese mi carácter retraído), me llevé mi ejemplar firmado y, como premio final, me regalaron una preciosa lámina con el mapa de Toledo que ilustra la portada del libro (cuya reseña, por cierto, aparecerá por estas páginas de Finis Terrae en cuanto lea la novela).

Fue una tarde perfecta. ¿Qué más se podría pedir?

Bueno..., puestos a pedir..., se podría pedir que el libro de Paco empiece a correr por ahí, pero, realidad, eso ya ha empezado a hacerlo.