Lloro en mi silencio abandonado,
lloro en la despedida macabra y meditada,
premeditada sin remedio.
Vuelvo al punto de partida,
en un diciembre inesperado,
de inesperados meses venideros,
en la soledad que sentía,
en la misma soledad que siento,
en el vacío de una vida buscándote,
en el vacío de haberte encontrado,
en el vacío de haberte perdido.
Vuelvo al punto de partida,
de las horas solas,
de los besos solos,
de las caricias solitarias,
a una silueta,
a un cuerpo,
a una voz,
que no veía,
que no veo.
Vuelvo perdida,
más perdida,
derrotada en la perdición,
de sombras que hacen daño,
en un foro inesperado,
perdido en la red de los sueños,
maldito en consecuencias,
en la desolación de un amor,
suspirante de manos entrelazadas.
No imaginas lo que siento,
la impotencia reprimida,
lo que oculta mi anhelo,
lo que oculta mi risa,
lo que ocultan mis palabras,
lo que oculta mi rostro,
palabras que no digo,
pero pienso,
palabras que siento,
lo que diría al viento,
que te llevara un te quiero.
¿Puedo reír?
Sí,
puedo reír,
¿puedo hablar?
Sí,
puedo hablar,
¿a qué precio?
Son nichos en un cementerio,
puedes reír,
puedes hablar,
¿puedes vivir?
Yo sólo vuelvo al punto de partida,
a lanzas de un corazón maltrecho,
a ojos que sólo ven tu aroma,
a manos que sólo tocan tu cuerpo,
a risas provocadas por tus versos.
Vuelvo a la ausencia,
a la alegría de haberte encontrado,
al dolor de haberte perdido,
a la esperanza de recuperarte,
porque sin ti muero,
y quiero morir contigo,
vivir tus gestos,
vivir tus penas,
tus alegrías,
tu vida.
Disimular que puedo,
lo que ven que no tengo,
pero vuelvo a la ausencia,
a la soledad,
sin risas públicas,
sólo llanto sabido,
inconsolable,
al llanto de una pérdida,
remediable en el tiempo,
para escuchar el canto de un pájaro,
en el fondo de un móvil,
para escuchar mil latidos,
mil suspiros,
mil gotas de lluvia en tu pelo,
y sentir la canela de tu reflejo,
y otra llamada llena de sabores dulces,
de dulces te quieros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario