Cuando salí de la boca de Metro de Alonso Martínez se me helaron hasta los pensamientos. No, no es porque acudiese a la presentación de uno de los más prolíficos novelistas negros de este país, sino porque en Madrid el clima es extremo. Después de disfrutar de una primavera tan falsa como Judas, los termómetros han descendido hasta límites insospechados.
Llegué a Hotel Kafka, ese templo literario de la calle Hortaleza, y empecé a ver caras conocidas. Por allí estaba la plana mayor de Culturamas con Javier Vázquez a la cabeza, y Recaredo Veredas, que actuaba de coordinador de la charla. Pude saludar a Armando Rodera y su chica y a Pedro de Paz. También a Laura Muñoz y a su amiga, de cuyo nombre nunca logro acordarme.
Abrió la presentación Recaredo, haciendo un recorrido temporal por la trayectoria literaria de José Luis Muñoz para terminar hablando de los tres libros que se presentaban. Después cedió la palabra a José Carlos Somoza, que estaba aún convaleciente de una fuerte gripe que le ha tenido tendido en la cama varios días que aprovechó para leer “Marea de sangre”, publicada por la editorial Erein. No puedo estar más de acuerdo con José Carlos cuando dijo que la novela le tuvo enganchado todo el rato. Yo la he leído y lo primero que me llamó la atención es que los personajes fuman y que no hay móviles. La historia transcurre en los ochenta y nos cuenta la atormentada vida de un policía municipal que investiga un crimen en Playa de Aro a pesar de que es competencia de la Guardia Civil, mostrándonos una trama de corrupción política.
A continuación, tomó la palabra Fernando Martínez Laínez, encargado de hablar de “La mujer ígnea”, libro de relatos editado por la editorial Neverland. Nos habló de la poca proliferación que tienen los libros de relatos en España y que es una contrariedad, dado que el considerado padre de la Novela Negra, Edgar Allan Poe, solo publicó una novela inacabada, triunfando verdaderamente con los relatos cortos. Continuó hablando de los relatos recopilados en “La mujer ígnea”, de la calidad de todos ellos, independientemente del género, dada la versatilidad de José Luis Muñoz. Yo estoy de acuerdo, porque cuando leí el libro no pude parar hasta acabarlo.
Tomó después la palabra Fernando Marías para contarnos sus impresiones sobre “La frontera sur”, flamante última ganadora del Premio de Novela Negra de Carmona y editado por Almuzara. Un libro que nos retrata a un protagonista aparentemente feliz, casado y con un niño, pero que en realidad está harto de su vida, de la monotonía y del aparente bienestar de su cotidianeidad. Una trama que se adentra en los entresijos de Tijuana, en el borde sur de esa frontera tan problemática y que marca distancias entre el primer y el tercer mundo.
Cerró el acto el propio José Luis Muñoz hablándonos de sus tres libros y confesándonos que, tras haber pasado algunos años desde que escribió “La frontera sur”, su vida tiene mucho que ver con la del protagonista. Y que si es un escritor tan prolífico es porque no puede parar de escribir, cosa que a los presentes no nos costó mucho creernos.
En cuanto al libro de relatos, añadir, que son cuentos ganadores de certámenes o finalistas, es decir, que han gustado a más de un jurado. Cuando leí recientemente “Marea de sangre”, no tuve más remedio que preguntar al escritor si esa novela la había escrito en los ochenta ya que resulta demasiado real para haber sido escrita recordando aquella magnífica década. Me confesó que sí.
Terminado el acto, se sirvieron canapés y comenzaron diversas conversaciones paralelas entre escritores. Me salí a fumar un cigarro con Laura Muñoz, que se fue presurosa, pues también había una presentación de Vanessa Monfort. Después anduve fumando con Pedro de Paz, quien se mostraba indignado porque unos desaprensivos le habían plagiado en Grecia “El hombre que mató a Durruti”. Y por tercera vez, me fumé un cigarro con Javier Vázquez y Paco Balbuena (último ganador de Getafe Negro) que, a pesar de no fumar, nos acompañaba. Allí mismo despedimos a Fernando Marías que se marchó dedicándonos un rato de conversación.
Antes de marcharnos, le tendí “Marea de sangre” al maestro para que me lo dedicara. Y yo le regalé un ejemplar de mi novela “El círculo alquímico”, también dedicado, del que me dijo que tenía muchas ganas de leerlo. Ni os cuento cómo me sentí.
La cosa terminó en un bar de al lado, tomando unas cañas con los escritores Paco Balbuena e Isabel Camblor, además de con el simpático José Luis Muñoz, pero no el escritor, sino el fotógrafo y reportero de Culturamas, que comparte nombre y apellidos con el que ayer fue protagonista del evento.
4 comentarios:
Así que otra vez terminaste fumando, bebiendo y comiendo… tú vas terminar como algunos escritores de novela negra que yo me sé, y menos mal que no engordas.
Muy buena crónica, me ha gustado especialmente, debe ser porque conozco en algo a la mayoría de los escritores que has nombrado.
Nos seguimos leyendo.
Espero no acabar como Charles Bukowski, Mercedes. Lo cierto es que eché un rato muy bueno, porque, en definitiva, siempre acabamos yendo los mismos a los mismos actos y ya nos conocemos. Un beso.
Lástima no estar en Madrid. Un abrazo.
Para estas ocasiones, Sílice, es una ventaja vivir en Madrid. Un abrazo.
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