Hablar de Luis Gutiérrez Maluenda es hablar de
otra cosa, distinta, fresca y sorprendente. Me encontré con su obra por
casualidad, como suelen ocurrir estas cosas, y desde entonces no he parado de
leer sus novelas. Luis escribe novela
negra con un estilo muy personal,
lleno de humor. Su prosa, muy en el fondo, destila poesía, una poesía dedicada
a los personajes de los bajos fondos de Barcelona que pueblan todas sus
narraciones.
“Ruido de cañerías” (Alreves Editorial), es la
tercera entrega del detective Atila, cuyo despacho está situado
al fondo de un locutorio regentado por Lena, antigua amante de
procedencia argentina y ahora felizmente emparejada y obsesionada con quedarse
embarazada. Atila se sienta tras una mesa sobre la que tiene colocada una
fotografía que un día compró en un todo a cien, en la que se puede ver a una
mujer y a unos niños. Él piensa que esto da buena imagen para su negocio. El
locutorio está poblado por todo tipo de fauna urbana, predominando los
inmigrantes sin recursos, entre los que destaca el grupo de ecuatorianas
denominado por él “Las adoradoras del ballenato”. Su actividad
principal es el cotilleo y recelar de Atila.
Con estos mimbres, Atila se ha consolidado como uno de los
detectives de referencia del Policial español por pleno derecho. “Ruido de
cañerías” hace referencia al cuchitril en donde vive, un cuarto oscuro por
donde pasan las bajantes de todos los vecinos, en el barrio del Raval. En ella,
el detective recibe el encargo anónimo de investigar al presidente del Barça en
lo que parece una conspiración para frenar sus aspiraciones políticas. Entre la
decisión de abandonar el caso o aceptarlo, elige la segunda opción, dada la
insólita cantidad de dinero que le ofrece su cliente. Por otro lado, una pareja
de vecinos brasileños amigos suyos mueren en extrañas circunstancias y el caso
es archivado con demasiada premura, tanta, que Atila no se cree la versión
oficial. Las investigaciones de ambos casos se cruzarán, relacionándose entre
sí y llevando al detective a investigar los chanchullos de una asociación de
inmigrantes con intereses económicos y políticos que será clave en la
investigación.
Las situaciones ácidas, el cinismo, el sentido del humor y
el escepticismo, siempre presentes en la personalidad de Atila, hacen que la
lectura sea, más que amena, vertiginosa. El detective sigue haciendo
equilibrios entre su afición al whisky Vat 69 y su amor por Valentina (“lo
más parecido a la mujer de su vida que hay en su vida”). Luis describe como
nadie las calles del Raval, pobladas por delincuentes de poca monta, putas
pasadas de vueltas y personajes, en general, bastante marginales y desfasados,
pero que, en el fondo, conservan una buena dosis de corazón.
Los renglones de Luis recuerdan indefectiblemente a Raymond
Chandler y a sus personajes, con sus luces y sus sombras. Su mérito es
haber trasladado esos paisajes del padre de la Novela Negra a los paisajes de
la Barcelona actual, sumida en esta crisis global que es un filón para
construir las tramas de sus novelas, escritas, por otra parte, con un estilo
ágil y muy personal. Desde mi punto de vista, Luis es uno de los mejores
escritores del género con el que poder toparse desde la perspectiva del lector.
Parece que Atila tendrá continuidad gracias a sus propios
méritos, pero también a la sagacidad de la Editorial Alreves, que ha sabido ver
en él a uno de los detectives de referencia del Policial español, como ya
mencioné anteriormente. Atila no es la única creación de Luis, ya que todavía se
pueden conseguir las novelas del “Humphrey”, otro de sus
detectives que está a la altura de Atila, con su propio universo narrativo. Si
bien Atila ha encontrado continuidad gracias a los de “Alreves”, el “Humprhey”
no tuvo tanta suerte a nivel editorial, algo incomprensible. Por muy buena que
sea una novela, siempre hace falta esa pequeña dosis de buena estrella.
“Ruido de cañerías” ya está a la venta. Se puede leer
independientemente de las dos anteriores, aunque yo os recomendaría la lectura
de todas. En general, os recomiendo la lectura de toda la obra de Luis. Antes
dije que era uno de los mejores escritores de Novela Negra de este país. ¿El
mejor? A vosotros os toca decidirlo. Yo lo tengo claro.
El autor: Después de dedicarse buena parte de su vida a
ejercer de ejecutivo informático, decide abandonar para escribir novelas de
género negro. Su primera novela, Putas, Diamantes y Cante Jondo, fue finalista
del premio Mejor Primera Novela de 2005 otorgado por la Asociación de Novela
Negra y Policíaca Brigada 21. Otras de sus novelas son 806 Solo para adultos,
finalista del premio Yoescribo.com, Música para los muertos (2007) y Una
Anciana Obesa Tranquila (2009). Ha publicado también ensayos y cuentos en
diferentes medios culturales, como las revistas El coloquio de los perros y
Prótesis o el fanzine LH’ Confidential; su cuento «Harlem» figura en la
antología La Lista Negra que reúne a los nuevos valores de la novela policíaca
española. Asimismo, su conferencia sobre la importancia del jazz y el blues en
la novela negra, se incluye en el libro Geografías en Negro. Complementa su
tiempo asistiendo como invitado a conferencias y mesas redondas en torno a su
tema preferido, novela negra, jazz y blues.
(Biografía obtenida de Al revés editorial)
Novelas:
Ruido de cañerías, 2012
Un caniche blanco muerto, 2012
Los muertos no tienen amigos, 2011
Mala hostia, 2011
El árbol bajo el que siempre llueve, 2011
Un origen salvaje, 2011
Una anciana obesa y tranquila, 2009
Música para los muertos, 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario