La primera vez que un escritor escribe una novela lo hace por afición a la Literatura, ya que, sin saber por qué, lleva leyéndolas toda la vida mientras sus amigos o familiares cercanos se dedicaban a otras cosas. Lo hace desde el entrenamiento que da el haber escrito un relato corto tras otro, por creer que este género es menos complicado o laborioso, aunque luego se da cuenta de que no es así. En este primer proyecto vuelca todas sus esperanzas, todo su conocimiento como lector e intenta no dejar ningún cabo suelto. ¿Por qué se decide a escribir la novela en ese momento y no antes o después? Los factores pueden ser varios, pero coincido con Pedro de Paz en que un novelista es un lector de novelas que, de repente, no encuentra la que quiere leer. Es entonces cuando decide escribirla él mismo.
Cuando se escribe la primera novela, el escritor no suele tener pretensiones, salvo que lean su novela los familiares cercanos y los amigos, que suelen ser, por cierto, los peores consejeros, pero a la vez son quienes nos pillan más cerca. El escritor se enfrenta a sus miedos, está solo ante el peligro y empieza a pensar si terminará la novela o no. Acostumbrado como está a la brevedad del relato, empieza a ser consciente de que una novela no tiene nada que ver con un cuento breve. Ante estas dudas lo mejor es seguir y, unos lo consiguen y otros no.
Pedro de Paz es un apasionado de la Guerra Civil y del Relato Policiaco. No es extraño, por tanto, que al acometer el primer proyecto largo de su carrera eligiera hacer un relato mezclando sus dos pasiones. Según sus propias palabras ni siquiera tenía claro si iba a dar el salto en ese momento, ya que su intención primigenia era escribir un relato algo más largo que los que había escrito hasta entonces. Cuando se dio cuenta llevaba noventa páginas. Pero antes de esto tuvo que pensar en los personajes. La ambientación la tenía clara, pero no el personaje principal de la trama que tenía que ser alguien que hubiese vivido la Guerra Civil. No eligió a Durruti desde el principio, sino que primero fue descartando a otros personajes, lo que le llevó a pensar que el protagonista podría ser uno inventado. Pero cuando se topó con la arrolladora figura de Buenaventura Durruti, no le cupo la menor duda, y empezó la labor de documentación.
Antes he dicho que a Pedro le apasionaba el género negro pero en particular un escritor: Sir Arthur Conan Doyle. Por tanto, creó al comandante Fernández Durán, antiguo miembro del cuerpo de vigilancia de la Policía Gubernativa y comandante del ejército republicano durante la Guerra Civil Española, y al teniente Alcázar, personajes trasuntos respectivos de Sherlock Holmes y del doctor Watson. Pedro reconstruye los últimos días de Buenaventura Durruti a través de los interrogatorios de los investigadores citados a los testigos presenciales e indirectos de la muerte del anarquista; el chófer, Graves, y el sargento Manzana, acompañante del comandante en el momento de su muerte. Durante la investigación, Fernández Durán, pronto se da cuenta de que hay muchas lagunas en los informes oficiales e incluso llega a recibir amenazas para que deje las cosas como están. Pero él, aplicando con su ayudante la lógica deductiva holmesiana, llega hasta donde puede llegar y elabora su informe.
Pedro de Paz propone a través de Fernández Durán su personal hipótesis al respecto de la muerte del anarquista. Y pienso que, a través de la ardua labor de documentación, él se ha formado una idea mucho más precisa que la que deja traslucir en el relato. Bien ha hecho en no plasmarla en la novela pues, no obstante, esa idea no deja de moverse en terreno de la hipótesis.
El desenlace no culmina con la entrega del informe, sino que se ciñe a un encuentro entre el propio Fernández Durán y uno de los testigos secundarios del deceso de Durruti muchos años después. Un encuentro que nos muestra a dos hombres desempeñando labores en el régimen franquista y a quienes la guerra ha cambiado decisivamente. Ese encuentro esclarece más, si cabe, la hipótesis de la muerte del comandante Durruti ya que durante el mismo, Fernández Durán recibe alguna revelación esclarecedora.
“El hombre que mató a Durruti” es una novela corta escrita con una maestría fuera de lo común para un escritor novel. Cuando uno termina de leerla tiene la impresión de haber leído a un novelista experimentado. No en vano, Pedro de Paz presenta su obra al I Certamen Internacional de Novela Corta "José Saramago" (2003) y lo gana, por decisión unánime del jurado. La novela es publicada en su día con una tirada corta, con prólogo de Lorenzo Silva, con la anécdota de que un inglés la lee y consigue publicarla también en Inglaterra en el año 2005.
Pedro se revela en aquel año de 2003 como un escritor magnífico y continúa su trayectoria publicando “Muñecas tras el cristal (2006)” y “El documento Saldaña (2008)”; también ha participado en diversas antologías de relatos cortos, conferencias y mesas redondas.
El cariño que un escritor tiene por su primera novela, la que le propicia darse a conocer en el mundillo literario, hace que Pedro no ceje en su empeño por volver a reeditar su libro, hecho que se ha visto consumado en este año de 2010 con la editorial Aladena. Esta nueva reedición nos ha traído a los lectores la novela revisada y un añadido: un ensayo que consta de una biografía de Buenaventura Durruti, poco conocida, a través de la que el escritor, paralelamente a esos hechos biográficos, nos va mostrando los hechos históricos que precedieron a la Guerra Civil Española. Esta época, muy convulsa, llena de episodios desastrosos, abarca desde la Monarquía hasta la República, pasando por la Dictadura de Primo de Rivera. Es muy interesante comprobar que la paradisíaca república que muchos añoran y que han nacido ayer, dista mucho de ser el paraíso que ellos piensan. Como bien nos muestra Pedro, fue una época oscura, llena de incidentes y atentados, y de una intransigencia feroz por parte de los partidos políticos que, a duras penas, aceptaban los resultados electorales en cuanto iban en contra de sus intereses; si bien, lo expuesto no justifica en ningún caso el alzamiento de los militares.
La novela fue presentada en un adelanto que es de agradecer en Getafe Negro, en donde unos pocos privilegiados pudimos asistir a la charla del autor con José Ramón Gómez Cabezas y hacernos con un ejemplar. No estará en las librerías hasta primeros de noviembre y su presentación oficial tendrá lugar el día 19 de Noviembre a las 19.30 en la librería Estudio en Escarlata. Acompañará a Pedro en la presentación el guionista y escritor Jorge Díaz.
Desde aquí doy la enhorabuena al autor por la reedición. Ya sabía que era un excepcional novelista, pero me he llevado la sorpresa de que también es un certero, original y espléndido ensayista.
7 comentarios:
Sí no me equivoco, ya nos habías hablado en su momento de este autor, que parecer ser te fascina. Hoy hemos conocido un poco más a Pedro de Paz gracias a ti. "Vendes" tan bien esta novela que lo tengo claro, en cuanto salga me haré con "El hombre que mató a Durruti", y ya te contaré, no creas que te vas a escapar, tengo ganas de saber cuánto de verdad hay en tus palabras. De cualquier manera, te agradezco la cantidad de cultura que nos traes.
Un abrazo.
Interesante entrada y por cómo cuentas las cosas, parece un libro interesante. Sin embargo, no creo que me anime... Es que estoy saturada de Guerra Civil.
Saludos.
Gracias a ti por visitarme. No te arrepentirás, Mercedes. Ya me dirás si merece la pena, yo creo que sí.
Tú te lo pierdes, S.Cid. Te advierto que la novela es corta, se lee en un día. Y que la Guerra Civil aparece como trasfondo. Realmente es la investigación de un crimen, el de Durruti.
Un beso a las dos.
Me ha gustado mucho esta entrada, no conocía ni la novela ni al autor pero ambos me han parecido muy interesantes, gracias por compartir con todos nosotros tanta literatura. Un abrazo.
Cuéntate la vida http://cuentatelavida.blogspot.com
De nada, Goizeder, gracias a ti por pasar por aquí. Pedro es un autor interesante, me gusta cómo escribe. Un abrazo.
Gracias, Paco, por tu interesante y apasionada reseña. Y por lo benevolente y amable de tus palabras. :-)
Un abrazo.
Un honor verte cuando vienes por aquí, Pedro. Un abrazo.
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