Rosas negras,
espinas de alfileres
que se clavan en la carne
de mi cerebro.
Malditos pétalos de la agonía
que desgranan este amor, que perdura,
en la amnesia del beso de la muerte.
Rosas negras,
dementes en los ventiladores del Infierno,
que airean la maldad,
hasta el límite de la voluntad,
y destrozan los retales de felicidad,
del mendigo que aspira,
el último sorbo de oxígeno,
esperando la resurrección de miembros mutilados.
Rosas negras,
putrefactas, malolientes en recuerdos,
en risas que acarician el polvo,
de la carretera,
destino a una habitación oscura,
¡testigo de un amor enfermizo!
Rosas de venganza,
rosas negras,
rosas en la metástasis,
del cuerpo,
sin gravedad letal,
sin dignidad humana,
en el consentimiento,
de un puzzle macabro.
Rosas negras,
en la torre vigía,
del horizonte que no existe,
en el levante otoñal,
de un futuro pasado,
arrastrado a las rocas de la incertidumbre,
que zozobra sin respiración.
Rosas negras,
rosas dolientes en el pecho desnudo,
en el cuerpo desnudo,
en el alma desnuda,
en la entrega total,
sin condiciones,
de un corazón desgarrado,
hecho jirones desconsolados,
en el dolor abstracto,
punzante hasta la extenuación.
Rosas negras,
en el requerimiento
de miradas que no llegan,
que no llegarán,
que se pierden por el camino de la sangre,
por el reguero del acantilado,
de la vida que se pierde,en el segundo maldito.
espinas de alfileres
que se clavan en la carne
de mi cerebro.
Malditos pétalos de la agonía
que desgranan este amor, que perdura,
en la amnesia del beso de la muerte.
Rosas negras,
dementes en los ventiladores del Infierno,
que airean la maldad,
hasta el límite de la voluntad,
y destrozan los retales de felicidad,
del mendigo que aspira,
el último sorbo de oxígeno,
esperando la resurrección de miembros mutilados.
Rosas negras,
putrefactas, malolientes en recuerdos,
en risas que acarician el polvo,
de la carretera,
destino a una habitación oscura,
¡testigo de un amor enfermizo!
Rosas de venganza,
rosas negras,
rosas en la metástasis,
del cuerpo,
sin gravedad letal,
sin dignidad humana,
en el consentimiento,
de un puzzle macabro.
Rosas negras,
en la torre vigía,
del horizonte que no existe,
en el levante otoñal,
de un futuro pasado,
arrastrado a las rocas de la incertidumbre,
que zozobra sin respiración.
Rosas negras,
rosas dolientes en el pecho desnudo,
en el cuerpo desnudo,
en el alma desnuda,
en la entrega total,
sin condiciones,
de un corazón desgarrado,
hecho jirones desconsolados,
en el dolor abstracto,
punzante hasta la extenuación.
Rosas negras,
en el requerimiento
de miradas que no llegan,
que no llegarán,
que se pierden por el camino de la sangre,
por el reguero del acantilado,
de la vida que se pierde,en el segundo maldito.
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