Con mucho esfuerzo, con muchas horas de sacrificio..., tras muchas horas de soledad, después de dedicar horas y horas al trabajo de documentación, y después de someter el texto a interminables correcciones, he terminado mi tercera novela. Cada una de ellas es como un parto y la espera para verlas publicadas es uno de los ejercicios de paciencia que con más disciplina he tenido que llevar en la vida. La que acabo de terminar es la tercera. La primera, cuya redacción y corrección terminó hace unos dos años y medio, la mandé a una de las agencias más importantes de España. Para mi sorpresa, me contestaron que les gustó y que la mandaban como propuesta editorial a una editorial importante. Me quedé totalmente flipado cuando me informaron de que a la editorial le había gustado mucho y me pusieron un contrato delante de mis narices. Lo firmé y hasta ahora. Al parecer, el libro va a salir publicado en noviembre.
Mientras tanto he escrito otras dos novelas que están a la espera de que se publique la primera. Desde entonces he hablado con amigos y con otros escritores que me preguntan que cómo no he enviado las novelas a algún concurso, etc. Y la respuesta no la sé ni yo mismo. Lo cierto es que la experiencia me dice que las trayectorias de cada escritor son totalmente diferentes y que no dependen de los mismos. Si yo hubiera querido, a estas alturas la novela ya estaría publicada con Diputación, Ayuntamiento o con alguna editorial menor. Puede que, incluso, si la hubiese enviado algún concurso, habría ganado, o no, que nunca se sabe, y puede que la novela, quién puede saberlo, ya estaría editada. Pero en todos los casos, la trascendencia habría sido mínima.
Yo he preferido ejercitar la paciencia, consciente de que he tenido una suerte inmensa. Primero, al haber sido admitida la novela por una de las principales agencias del país. Segundo, por haber aceptado el texto una editorial grande. Mientras tanto, sí, he escrito otras dos de las que no tengo ni idea de lo que pasará con ellas. Pero, en todo este tiempo, he tenido que ejercitar la paciencia para no tener alguna otra crisis de ansiedad producida por la espera. Lo bueno es que tengo mi trabajo y no vivo de esto. Imaginaos las ganas que tengo de que llegue noviembre. Y espero que la recompensa llegue a paliar el coñazo de la espera producida durante dos años y medio.
2 comentarios:
Estimado amigo, ten en cuenta que la paciencia es uno de los mejores caminos para alcanzar nuestros propositos y que además es un arbol de raices amargas pero de frutos dulces.
Joder, Carlitos, qué profundo. Meditaré sobre lo que me dices. Gracias y un abrazo.
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