Quiero ver la mano de un Dios misericordioso,
quiero ver la luz,
entre las sombras de mi casa,
y quiero redimir la condena maldita de no verte.
En el aura de tu presencia,
me tiendes la mano,
y me alzo de puntillas,
para no llegar en este intento,
fallido en la debilidad del cuerpo,
y en la nulidad de la mente.
Sólo palpita el corazón que veo,
un corazón de centro austero,
clavado de espinas,
en esta vida redentora,
de oro viejo,
y viejas odas.
Sólo veo tu mano,
mi señor,
señalando el pecho,
la otra me llama,
más, sigo sin alcanzar,
la salvación de mi alma.
Alzado en la túnica,
en la ceguera de muchos,
¡ay corazón!
quiero ver la luz,
entre las sombras de mi casa,
y quiero redimir la condena maldita de no verte.
En el aura de tu presencia,
me tiendes la mano,
y me alzo de puntillas,
para no llegar en este intento,
fallido en la debilidad del cuerpo,
y en la nulidad de la mente.
Sólo palpita el corazón que veo,
un corazón de centro austero,
clavado de espinas,
en esta vida redentora,
de oro viejo,
y viejas odas.
Sólo veo tu mano,
mi señor,
señalando el pecho,
la otra me llama,
más, sigo sin alcanzar,
la salvación de mi alma.
Alzado en la túnica,
en la ceguera de muchos,
¡ay corazón!
Líbrame de lo imposible,
de lo imposible en la tierra,
de lo imposible del tiempo,
de lo imposible del amor,
de lo imposible de la palabra imposible.
Cógeme de la mano,
y no dejes de mirarme,
porque tus ojos,
dan calma a la ansiedad de la pérdida,
y cúbreme de tu áurea
llévame al azul,
al lago sereno,
donde permaneceré sin dolor.
Cálzame en tus pies,
en las nubes blancas,
de tu casa,
y sostén mi cuerpo muerto,
en la dimensión de la nada.
Abraza el alma que pierdo,
y acoge el sentimiento puro,
entre maderas de cerezo,
en la esfera de tu reino,
en la corona de tu pensamiento.
Seca las lágrimas,
de la lepra mundana,
y recógeme en estigma perpetuo,
en el regocijo de tus ojos cálidos,
de la paz infinita,
eterna en el túnel,
donde agoto todas las vidas.
de lo imposible en la tierra,
de lo imposible del tiempo,
de lo imposible del amor,
de lo imposible de la palabra imposible.
Cógeme de la mano,
y no dejes de mirarme,
porque tus ojos,
dan calma a la ansiedad de la pérdida,
y cúbreme de tu áurea
llévame al azul,
al lago sereno,
donde permaneceré sin dolor.
Cálzame en tus pies,
en las nubes blancas,
de tu casa,
y sostén mi cuerpo muerto,
en la dimensión de la nada.
Abraza el alma que pierdo,
y acoge el sentimiento puro,
entre maderas de cerezo,
en la esfera de tu reino,
en la corona de tu pensamiento.
Seca las lágrimas,
de la lepra mundana,
y recógeme en estigma perpetuo,
en el regocijo de tus ojos cálidos,
de la paz infinita,
eterna en el túnel,
donde agoto todas las vidas.
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