En la noche del pasado jueves, a horas en que sólo los escritores y otras gentes de mal vivir pueblan las calles y los garitos, el polifacético Carlos Salem presentó su nuevo poemario en Madrid.. “Memorias circulares del hombre-peonza”, título de su último poemario (segundo con la editorial “Ya lo dijo Casimiro Parker”), ya había sido presentado unos días atrás en Barcelona. Para su puesta de largo en Madrid, Carlos eligió un garito que se prodiga desde hace tiempo en celebrar eventos poéticos de toda índole, “Los diablos azules”, enclavado en pleno corazón del barrio de Malasaña que, si antes fue territorio de Juan Madrid, ahora lo es de Carlos Salem. En cualquier caso, territorio literario.
Llegué al garito a las nueve y cuarto, un poco antes de la hora marcada, lo que me permitió tomar mesa en primera fila. Me topé con Carlos Salem de frente, que me saludó amablemente. Después me pedí una cerveza y me compré un ejemplar del poemario. Aproveché que Carlos andaba por allí y volvió a sentarse conmigo para dedicarme el libro y conversar otro rato. Me dijo que estaba cansado, lo cual es comprensible, ya que ha acudido a Barcelona después de estar en el festival Sila de Canarias, ayer estaba en Madrid y hoy mismo ha cogido un avión porque está invitado junto a Jerónimo Tristante a la Feria de Novela Negra de Toulouse. Me habló de su pecho, quemado de fumar tantos cigarrillos con boquilla, acostumbrado como está a liarse un cigarro de picadura de vez en cuando en su casa de Madrid.
El acto empezó más de media hora más tarde para esperar a los rezagados. El editor de “Ya lo dijo Casimiro Parker” rompió el fuego comentando de pasada la trayectoria de Salem en el ámbito literario, dedicando todo tipo de halagos a su poesía y en concreto al nuevo poemario, del que dijo que superaba a “Si Dios me pide un Bloody Mary”, último libro de poemas del autor con la editorial. Yo no he leído todavía este último, pero sí aseguro que el otro era muy bueno, dentro de la línea poética de Salem de ironía, surrealismo y humor que destilan todas sus obras literarias, también las escritas en prosa.
Después, tomó la palabra el autor, que agradeció a los presentes la asistencia al acto. Y entre comentarios humorísticos e irónicos, nos habló un poco de su relación con la Poesía. Como sabéis yo también hago poemas (o lo intento), lo que me pone en una situación especial a la hora de comprender las sensaciones de otros poetas. Carlos nos dijo que necesita escribir poemas, pero que cuando consigue montar un poemario tiene que apartarse de la Poesía porque le hace daño. Nadie como un poeta para saber que escribir buenos versos te vacía, te pone triste y te sume en un estado imposible de perpetuar en el tiempo. A veces se aparta de la Poesía durante años y se dedica a escribir novelas, ya que lo de la prosa es otra cosa; también daña, pero menos.
A continuación, ataviado con su característico pañuelo, camiseta del poeta neorrabioso Alberto Batania, cigarrillo en mano y un tercio de Mahou presidiendo la mesa nos ofreció un recital leyendo poemas de distinto tono y matiz. Se le notaba a Carlos un pelín obsesionado con el tema de haber rebasado la cincuentena, lo cual, según nos confesó, le ha influido mucho a la hora de componer algunas poesías.
Tras la lectura de poemas escogidos, subió al estrado Olaia Pazos, una chica alta y delgada a la que no conocía y de la que nadie hubiera dicho que tocaba la guitarra y cantaba como lo hizo. Se marcó un blues fronterizo con una preciosa voz rota acompañándose con el rasgueo salvaje que perpetró a la guitarra; y todos los que allí estábamos nos quedamos conmocionados de lo bien que lo hizo.
Después de los obligados aplausos, hubo descanso y me levanté a pedir una cerveza. Pude saludar al escritor Marcelo Luján. También estuve charlando un rato con Pedro de Paz, que me preguntó cómo iba lo de mis novelas.
Luego vino la segunda parte del recital y Olaia nos volvió a deleitar con su música. Carlos estuvo locuaz y, aparte de hacernos disfrutar con otra tanda de poemas, siguió con sus comentarios jocosos que provocaban las carcajadas de quienes allí estábamos. Cerca de dos horas después de haber comenzado el recital, el poeta se bajó del escenario. “Los diablos azules” volvió a convertirse en lo que es, un agradable garito en donde tomar una cerveza. Y otra que me tomé mientras volví a charlar con Marcelo Luján, Jorge Díaz y Pedro de Paz, a quien le dije que me gustaba la portada que le han hecho para la republicación con Aladena de “El hombre que mató a Durruti”. Me adelantó que aunque el libro se ponga a la venta en Noviembre, puede que haya presentación con venta en “Getafe Negro”.
Poco a poco, la gente se fue marchando. Me despedí de Carlos. Yo llevaba mi Paper Blanks en donde tenía anotados algunos poemas. Se lo regalé. Me dio el punto. Se mostró agradecido a la par que alucinado.
En resumen, buena velada literaria.
Carlos Salem: (Buenos Aires, 1959), autor hispanoargentino, ha dirigido diarios como El Faro de Ceuta y El Telegrama o El Faro de Melilla, y colabora con distintos medios de comunicación. Ha publicado los poemarios Te he pedido amablemente que te mueras (1986), Foto borrosa con mochila (2005) y Poemas al otro lado de la barra (2007). Su primera novela, Camino de ida (Salto de Página, 2007, y traducida al francés como Aller simple), fue galardonada con el Memorial Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón a la mejor primera novela policíaca. En 2008 publicó su segunda novela, Matar y guardar la ropa (Salto de Página, 2008) y en 2009 publica la tercera, Pero sigo siendo el rey (2009 Salto de Página). En 2010 publica su tercera novela "Cracovia sin ti", premio de Novela Romántica de Seseña (Imagine Ediciones). Desde 2006 codirige el espacio literario Bukowski club de Madrid. Además ha publicado los libros de relatos Yo también puedo escribir una jodida historia de amor y Yo lloré con Terminator 2 (Relatos de cerveza-ficción). Es profesor en el Centro de Formación de Novelistas, con sede en Madrid y dicta talleres de narrativa creativa en Madrid y en Ginebra. Es autor de los poemarios Te he pedido amablemente que te mueras (1986), Foto borrosa con mochila (2005) y Poemas al otro lado de la barra (2007). Recientemente publicó otros dos poemarios: Si Dios me pide un Bloody Mary y Orgías de andar por casa. Y en el presente año publica "Memorias circulares del hombre-peonza", con la editorial "Ya lo dijo Casimiro Parker".
3 comentarios:
Qué suerte tienes; esto de vivir en Madrid tiene muchísimas ventajas: no te pierdes una. La presentación tuvo que ser, por lo que he leído, algo muy especial. No conozco a Carlos Salem, pero no sabes las ganas que me han quedado.
Una cosa, ¿tú cuándo escribes? Madre mía, qué vida llevas.
Cuando presentes tu novela vas a tener una experiencia que ya quisieran muchos.
Un abrazo.
Fue un placer encontrarte allí, Paco. Poco a poco vas convirtiendote en parte inestimable del paisaje (o de la fauna) literario de Madrid. Bienvenido y bien hallado.
Un abrazo.
Pues sí, Mercedes. Esto era una de las cosas que más echaba de menos cuando vivía en Algeciras. Hombre, allí hay otras cosas que de vez en cuando busco y me paso unos días, sobre todo el mar y los paisajes, aparte de algunos amigos. Jaja, escribo a ratos, cuando tengo un hueco, y no más de dos horas seguidas, superado ese tiempo no rindo. Y sí, cuando presente mi novela espero saber lo que tengo que decir, no en vano ya he visto muchos maestros en estas artes.
Igualmente, Pedro. Eres muy generoso. Estuvo bien la presentación de Salem. Disfruté de sus poemas y de sus comentarios. Y también de tu compañía y de la charla con otros amigos.
Un abrazo a los dos.
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