Perdí mi corazón,
y lo encontraron en la barra de un bar,
estaba seco y marchito,
desparramado en el zinc
de la barra de aquel maldito bar.
Perdí mi alma,
y la encontraron en la tapia del cementerio,
pidiendo unas monedas
para pagar la entrada al Infierno.
Perdí mi dignidad,
y la encontraron en un vertedero,
suplicando amor
y besos sinceros.
Perdí mi honra,
y la encontraron en un desguace,
despedazada en fragmentos,
descompuesta en mil partes.
Perdí la razón,
y avisaron a una ambulancia,
no hubo diagnóstico,
sólo medicamentos salvajes.
Perdí la cordura,
y la encontraron en una esquina,
tirada en la calle,
mendigando versos.
Perdí mi espíritu,
y lo encontraron en una plaza,
rezando versos malditos,
pronunciando frases inconexas.
Perdí la noción del tiempo,
y la encontraron en el acantilado,
mirando el firmamento,
lleno de estrellas sin luz.
Perdí mis palabras,
y las encontraron enterradas,
en la arena de la playa,
ahogadas en la sal del agua.
Perdí mi silencio,
y lo encontraron vagando
por la línea del tiempo,
bañado por la luz cegadora del viento.
Perdí mis canciones,
y las encontraron grabadas
en el lienzo de tu silencio,
en los recovecos del tiempo.
Perdí la sensatez,
y la encontraron esculpida
en una pared mugrienta
del vestíbulo del cielo.
Perdí la cuenta de la vida,
y la encontraron sin razón,
vestida de terciopelo
en los agujeros de la insidia.
Perdí tu presencia,
y no la encontraron nunca,
por más que buscaron,
2 comentarios:
Os econtre por un casual, os lei y me parecio hermoso lo que dijo.Como decimos aca vos sois guapos por dentro. Esta chevere
Muchísimas gracias, Amanda. Un saludo.
Publicar un comentario