Carros de flores negras,
cubiertos de satén negro,
avanzando por caminos tortuosos,
vislumbrando paisajes marchitos.
El aire pesa y huele a azufre,
no existe el tiempo,
sólo desolación
y procesión de almas negras.
El horizonte se pierde
en cielos sin estrellas,
hay ríos secos
y montañas romas.
Hay quejidos,
que atraviesan mis oídos,
y que hieren mi alma,
cansada de caminar.
No tengo nada,
no quiero nada,
sólo seguir caminando,
sin pensamientos.
Estoy muerto,
hace mucho tiempo,
no sé de silencios,
llevo conmigo el Infierno.
1 comentario:
Ufffffff que poema más pesimista, espero que sea de hace tiempo. Saludos.
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