Páginas

Al otro lado

Al otro lado
"Al otro lado", de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-15352-66-2.
Comprar libro
en Estudio en escarlata, aquí.

Comprar libro
en El Corte Inglés, aquí.


Presentaciones:

Sábado, 27 de abril a las 12 h. en la Feria del libro de Granada, en el Centro de Exposiciones de CajaGRANADA Puerta Real. Me acompañará en la presentación el compañero de Granada Jesús Lens. Y a las 13 horas firma de ejemplares en la Caseta de Firmas.

Sábado, 20 de abril, de 11 a 13 h. y de 17 a 20 h. en la Feria del Libro de Fuente el saz de Jarama.

Sábado, 26 de enero a las 20 h. en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan. Me acompañará en la presentación el compañero de Ciudad Real José Ramón Gómez Cabezas, autor de "Réquiem por la bailarina de una caja de música", de la Editorial Ledoria.

Martes, 23 de octubre a las 19.30 h. en la librería Estudio en Escarlata (Guzmán el Bueno 46, Madrid). Si no puedes acudir y queréis un ejemplar firmado, ponte en contacto con ellos y pídeselo (91 543 0534). Te lo enviarán por correo.

Miércoles, 24 de octubre a las 18 h. en Getafe Negro (Carpa de la Feria del Libro). A las 20 h. participaré en una mesa redonda con otros compañeros de la Editorial Ledoria titulada "En los arrabales de la Novela Negra.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Querido Caín

Hay libros que buscamos, otros nos los encontramos y otros, sin más, vienen a ti. “Querido Caín”, del aragonés Ignacio García-Valiño vino a mí a través de mi hermano, a quien, a su vez, le había pasado el libro otro amigo. Como curiosidad diré que la novela fue finalista del “V Premio de Novela Ciudad de Torrevieja”, segundo mejor dotado en España después del Premio Planeta y que el autor, a quien no había tenido el gusto de leer, es colaborador habitual en prensa y en publicaciones de psicología.

Tardé poco tiempo en leerlo porque es ameno y el tema está de candente actualidad. El protagonista es un crío de trece años, Nico, que presenta trastornos graves de conducta y hace la vida imposible a su familia. La trama se fundamenta en que la familia, que ya no sabe que hacer con el chaval, acude a un psicólogo que va investigando la psique del niño como un detective investiga el delito en una Novela Negra.

El desarrollo de la trama es una reflexión sobre si el mal puede venir implícito en una persona desde que nace o el malvado se va haciendo poco a poco de avatar en avatar en la vida.

Al parecer, la novela tiene mucho de autobiográfica y está hecha con rigor, ya que el autor es psicólogo infantil. Debida a su gran experiencia acumulada, Ignacio desarrolla un trhiller psicológico que explora las raíces del mal y su influencia sobre las personas. Además, según declaraciones del propio autor, Nico, el protagonista, tiene mucho del chaval que le torturó a él cuando era pequeño y que hizo que el autor tuviera que cambiar incluso de colegio.

La novela es trepidante y el final espectacular. El libro, como ya he comentado, vino a mí, y lo mismo que vino, se fue, a las manos de su dueño. Un libro no elegido por mí. Al contrario, él me eligió a mí. No sé cómo habrán funcionado las ventas, pero si podéis, leedlo, no os arrepentiréis.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Los profesores revestidos de autoridad pública en Madrid

Acaba de aprobarse el anteproyecto de ley por el que los profesores de la Comunidad de Madrid van a ser considerados autoridad pública. La lástima es que esta medida no se extienda a todo el territorio nacional, pero algo es algo. Para los que van de falsos progres y no les gusta que el ejército vaya en los atuneros ni que el ejército dispare en las guerras ni que la policía detenga a los delincuentes, la medida es exagerada. Pero la verdad es que hacía falta. Aún recuerdo hace dos años las amenazas y el intento de agresión por parte del novio de una niñata de E.S.O. a un compañero siendo yo jefe de estudios. El profesor denunció y fue tratado como si las amenazas hubieran sido hechas a un particular en la calle. Hay que recordar que los profesores están siendo agredidos moral y físicamente por alumnos y padres ejerciendo la profesión en sus puestos de trabajo. Y que la autoridad de la que antes gozaba un docente por el simple hecho de serlo se ha perdido. Por tanto, es evidente que había que actuar. La medida no nos va a convertir en policías, como van diciendo por ahí algunos insensatos. Sólo va a permitir que quien agreda a un maestro tenga pena de cárcel, lo que hará que muchos padres y alumnos se lo piensen antes de ejercer la violencia. Además, nuestro testimonio tendrá presunción de veracidad.

La medida devolverá a los profesores su dignidad, erosionada tras el paso de las sucesivas reformas educativas que han convertido la Educación en un fracaso. Y a lo mejor, a partir de ahora, los docentes podemos reconducir un poco la dinámica diaria de las aulas sin tener que aguantar cachondeos e insultos. Queda mucho para que la Educación en España alcance los niveles de nuestros vecinos europeos. Pero por una vez, sin que sirva de precedente, desde una institución pública se me envía un mensaje de esperanza. Esperemos que alguien comprenda alguna vez que no se puede mantener la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, que los bachilleratos deberían ser más largos y que en la formación profesional habría que impartir las asignaturas que se daban antes, es decir, matemáticas, inglés, etc.

Publicado en El Mundo (28-XI-2009)

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Tus fragancias

La estancia se inunda de fragancias,

de tu indeleble presencia,

y de recuerdos perdidos

que evocan tu ausencia.

Silueteo en el aire

canciones de tonada muerta,

que retrotraen mis delirios

a pasados de dulce esencia.

Me muero, lloro y sonrío,

en laberintos callados,

en difuntas ideas,

de tormentos alejados.

Miro la noche sin luna

que invade mi ventana,

me lleno de oscuridad,

y mis fantasmas me llaman.

Evoco momentos perdidos,

que viajan en lejanos trenes,

ya inalcanzables, silentes,

ignorados en tristes andenes.

Tus fragancias desaparecen,

se van igual que vienen,

me provocan el vacío,

de pesadillas durmientes.

Pensamientos marchitos


Busco la luz en un paisaje desolado,

donde sólo hay pesadumbre y pesar,

y sólo encuentro el peso de mi alma,

que se desangra por los recovecos helados,

de un espíritu solitario y triste.

Vuelan los cuervos delineando el horizonte,

en el territorio de las ánimas,

donde la muerte viaja en primera clase,

y las sombras acechan al caminante,

para robarle sus recuerdos felices.

Cantan en silencio las sirenas del averno,

tristes y cautivas de la melancolía,

adornadas con flores marchitas,

que se posan sobre la piel pálida y contraída,

y que anuncian la decadencia del día.

Mi corazón se ha secado,

como mis lágrimas,

que han dejado de manar,

mis recuerdos se han eclipsado

por los desagües del amor extinguido.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La fiesta de las sobras

Hace unos días, después de trabajar toda la tarde, llegué al barrio y aparqué el coche. Y cuando me dirigía al portal pasé por el Lidl que está enfrente de casa. ¿Qué hará tanta gente en la puerta del súper estando ya cerrado? –pensé-. Me lo tomé con calma y decidí saciar mi curiosidad, Así que, a pesar del frío, me encendí un cigarro y me senté en la baranda del portal. Quedaba poca gente ya por la calle, ya digo, la temperatura no invitaba a andar por ahí y además era la hora de cenar. Apoyadas en la fachada de un blanco impoluto se silueteaban las figuras de seis señoras rumanas de etnia gitana con sus pañuelos cubriendo las cabezas y anudados a sus cuellos. Charlaban animadamente y unos diez niños correteaban por la acera jugando. Se les veía felices, tanto a ellas como a las criaturas, ya digo, sonrisas a tutiplén, conversación animada y la algarabía de los críos. Yo no es que estuviera muy feliz que digamos. A esas alturas, el frío empezaba a hacer mella pero mi obstinada curiosidad se resistía a abandonar el escenario con las dudas iniciales. Me encendí otro cigarrillo y seguí esperando. Junto a ellas estaban sus carritos de la compra. Pensé que estarían esperando a sus maridos o qué sé yo.

Siguieron pasando los minutos y la escena persistía, reiterativa y sin sentido. Parecía como si el frío y el mundo en general no les afectara. Estuve a punto de desistir y marcharme para casa pero, de pronto, se abrieron las puertas del súper y un empleado sacó el cubo de la basura. Tanto ellas como los críos se arremolinaron en torno a él entre sonrisas y gritos de júbilo. Lo volcaron en la acera y llenaron sus carros. Allí había un poco de todo: conejo, pollo, pan de molde, leche, etc., todo caducado. Cuando terminaron su labor, esas madres llevaban los carritos llenos para sus casas. Y los niños daban saltos de alegría alrededor de ellas.

Todavía me quedé unos minutos para contemplar el silencio que se instauró en la acera donde minutos antes había regido el rumor de palabras y risas. Luego me fui para casa y me hice un par de preguntas. La primera tuvo que ver con la paradoja de que exista gente que tiene que coger la comida de la basura en los países llamados ricos. La segunda estuvo relacionada con la felicidad que vi en esos rostros antes, durante y después de la fiesta de las sobras. Y cuando me puse a hacer la cena con comida, esta sí, pagada, me prometí a mí mismo que al día siguiente intentaría dibujar en mi cara un porcentaje, aunque fuera pequeño, de la felicidad que vi en los rostros de estas personas.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Presentación de “As de espadas”

Ayer volví a visitar la librería “Estudio en escarlata”, que todas las semanas hace presentaciones de libros. La pasada tarde le tocó el turno a “As de espadas”, de Javier Otaola, acompañado de Alejandro Gallo, que no hace mucho también presentó allí su “Operación exterminio”. Cuando llegué no había nadie, las presentaciones en esta librería suelen ser familiares, de ahí su encanto. Busqué la novela para que posteriormente me la firmara Javier. También busqué “El viaje íntimo de la locura”, de Roberto Iniesta, pero el librero me dijo que se había agotado. Así que me cogí la última de Landero a quien todavía no he tenido el placer de leer. Lo que pasa es que leí una entrevista al autor en el “Qué leer” y me pareció un señor muy simpático.

Lo de Iniesta, que como sabéis es el alma mater del grupo de rock “Extremoduro” y, en mi opinión, uno de los mejores poetas españoles, merece un capítulo aparte. Resulta que ha escrito su primera novela y la ha publicado con la editorial “El hombre del saco”, a la que nadie conoce. Si hacéis una búsqueda en Google, de la editorial ni rastro. Aun así, el libro se ha aupado hasta las listas de los 10 más vendidos de todos los puntos de venta y revistas especializadas, escalando hasta los primeros puestos.

Volviendo a Otaola, Alejandro le presentó como un autor de ensayos de diversas disciplinas y como escritor de Novela Negra, profesión para la que le habrá servido de mucho su otra ocupación, la de abogado. Al tomar la palabra, el escritor dijo sentirse fascinado no por el crimen en general, sino por las personas normales que, en un momento dado y tras llevar una trayectoria vital impecable, cometen un crimen. Habló de la policía, más concretamente de la Ertzantza, cuerpo policial al que pertenece su personaje Felicidad Olaizola, inspectora y lesbiana, y para el que él mismo ha dado varios cursos de formación. Y de la realidad del País Vasco, en donde la policía, además de luchar contra el crimen organizado, como en todas partes, vive las connotaciones especiales del ambiente abertzale.

Además, se declaró masón, cosa que creo que los que estábamos allí ya sabíamos. Y reveló que la residencia que aparece en su novela como escenario del crimen, en realidad existe, aunque con otro nombre.

Bueno, pues al final me firmó mi ejemplar con una dedicatoria en inglés, no sé qué se le pasaría por la cabeza. Y me marché de allí a hacer mi acostumbrada ruta, ya sabéis, el indispensable bocata de jamón ibérico y mi copita de Rioja. Después y, como de carambola, me metí a la sala Galileo Galilei, que está a tiro de piedra de la librería. Me pareció interesante ver la actuación de Javier Krahe, que sigue tan delgado como siempre y con su pelo y su barba más blancos que nunca.

En fin, que la velada fue agradable con Literatura, Gastronomía y Música. Que haya muchas como ésta.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Insulto a la inteligencia

“Es un insulto a mi inteligencia”, le decía Michael Corleone a su cuñado cuando éste negaba su implicación en el asesinato de Sony, hermano mayor de aquél. Desde entonces, la frase ha quedado impresa en el inconsciente colectivo y es utilizada recurrentemente. Me apropio de la misma para decir que es un insulto a la inteligencia y al sentido común la puesta en escena de la plana mayor del Gobierno la mañana siguiente a la liberación de los pescadores del Alakrana. Ahora que ya podemos hablar después de la ley del silencio, hay que joderse, hay que decir que España ha pagado y los secuestradores han soltado a los rehenes, punto. De ahí a considerar el hecho un éxito del Gobierno media un abismo. Otra cosa es que el ejecutivo hubiera planeado una operación militar; o que los inexistentes infantes de marina hubieran repelido la agresión desde el barco antes del abordaje. Entonces sí. El Gobierno lo único que ha hecho es negar que los soldados vayan en los barcos, de ahí el secuestro. Después ha cedido al chantaje. Y luego ha dado orden de perseguir a los desarrapados de los kalashnikov. Resulta que con las dos fragatas mejor equipadas del mundo, el helicóptero, la lancha rápida y el copón de la baraja, no han sido capaces de cogerlos. O sí, pero ha sido un paripé, que yo ya no me creo nada. Que estos han sido capaces de pactar con los piratas hasta su huída. O si no, ¿qué es esto? ¿Una peli de Berlanga? ¿Una guerra de las de Gila?

Lo de los secuestros clama al cielo. Que los europeos tengamos los ejércitos más avanzados y que no podamos con esas bandas de mercenarios es increíble. Lo que ha hecho el Gobierno es fomentar la piratería pues, al conseguir pasta, los piratas seguirán abordando. Incluso hemos subido el caché, ya que hemos pagado el rescate más caro hasta ahora. Y como, al parecer, se ha pactado el regreso de los compinches que tenemos aquí detenidos, están presionando a la Judicatura intentando quitar cargos. A ver cómo manipulan al fiscal cuya acusación rebasaría con mucho los cinco años de condena que exige la Ley de Enjuiciamiento Criminal como límite para los juicios rápidos (Ley 38/2002, art. 795).

Ya digo, lo que más me indigna es que lo presenten como un éxito de la diplomacia. Somos muchos a los que todavía nos quedan unos gramos de sentido común por mucho que piensen que somos tontos. Y para los que toda la gestión de principio a fin es un insulto a la inteligencia.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Encuentro en la Besteiro

La Escuela Julián Besteiro, dependiente del sindicato UGT, es algo más que una escuela. Sí, dan cursos para trabajadores y desempleados, pero sobre todo se distingue por su implicación en la organización de eventos. Actos en forma de seminarios, conferencias o cursos que tienen que ver con la memoria histórica o con temas de actualidad política. Pero también con la Cultura, pues hacen ciclos dedicados a poetas, cineastas y a artistas plásticos entre otros representantes de diversas disciplinas artísticas. No obstante, este año están echando el resto organizando diversos eventos relacionados con la Novela Negra. Y, por lo que se ve, según me comentaba esta misma tarde el director de la escuela, van a seguir en la misma línea el año entrante en el que piensan organizar unos talleres dedicados al género.

Pues bien, hoy tocaba una interesantísima conferencia titulada “Límites y contaminación entre la realidad y la ficción. ¿Periodista de día y novelista de noche?”, con tres primeros espadas que son o han sido periodistas y además novelistas de género negro: Juan Madrid, Rafael Reig y Carlos Quílez. La presentación y moderación ha corrido a cargo del, una vez más sensacional, Paco Camarasa, dueño de Negra y Criminal de Barcelona que ya nos sorprendió en septiembre en la Besteiro impartiendo el curso” De Edgar Allan Poe a Stieg Larsson. Historia de la novela negrocriminal”, en el que los aficionados nos pudimos deleitar con sus exposiciones.

Hablaron por este orden, Juan Madrid, Rafael Reig y Carlos Quílez, exponiendo sus particulares puntos de vista sobre el oficio de periodista. Y los tres coincidieron en manifestar las dificultades de los profesionales libres en los medios de comunicación, controlados cada vez más por intereses políticos y empresariales, cada vez más siniestramente fusionados. Luego vino el turno de preguntas y yo expuse que, lógicamente, no todos los novelistas son periodistas, pero que cada vez son más los que cambian el oficio de la columna, la crónica o el reportaje por la novela. Ante mi pregunta de que si la novela era el último territorio de la libertad de expresión del periodista la respuesta fue contundente: “sí”. Después silencio. “Es que no te podemos decir más –decía Carlos Quílez-, es que lo has clavao”.

Tras la ronda de preguntas, Juan me miró y me dijo de echar un cigarro fuera, que ya llevábamos allí hora y media. Así que salimos con Rafael Reig a ejercitar el vicio, segregados en una esquina del patio exterior. Lo que allí hablamos empezó por mi pregunta a Rafael Reig respecto a por qué había dejado de escribir su columna diaria en un diario de tirada nacional de cuyo nombre no quiero acordarme. A partir de ahí se generó una amena conversación que duró por lo menos una hora y tres o cuatro cigarrillos y que me reservo por confidencial. Tan entretenida estuvo la charla que me perdí el corto programado para después de la conferencia, pero se da por bueno. Cuando volvimos a entrar todo el mundo estaba en el catering cortesía de la escuela y yo subí al salón de actos porque me había dejado allí mis cosas. Me despedí de Juan que, amablemente, siempre me pregunta que cómo me va con la publicación de mi primera novela y cuando llego al salón de actos y veo mi ejemplar recién adquirido de sus “Cuentos completos” que llevaba para que me lo firmara me di cuenta de que tendría que ser en otra ocasión. Así que salí a la calle y subiendo la calle Azcona me lo vuelvo a encontrar en camarilla con Reig, Camarasa y el director de la Besteiro. Tuve la suerte de subir charlando de nuevo con Juan hasta Francisco Silvela y volverme para casa con el libro dedicado y Juan, quizá porque siempre nos vemos esporádicamente, tuvo el detalle de escribirme su teléfono. “Si no te publican la novela me llamas, a ver qué se puede hacer” –me dijo-. Qué tío más majo.

Enhorabuena a los espadas, al profesor, moderador y librero y, por supuesto, a la Besteiro.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Un día tranquilo

Los sábados molan. Casi es como un día de diario porque no cierran los comercios pero no tengo que ir al trabajo. Me levanté y me tomé el café con mi cigarrito y estuve dos horas escribiendo mi ya cuarta novela. No me merece la pena estar más tiempo porque a partir de ahí no rindo. Así que me bajé para contemplar el barrio en plena ebullición. Me fui al bar, me pedí un café y ¡bingo!: el periódico estaba libre. Salvo por una familia súper numerosa de las de abuelos, padres, amigos de los abuelos y niños correteando, el ambiente era soportable, sólo alterado por risotadas de las susodichas abuelas y por los corrimientos de sillas de los críos ante la pasividad de los padres.

Más tarde acudí al súper para agenciarme una menestra riojana que consumí a la hora de la comida: deliciosa. Pero antes de eso me fui a otra cafetería mucho más tranquila y al parecer no descubierta por la mencionada familia de antes. Estuve cerca de una hora leyendo “La mano izquierda del diablo”, una policíaca de Paolo Roversi que el autor me dedicó en su día en la presentación que tuvo lugar en “Estudio en Escarlata”. Una buena novela no tiene que ser de una gran editorial ni de un autor conocido, es lo que le pasa a ésta. Hay que aplaudir la iniciativa de “Vía Magna” que, últimamente, está publicando muy buenas novelas policíacas de autores no conocidos.

Pues lo que decía, al subir a casa aliñé la menestra con un poco de sal y aceite, de escándalo. Luego eché las dos horas reglamentarias de siesta de sábado. Al despertar, pues lo típico, otro café y otro cigarrito. Y vuelta a escribir mi novela. Después, tomé la línea 5 del Metro con dirección a la Gran Vía con la de Roversi bajo el brazo, el Metro sigue siendo un buen lugar para leer. Había quedado con mis amigos Pilar y Jorge, algecireños, buenos médicos y mejores amigos. Habían venido a Madrid a hacer un examen y estaban que se caían de sueño. Bueno, pues de tranquis, de forma que les llevé a la calle San Bernardo a enseñarles “El paraíso del jamón” que es un museo del buen fiambre, que decimos aquí, o de las buenas chacinas, que dicen en Algeciras. El bocata de jamón de bellota acompañado por el buen Rioja que pusieron frente a mi feliz rostro, extático ante tal visión, no tiene precio. Como tampoco tuvieron desperdicio las horas que pasé charlando con mis dos buenos amigos, hábiles conversadores y dos muestras vivientes del mejor humor algecireño. Espero volver a verles pronto, quizá allá por diciembre pase por Algeciras. Echo de menos el montadito en la Brujidera, los pinchos de Lizarran, el cafelito en Montes y el airecito del Hurricane que, por cierto, es donde comienza mi cuarta novela.

jueves, 12 de noviembre de 2009

El esperpento en la crisis del Alakrana

Sólo me alegraré de una cosa en la resolución de la crisis del Alakrana según el criteriode nuestro gobierno: de la liberación de los pescadores y del fin de la angustia de ellos y de sus familias. Pero no puedo estar contento por nada más. Resulta que nos tenemos que ir a pescar donde Cristo perdió el mechero porque hemos esquilmado nuestros mares. Pero de ahí a que una banda de macarras con kalashnikov y lanzagranadas secuestren a los trabajadores que van en los barcos media un abismo. Primero, si se pesca en aquel caladero es porque los países que ponen allí a sus pesqueros pagan una millonada, no sale gratis. Por tanto, según la legalidad internacional, los barcos están allí con plenos derechos. Y segundo, un barco con estandarte español en alta mar es territorio español, cosa que estos tíos de los fusiles se pasan por el forro de sus caprichos, avalados por sus abogados londinenses cuyos bufetes se están forrando con los rescates.

Creo que ningún gobierno debería permitir el abordaje de sus pesqueros y me parece de sentido común el que en los barcos vayan militares armados hasta los dientes, ya que los secuestradores no son hermanitas de la caridad. Para eso y para otras cosas está el ejército. Creo también, que un gobierno no debería ceder al chantaje de estos tipos y que debería resolver militarmente todos los secuestros que se produjeran. Con esta gente de los lanzagranadas no hay nada que hablar.

Particularizando en el caso español, resulta particularmente esperpéntico el lío que están montando con los dos secuestradores detenidos por la Armada y actualmente custodiados por nuestro Sistema Judicial, independiente, como en cualquier país democrático que se precie, de los poderes legislativo y ejecutivo. Pues resulta que ahora nuestro gobierno pretende meter la zarpa en nuestra Justicia porque no sabe cómo devolver a los detenidos a los secuestradores que están demandando el regreso de sus compinches como parte del rescate. Estos dos delincuentes deberían ser juzgados y, si son culpables, condenados.

Si cedemos a los chantajes mañana nos volverán a hacer lo mismo. E insisto, teniendo ejército como tenemos, se debería montar una operación para rescatar el Alakrana. Y mientras persista la actitud de estos desalmados piratas, los soldados deberían proteger nuestros barcos y, en general, cualquier interés español en el extranjero. A ver si empezamos a ser serios.

martes, 10 de noviembre de 2009

Agravios comparativos en divorcios

El Sistema Judicial Español se deriva de una dictadura de cuarenta años y, en algunos casos, hay leyes vigentes anteriores al periodo mencionado. Otras, afortunadamente, han cambiado. Ni qué decir tiene que tanto en la república como en la dictadura, la situación de la mujer no era la más adecuada. No había igualdad con respecto al hombre, hecho que, afortunadamente, ha corregido la democracia. Hoy, la mujer tiene los mismos derechos que el hombre, al menos teóricamente. Y, en algunos casos, tiene más, lo que ya no me parece tan adecuado. Antiguamente la mujer se casaba y, en la mayoría de los casos, dejaba el trabajo para entregarse al cuidado de los hijos y del marido. Era lógico pues, que las leyes protegieran a las féminas en caso de separación con pensiones compensatorias y por hijos.

Pero actualmente los hábitos han cambiado. Tanto el hombre como la mujer estudian y trabajan, desarrollándose ambos como personas. Y, sin embargo, cuando hay divorcio, es el hombre el que se queda sin casa, sin hijos y sin la mitad o más de su sueldo, hecho a todas luces injusto.

La mujer se queda con la casa en más del 95% de las sentencias y, por tanto, también con la custodia de los hijos. En 2008 unos 80000 hombres abandonaron su hogar al divorciarse y el 80% no pudo pagar una vivienda nueva, terminando en pensiones, en casa de sus padres o en campings.

Pongamos un ejemplo: un hombre cuyo salario sea de 2000 euros (que no todos ganan eso) y que tenga que pagar la mitad de la hipoteca del piso en el que ya no reside, pongamos 500 euros. Que además tenga 2 hijos y que tenga que pagar 400 euros por cada uno de ellos. Si obviamos la pensión compensatoria, este hombre dispondría de 700 euros para subsistir.

Según están las cosas, un divorcio tiende a ser un premio para la mujer y un castigo para el hombre que, desde luego, pierde automáticamente el derecho a ser feliz con otra pareja en una casa nueva. Sencillamente, no puede volver a rehacer su vida. Y si la rehace, más vale que no tenga más críos y, desde luego, que ni se le pase por la cabeza volver a divorciarse.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Siento


Siento que el fuego me devora desde dentro,
que llevo conmigo mi incendio interior,
sin embargo mi semblante está frío,
como mis pensamientos.

Siento que me ahogo,
que tengo que pararme para respirar,
el agobio me pesa como si fuera plomo,
y mis ideas están heladas.

Siento que me muero,
he agotado las lágrimas
y no tengo más capacidad de sufrir,
ni memoria a la que esquilmar un último recuerdo.

Siento que me desvanezco,
que la rosa de mi pecho se ha marchitado,
que mi cerebro está yermo,
y mi cuerpo cansado.

Siento la luz y la oscuridad
y también siento la nada,
Dios no existe,
ni existe tu mirada.

Siento una pena muy grande,
de rosas despedazadas,
ya no quiero ver a nadie,
quiero escuchar a la nada.

jueves, 5 de noviembre de 2009

¿En manos de quién estamos?

Ayer me ocurrió algo curiosísimo. Resulta que andaba con el ordenador después de desayunar y, a la vez, escuchando la radio. Y de repente escucho a un tipo, al que estaban entrevistando, hablar de Educación. Enseguida me di cuenta de que, al menos, profesor no era. Y de que nunca había estado cerca de un instituto de secundaria. Era obvio, por las insensateces que decía. Hablaba de que la Educación tenía que ser menos rígida. “¿Menos rígida?”, pensé. Pero si nunca ha sido menos rígida que ahora. Si los profesores han ido perdiendo autoridad con las sucesivas reformas hasta ser casi monigotes a los que nadie hace caso.

Pensé que el que hablaba sería un pedagogo de los que se les llena la boca de términos ininteligibles, de los que cambian las palabras “temario” por “currículo” o “asignatura” por “módulo” y se creen que han descubierto América.

Total, que me fui cabreando paulatinamente según iba siguiendo el hilo de las elucubraciones del tipo que hablaba de “diversidad”, término tan de moda y que obvia que todos los alumnos deben ser iguales a la hora de hincar los codos. Siempre hay alumnos a los que les cuesta más, siempre los ha habido y siempre se les ha ayudado un poco más, a pesar de que no existían conceptos como “atención a la diversidad”. Pero eso sí, no se les regalaba el título como ahora. Yo recuerdo exámenes míos en los que te suspendían por tener cinco faltas de ortografía aunque lo hicieras “de diez” en contenidos. Era una medida que, como te interesaba aprobar, servía para que al final corrigieras el tema de la ortografía. Plantear una cuestión como esta en los tiempos que corren significa que te tachen de retrógrado y de causar no se cuántos traumas al niño. Desde luego si se hiciera esto ahora mismo no aprobaría nadie.

Luego, el tipo de la radio, justificaba que en Cataluña se dieran más horas de catalán y menos de español, más o menos. En definitiva, que cada autonomía hiciera lo que quisiera en función de sus santas competencias autonómicas que, según demuestra la realidad educativa, nunca debían haber sido transferidas. La Educación es uno de los temas más importantes que tiene un país y nunca habría que dejar a cada autonomía a su bola. Es evidente y de sentido común que cada alumno debe aprender su lengua autonómica pero no en detrimento de la lengua española.

Y, por fin, el tipo, alababa la medida lanzada en forma de globo sonda de alargar la obligatoria hasta los 18 años, cuando todo profesor sabe que parte de los problemas de la Enseñanza Pública es la obligatoriedad hasta los dieciséis. Adolescentes que ya no quieren estudiar a los doce y obligados a permanecer en los institutos cuatro años más reventando clases y pasillos. Pues venga, ahora hasta los dieciocho y como repetirán más de dos veces, pues eso, angelitos de veinte campando a sus anchas. A ver quién es el guapo que les dice algo.

El cabreo se transformó en temblor de piernas cuando descubrí, por fin, la identidad del tipo que hablaba. Era el Ministro de Educación. Automáticamente se me vino una pregunta a la cabeza: ¿En manos de quién estamos?

martes, 3 de noviembre de 2009

Pensamientos negros

Carros de flores negras,
cubiertos de satén negro,
avanzando por caminos tortuosos,
vislumbrando paisajes marchitos.

El aire pesa y huele a azufre,
no existe el tiempo,
sólo desolación
y procesión de almas negras.

El horizonte se pierde
en cielos sin estrellas,
hay ríos secos
y montañas romas.

Hay quejidos,
que atraviesan mis oídos,
y que hieren mi alma,
cansada de caminar.

No tengo nada,
no quiero nada,
sólo seguir caminando,
sin pensamientos.

Estoy muerto,
hace mucho tiempo,
no sé de silencios,
llevo conmigo el Infierno.

lunes, 2 de noviembre de 2009

José Luis López Vázquez

Recuerdo una noche, cuando era un crío, en la que toda la familia estábamos reunidos ante el televisor de blanco y negro. No sé si íbamos o acabábamos de cenar. El caso es que estábamos expectantes debido a que habían anunciado que la programación iba a contar con algo que, sin llegar a ser película ni corto, nos iba a dejar impactados. Vi “La cabina”, de José Luis López Vázquez, y esa noche no pude dormir. A partir de ese momento, cada vez que pasaba por una cabina sentía una aprensión fuera de lo común. Y aún siendo adolescente, cada vez que llamaba por teléfono desde una cabina ponía el pie para que no se me cerrara la puerta.

José Luis López Vázquez se ha ido para siempre. Hacía tiempo que no estaba bien, ya lo pudimos ver en aquella gala de los Goya del 2004 en la que le premiaron por su carrera. Una trayectoria difícilmente igualable y un actor genialmente versátil, capaz de interpretar el papel más dramático, como el que protagonizó en “Mi querida señorita”, o ser un personaje de comedia hilarante, como el padrino de “La familia, bien gracias”. Pero es que también fue hombre lobo, ladrón de atracos a las tres o el terror de las suecas en las comedias de la transición. Por no hablar de sus papeles en innumerables en obras de teatro o apariciones televisivas.

No fue un galán, más bien parecía un señor normal de los que te encuentras en el Metro. Tampoco se vendía en las revistas del corazón. No le hacía falta ni una cosa ni la otra. Llevaba dentro lo que muy pocas personas tienen: arte y genialidad. Ni siquiera era hijo de actores. Era hijo de modista y de un funcionario que abandonó el hogar obligando a todos los miembros de la familia a buscarse la vida. Y perteneció a una generación a la que le tocó vivir la Guerra Civil y sus consecuencias.

Nos hizo reír hasta la extenuación y también llorar. Hasta nos hizo pasar miedo. Nos hizo experimentar todas las sensaciones que diversos tipos de actores hacen sentir a su público. Pero él sólo era uno, un actor polifacético dotado con un don, el de interpretar cualquier tipo de papel en cualquier época y lugar.

Gracias, amigo. Y..., buen viaje.

Ágora

En España tenemos directores de cine muy buenos. Pero, en mi opinión, hay dos que son genios. El primero es Pedro Almodóvar, surgido de las profundidades de Castilla La Mancha para aterrizar en plena Movida Madrileña. Y el segundo es Alejandro Amenábar, con su inseparable Mateo Gil, que dejó a todos boquiabiertos con “Tésis”, su ópera prima, y a mí particularmente con “Abre los ojos”, que me pareció obra maestra. A partir de ahí su trayectoria se salió del perímetro del mapa nacional y se consagró internacionalmente con “Los otros”. A ninguno de sus admiradores se nos ocurrió que su próximo estreno sería una película épica y es entonces cuando nos ha sorprendido con “Ágora”.

Bien es cierto que cada vez voy menos al cine. Ya no me gusta tanto como antes el que te pongan el aire acondicionado en octubre, las toses de la gente, las pataditas en los respaldos de los asientos y los ruidos de palomitas y patatas fritas. Además la gente ya no es tan educada y se ponen a hablar cuando no suena un móvil. Pero, el caso es que ayer me aventuré, volviendo a experimentar todas esas “molestias” ya comentadas, y la cosa mereció la pena. La dirección de la peli es magistral y la historia elegida viene muy a propósito en los tiempos actuales en los que la intolerancia está muy lejos de desaparecer.

La película cuenta la historia de Hipatia de Alejandría, una filósofa neoplatónica que nace en la segunda mitad del siglo IV en un mundo dominado por hombres y por el auge de la religión cristiana, convertida ya en religión del Imperio. Hipatia dedicó su vida a investigar el Cosmos y a profundizar en las enseñanzas de los filósofos griegos. Pero quizás lo más interesante es su faceta de profesora. Enseñó tanto a esclavos como a hombres libres, tanto del ámbito cristiano como del pagano, que más tarde ocuparon altos cargos en la administración civil y en la religiosa. Ella sólo creía en la Filosofía, que entonces englobaba todas las ciencias. Y era inteligente, lo que provocó envidias y le condujo a la muerte, por lapidación en la película, y desollada o muerta a golpes en la realidad y paseados sus restos por la ciudad para escarnio público.

Con un metraje aproximado de 2 horas, la película se hace corta. Alejandro denuncia la intolerancia y es original que los cristianos aparezcan como “malos” cuando en la mayoría de las películas épicas aparecen como mártires.

Pero decía yo que el tema ni es nuevo ni está erradicado. Y si no, que se lo pregunten a las familias de las mujeres que actualmente mueren todavía lapidadas por la intolerancia de algunas sociedades.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Sentido común en la Enseñanza, por favor

Hace unos días, tras una reunión de departamento, un compañero nos anunció que deja la Enseñanza. Tiene 58 años y le quedan dos para jubilarse, así que ha pedido excedencia y va a estar estos dos años con el taxi que le deja su cuñado. Dice que ya no aguanta más tonterías de los niños.

Cuando entré en esta profesión, hace ya más de diecisiete años, los compañeros se reenganchaban hasta los 70. Luego se empezaron a jubilar a los 65. Finalmente, aprovechaban la oportunidad que daba la Administración de jubilarse anticipadamente a los 60. Bueno, pues ya empiezan a marcharse antes. Y, de seguir así, esto no habrá quien lo pare.

La Enseñanza, al igual que algunas otras profesiones, siempre fue un trabajo vocacional. Pero actualmente el profesor entra en un aula y lo que se encuentra es un pequeño manicomio impregnado de gritos, con niños correteando y pegándose, obviando la presencia del profesor. Cuando finalmente éste logra “imponer” su existencia y se logra algo parecido al silencio para poder impartir la clase, se encuentra con un colectivo que en su mayoría no hace caso a las explicaciones y que adolece del más mínimo interés por las materias. Como se aburren, hablan o la montan, con lo que es bastante complicado avanzar. El perjuicio es para los que sí tienen interés y que no van a aprender porque no da tiempo a dar los temarios. Y las vocaciones de los profesores se van acabando, lamentablemente.

Gran parte del problema es la escolarización obligatoria hasta los 16 años. Hay niños que con 12 deciden no estudiar más, no es el primero que me lo dice. Sin embargo, están obligados a permanecer en los institutos hasta los dieciséis por el empecinamiento de los sucesivos gobiernos. Y en este contexto, al ministro no se le ocurre decir otra cosa que probablemente la obligatoriedad de estudiar se prolongue hasta los 18 años. Si van con esta necedad para adelante, el fracaso escolar se duplicará.

Los gobiernos siguen tirando el dinero de los españoles en mantener en el Sistema Educativo a niños que ya no quieren pertenecer a él y en libros gratuitos en Primaria y Secundaria que acaban pintarrajeados y rotos.

Habría que plantearse una Educación gratuita, incluso la Universitaria, pero no obligatoria. E invertir el dinero en gente que sepa aprovecharlo. Con eso se conseguiría quitar de en medio a todos los alumnos que con su comportamiento impiden que se den las clases y que los que sí quieren estudiar aprovechen el tiempo. Y buscar otras alternativas para aquellos que permanecen secuestrados en los institutos reventando lo que debería ser un normal funcionamiento de los Centros de Enseñanza. Y de paso, alguien podría tener el sentido común de reducir la E.S.O. y alargar el Bachillerato, uno de los más cortos del mundo.