A veces, hacer poesía, relatos, canciones, novela o artículos, es la cosa más fácil del mundo. Otras veces no sale, no se tienen ganas o, sencillamente, uno pierde momentáneamente la capacidad de penetrar en lo que yo llamo “el plano de los poetas”. Es ese otro plano que visitamos cuando nos ponemos a crear, y desde el que el escritor crea una obra y junta las palabras con mayor o menor tino; o desde el que el pintor pinta; o desde el que el compositor compone una canción, la escribe y la pone música. ¿Cómo saber si una obra ha sido compuesta en el otro plano? Muy fácil: cuando el escritor lee su propia creación y no la reconoce como suya, entonces y sólo entonces se puede afirmar que sí, que ha sido compuesta en el mencionado plano. Estas composiciones suelen ser las mejores. Es cuando el novelista deja de ser guionista y los personajes cobran vida propia, y hacen lo que les viene en gana, independientemente del escritor. Es cuando se lee un poema y se te ponen los pelos de punta. Es cuando una canción o una película cobra vida propia, independiente de su autor, y se convierte en un himno o en un clásico.
Cuando el creador reconoce la obra como suya o cuando tiene dudas acerca de si será la mejor composición que ha hecho, entonces es que la pieza, ya sea poema o canción o las dos cosas, ha sido hecha desde la realidad ordinaria, carece de la inspiración de su autor y, en definitiva, no es buena.
Hay veces en las que uno se prepara. Si vas a hacer una canción, te pertrechas de la guitarra, de bolígrafo, de papel, de ordenador, etc. A veces sale pero otras veces te quedas rodeado de toda esa parafernalia y con cara de circunstancias, y te tienes que marchar a pasear o a sentarte en un banco. Sin embargo, en otras ocasiones, estás sentado en un bar con unos amigos y tienes que pedir disculpas, porque la inspiración te atraviesa como un rayo. Son esos momentos en que te agarras una servilleta y la llenas de palabras ante la mirada de esos amigos que, si ya te conocen dicen “ya está”, y que si no, te mirarán como si estuvieses majareta.
Pero así es crear. Crear no es como un trabajo de 7 a 3 de la tarde. A veces he estado días enteros y parte de las noches enfrascado en una novela y luego he estado meses sin tocarla. En esos meses se debe dejar de escribir porque si no, te la cargas. No tiene sentido escribir por escribir.
En este sentido, os dejo un video con las reflexiones de Roberto Iniesta, compositor y cantante y guitarrista del grupo de rock “Extremoduro”. Para mí es uno de los mejores poetas de este país, que tiene, además, el talento de poner música a sus poemas, y que nos ha dejado un largo repertorio de clásicos para la Historia del Rock en España. Espero que os guste.
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