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Todos los atardeceres son distintos y, sin embargo, siempre es lo mismo. Cuando la luna precede al sol, los murciélagos sustituyen a las palomas con un vuelo más tétrico. Cae la noche y mi espíritu se abriga con el manto de la indolencia. Cuando el sol venza las tinieblas, recordaré evocaciones de sonrisas lejanas. Y entonces entonaré esa canción que nos cautiva, por el día, y por la noche.
4 comentarios:
¡Que bonito! De preciosos atardeceres nacen bellos amaneceres, momentos mágicos que quedan tatuados en la retina. No es de extrañar que vengan con recuerdos anhelados.
Besos.
Gracias, Campoazul. Coincido contigo. Besos.
Otro bonito y breve poema en prosa, que veo que se te dan muy bien. Estupenda la froma de jugar con el transito del atardecer a la noche y de nuevo al dia, y los estados de animo.
Un saludo.
Gracias, Antonio. Sencillamente, sólo son momentos de reflexión. Un abrazo.
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