Recuerdo una entrevista que le hicieron a un escritor de cuyo nombre no quiero acordarme. Es muy mediático, vende y tiene prestigio. Desde mi punto de vista, sus novelas son una basura. El escritor, cuya vanidad flotaba por el plató de televisión y de espesa se podía cortar con un cuchillo, describía su niñez en la República. Sus padres eran cultos cultísimos, por tanto se crió entre los anaqueles de los numerosos muebles (de maderas nobles, se entiende) que albergaban miles de libros en su casa céntrica de Madrid, escuchando, ya desde su más tierna infancia a Bach, a Beethoven y a Vivaldi. El susodicho decía que, criado en ese ambiente, estaba llamado a cumplir un destino inevitable: el de ser escritor. En ese momento comprendí que, a pesar de ser yo un crío que hacía mis pinitos en la lectura, jamás llegaría a escribir nada digno, cómo iba a ser posible siendo mi niñez tan distinta a la del literato.
Por aquel entonces, yo comía judías y lentejas. Mis padres eran buenísimas personas, pero claro, él era soldador y mi madre ama de casa. Lo que sonaba en mi humilde hogar, no era Wagner, sino Juanito Valderrama y Antonio Molina, de los que mi viejo era gran admirador. Si se me rompía un pantalón, pues me ponían un parche. Mis padres no asistían a cocktails sino al bar Joavic a tomar cañas y en casa se bebía vino a granel con casera. En mi barrio no había ni farolas ni calles, sino oscuridad y barro o polvo, dependiendo de la estación. Yo no tenía chófer ni criadas. Cuando queríamos salir del barrio cogíamos la P-9, que nos dejaba en Ciudad Lineal y de ahí al Metro. Tampoco fui a colegio de pago. Las que me enseñaron Geografía y Matemáticas fueron doña Carmen, la señorita Mari Carmen y la señorita María Jesús.
Total, que en mi mente infantil me hice una reflexión: la de que con semejante bagaje yo no ejercería jamás uno de los nobles oficios como el de escritor. Es más. El nota hablaba de “los clásicos”, un concepto que yo no entendí muy bien entonces, ya que citó nombres como Virgilio y Homero, que a mí me parecieron más nombres de pueblo que nombres propios de gente a los que hubiese que admirar. No, definitivamente, yo no estaba llamado a protagonizar ni siquiera una anécdota en ese exigente y glorioso mundo de las Letras.
Es más. Cuando estaba terminando 8º de EGB llegaba el momento de elegir. Optar por BUP, FP o entrar de aprendiz en algún taller. Yo nunca he sido listo para la vida pero sí lo era para estudiar. Mis profesoras recomendaron encarecidamente a mis padres que me llevaran al instituto para realizar estudios de BUP. Pero yo veía que el BUP estaba claramente orientado a realizar en un futuro estudios universitarios. Y yo, en mi entorno familiar y vecinal, no conocía a nadie que hubiera hecho una carrera. Por tanto, la cosa me sonaba a ciencia ficción. Así que decidí hacer FP para aprender un oficio y porque eran unos estudios que no te cerraban las puertas de la Universidad, por si en un futuro me daba la ventolera y hacía una carrera. Escogí electrónica porque me gustaban las bombillas, tal era mi pésimo criterio entonces, que no ha variado mucho con el tiempo. Así que eso hice. Como no era tonto, fui aprobando, pero cómo echaba de menos el no estudiar en profundidad Literatura, Historia, etc, que era lo que verdaderamente me gustaba. No acabé la FP porque entonces estaba yo más preocupado por otras cosas, como por ejemplo ir a conciertos o emborracharme con los colegas, pero esa es otra historia. El caso es que años más tarde terminé FP y me saqué la ingeniería mientras trabajaba, lo cual, creo que no ha influido mucho en mi vocación de escribir, pero ahí queda.
No tuve tiempo de leer ni a Virgilio, ni a Homero ni al padre de Domingo Ortega. Mis emolumentos dependían de la modesta paga que mi madre me entregaba religiosamente cada domingo y que daba para comprar flashs, algunas canicas y tebeos de segunda mano del Jabato, el Capitán Trueno y el Corsario de Hierro, sin olvidar los Clásicos Juveniles de Bruguera y las novelas de Estefanía. Eso sí, me hice socio de la biblioteca del barrio y transité entre anaqueles que no eran de maderas nobles sino de aluminio gris, cuyas baldas estaban unidas con tornillos oxidados de los altos hornos de Bilbao. Y me leí todo, si bien los libros no olían a imprenta, sino a un aroma rancio que supongo era una mezcla de humedad y sudor de manos que antes habían pasado todas esas páginas. A algunos les faltaban hojas y otros alojaban dibujos semejantes a los que habitan los urinarios. Pero enseguida vi que más importante que el envoltorio era el contenido.
Sorprendentemente ahora escribo y sigo leyendo como un jodido poseso, eso sí, elijo; porque, de forma increíble y aun con mis antecedentes, poseo un criterio. Eso sí, ninguno del nota al que aludía al principio. Porque aun con sus referencias que para mí hubiera querido y con perdón, sus novelas son una mierda.
49 comentarios:
¿El notas es Javier Marías?
Ciertamente, anónimo, no suelo criticar en público a nadie, lo considero de mal gusto. Me limito a citar el hecho y permíteme que me guarde el nombre. Un abrazo.
Bajar de la nube es bajar a la calle.
La buena vida limita al escritor que ha de escribir de la vida normal de oídas.
Saludos, Paco
Razón no te falta, Juan. Un abrazo.
Todos los caminos llevan a Roma y, si Roma el destino, da igual el camino por el que uno ha de transitar. La cuestión es llegar. Y tú, por uno u otro camino, has llegado. Misión cumplida.
Pues sí, S.Cid, eso es lo que quería transmitir aparte de la vanidad del nota. Un beso.
Las cosas son como terminan no como empiezan, la vida es larga y da tiempo a reflexionar, pensar y saber lo que queremos y nos conviene, ya ves tú querías ser escritor y pese a todo lo que has contado, lo eres..., y bueno.
Besitos
Siempre tan amable, Campoazul. Muchísimas gracias. Un beso.
Ya sé que no nos vas a decir quién es, pero tengo apuestas para el notas: el joven Marías, Muñoz Molina y el impresentable José María Guelbenzu...
No seas tan buen tío: queremos la cabeza del novelista de mierda.
Anónimo, te acercas, pero no insistas. No voy a decir ni mu. Saludos.
Pues fíjate que, en mi opinión, el que no tiene futuro en lo literario, por más que venda, es el pedante ese, soso y desaborido. El que tiene una historia humana y cálida como tú, ya tiene mucho ganado en lo de escribir
No sé quién será el susodicho autor, Paco, pero te entiendo perfectamente. Yo también me indigno cuando veo por ahí algunos libros publicados y la cantidad de buenos autores que nunca tendrán una oportunidad.
Por cierto, me gusta el estilo de tus últimas entradas. Sin ser costumbrista, pero contando desde el corazón las cosas que sientes y has vivido, creo que lo haces muy bien.
He estado unos días ausente y no comenté la entrada sobre tu barrio y tu juventud, pero me gusta mucho como lo describes. Me recordaba, en cierta forma, esa gran novela que es "Niños de tiza" con sus historias de barrio periférico.
Un abrazo.
Pues sí, Miguel. Pero lo que a veces me indigna es que estos pavos no solo viven de lo que escriben, sino que se hacen millonarios. Y tantos y tantos otros no es que no vivan, sino que les cuesta dinero publicar, entre los que me incluyo.
Gracias, Armando, siempre tan amable. El compararme con "Niños de tiza" me ha emocionado especialmente, ya que es un libro que leí sin poder parar de leer, ya que los escenarios por los que transitaban los personajes los había recorrido yo de pequeño.
Un abrazo a los dos.
Fernando Sánchez Dragó.
La verdad es que no entiendo nada. Un sujeto es un petulante, un soberbio, un engreído...y también un escritor de éxito. ¿Y? Sus novelas te parecen una mierda. Bien, hay unos cuantos miles de lectores se ve que piensan lo contrario. Nadie lee obligado.
¡Te indigna que no sólo vivan de escribir, sino que, además, se hagan millonarios! Oye, que no se hacen millonarios robando: escriben y venden, y venden porque la gente les compra. Por algo lo harán, ¿no crees? Y por algo no comprará esa misma gente otros libros.
Ser un pijo, un niño bien, un soberbio y un perfecto cretino, son cualidades personales que no impiden escribir magistralmente y/o escribir aquello que a los lectores les gusta. Y paralelamente, tener un considerable mérito, ser un currante honesto y labrarse el futuro a base del propio trabajo, no garantizan la calidad literaria de lo que uno escribe. A lo mejor (mera hipótesis) es que los libros del petulante tienen interés para el público, o son incluso literatura, y de la buena. Y a lo mejor es que lo que no vende, no interesa, sencillamente porque no es bueno (podíamos también considerar esta hipótesis, me parece).
Es intolerable: un niño bien, un soberbio...¡¡que vende, al que los lectores compran libros, que se hace millonario con la literatura...!! ¡Sólo falta que sea guapo! Indignante, sí: hay que decirles a sus miles de lectores que compren otros libros.
David, no insistas, no voy a desvelar el nombre. Un abrazo.
Anónimo, tu comentario y el tono en el que lo haces, dan para otra entrada.
No es que no entiendas nada, es que tu punto de vista y el mío son diferentes. Mira, las novelas del tipo del que hablo, como las de tantos otros, no son ni novelas. Lo que ocurre es que como el formato de novela es el que más vende encajan aquí sus paranoias y reflexiones, muy bien escritas, por cierto, faltaría más, estos tipos suelen ser de Letras, como para que no escribieran bien. Pero de novelas... nada de nada.
Una novela debe tener un planteamiento, un nudo y un desenlace. Una trama principal, con subtramas, personajes principales y secundarios bien diferenciados y paisajes por donde discurran las acciones. Todos estos elementos, brillan por su ausencia en muchísimas novelas con ventas millonarias de autores famosos. ¿Que por qué venden tanto, entonces? Pues porque son famosos y tienen muchos contactos en grupos editoriales, pero no son novelistas, aunque se precien de serlo.
En cuanto a lo de las mayorías que dices, pues vale. Pero nunca he considerado que las mayorías lleven razón por el hecho de ser mayoría. ¿Sabes cuántas personas compran el Premio Planeta para que luzca en los anaqueles de la estantería del salón y presumir ante los amigos? Yo tampoco, pero son bastantes.
No tengo nada en contra de los que nacen ricos de cuna, de hecho, al final de mi entrada digo que para mí habría querido yo esos antecedentes. Pero es evidente que lo tienen mucho más fácil que el resto de los mortales, entre los que me incluyo.
Un abrazo.
Realmente lo que uno encuentra en muchas librerías no son novelas sino cosas para vender. En realidad lo que buscan muchas editoriales es, como empresa que son, vender. Y es verdad lo que dices. Porque lo compren muchos no tiene que ser bueno.
Todo esto me recuerda a otro escritor, al que no voy a revelar su nombre y que es de clase alta e igualmente petulante que quien describes (No voy a insistir) No nació en tiempos de la República, sino que es de nuestra generación. Fue conmigo al colegio. Me caía bien, hasta que cayó en mis manos su primera "novela", y luego las siguientes. Para mi son una mierda, lo mismo que su ego.
Holla Paco,
Gostaria de convidar você e seus leitores para as comemorações do segundo aniversário do blog Jazz + Bossa + Baratos Outros:
www.ericocordeiro.blogspot.com
Un fuerte abrazo, diretamente de Brasil.
Saludos!
Sí, la verdad es que nuestros puntos de vista son diferentes.
Una novela debe tener planteamiento, nudo...trama, subtramas...personajes principales y secundarios... Bueno, sí: la novela de aventuras, la de acción, la novela "en la que pasan cosas": EL caso de...El documento X...El misterio nosécuántos.. Pero no LA novela, toda novela, por definición y necesariamente (que no hay una definición canónica e inamovible, esculpida en mármol, de novela). Creo que fue Hemingway el que dijo que una novela era una primera frase por la que matarías y luego, doscientas páginas. De este mismo autor: El viejo y el mar, ¿no es una novela? Pasar, pasan pocas cosas, más bien sólo una. Para relato, es corto; narración, tampoco viene bien; yo lo llamaría novela, y, desde luego, literatura. El Adolfo, de Benjamín Constant...¿tampoco es novela? Porque pasar, así, de intriga, emoción, tramas y subtramas, nada de nada: más bien, disquisiciones y cuitas varias de un sujeto. Pero es una novela.
¿Que esta gente lo tiene más fácil para publicar? Toma, claro. Y para ser registrador de la propiedad, notario o miembro de un consejo de administración. Pero eso no quiere decir, por sí solo, que sean malos notarios, registradores o ejecutivos por haber tenido una vida más regalada. La medida de la calidad no la da el origen, pero tampoco el esfuerzo, sino la persona y su obra. Un cuadrito pintado por alguien con la boca, por ejemplo, porque carezca de manos, o tenga una parálisis, es tremendamente meritorio, sin duda, pero pictóricamente, peor que un Velázquez, aunque a lo mejor este, gracias a los dones que le había dado la naturaleza, no tenía ni que despeinarse para hacerlo, y su mérito y esfuerzo eran mucho menores.
Vender mucho no es sinónimo de calidad, cierto. Pero tampoco al contrario: no lo es de falta de calidad, como vender poco tampoco dice necesariamente nada en favor de la obra en cuestión. Mucha gente compra el Planeta sólo para que sus visitas lo vean en casa, sí. Y otros muchos, para leerlo. Y algunos premios Planeta se venden más, y otros casi nada. Y algunos perduran (Moix, por ejemplo), y otros están más que olvidados. Hay quien compra a Marías, por citar a alguien, porque da tono, vale...pero otros muchos miles lo hacen porque consideran que es un escritor magnífico. Y lo leen, y les gusta.
Lo siento, no lo veo de otra forma distinta: creo que en tu entrada hay un tonillo envidioso hacia el consagrado que vende mucho, porque a ti te gustaría hacerlo como él, y has tenido que currártelo diez veces más; y lo descalificas por ser un petulante (lo que no tiene nada que ver con la calidad de una obra literaria), por haberlo tenido "fácil" (supuestamente, que no todo niño rico publica libros) y porque a ti sus obras te parecen una basura (lo que no es más que una opinión legítima, pero personal y contraria, según parece, a la de miles de personas, que no tienen que ser necesariamente borregos con anaqueles...). No hay una conexión necesaria entre su origen acomodado, su soberbia, su presunta facilidad para publicar, y la calidad de sus obras. Me da igual que el fuera rico y tú pobre: podremos opinar con fundamento cuando leamos un libro suyo (si no lo hemos hecho ya, ay) y uno tuyo.
Y lo que más me ha llamado la atención es que todo el mundo te dé una palmada y diga que qué vergüenza, que cómo es posible que un tipo así venda libros, que qué soberbio y engreído...¡si no sabemos quién es y, por tanto, qué nos parecen sus libros! ¡¡A lo mejor somos uno de sus miles de devotos lectores...!! Señores, que en la historia de la Literatura poca gente más engreída que Borges...y, como escritor, malo del todo no era.
Un abrazo.
(Alfonso: desvélanos tú el nombre de tu compañero de cole, hombre...ya que se lo pedías a Paco, y él no quiere...no nos dejes tú también con la intriga)
Vale, Anónimo. Te digo el nombre del escritor si tú revelas quien eres.
Puedo darte un nombre, Alfonso, pero no tendría ningún sentido: podría ser el mío o uno inventado y en ninguno de los dos casos sabrías si estoy diciendo la verdad o no. Puedo decir que soy Francisco Gorzas, o José María Pamundi, pero que me puedes llamar Paco o Chema... ¿Qué más da cómo me llame? Yo no he dicho de ningún escritor que escriba novelas de mierda...
Te lo preguntaba por pura curiosidad, por cotilleo, si quieres...y porque, a fin de cuentas, sois vosotros los que habéis puesto a parir a un escritor (a otro, para quien considere que también lo es: en tal caso, a un compañero de profesión. Lo que no deja de ser un poco feo). Lanzada la piedra, me parecía razonable no esconder la mano y sostener la descalificación con argumentos. Entonces, ya podríamos hablar, quizá, de algo parecido a la crítica literaria, y no de una mezcla de juego de las adivinanzas y leña al mono...pero sin mono.
También te lo preguntaba porque no se me ocurre nadie que, con tan poca edad, cuarenta y pocos, tenga varias novelas publicadas, supongo que de éxito... No sé...¿Mañas, Loriga...? ¿Y qué colegio...Recuerdo, El Pilar...?
De hecho, tampoco se me ocurre quién puede ser el escritor del que habla Paco Gómez. Si era un niño durante la República, Sánchez Dragó y Guelbenzu (que sí eran niños bien) desde luego no pueden ser. Marías, por edad, menos. Y Muñoz Molina, aparte de la edad, de niño pijo tiene poco... Ni idea.
Pero ya te digo: puedo combinarte un nombre y dos apellidos cualesquiera...pero no se trata de eso. Me parece perfecto que no des el nombre, o que lo des, tanto da: si lo haces o no lo haces, no creo que sea por saber cómo me llamo. A diferencia de los dos escritores de los que habéis hablado sin nombrarlos, yo no soy nadie conocido.
El anónimo ése está tan cabreado que le va a dar un ataque.
(Aunque Paco no vaya a decirlo, el escritor de mierda es el Dragolo, fijo.)
Ciertamente, yo no quería crear tanta polémica con esta entrada. Intenté manejar la fina ironía para intentar comunicar una idea: que hay varios caminos para llegar a ser escritor, pero que algunos lo tienen más fácil que otros. También intenté dar mi opinión al respecto de lo que debe ser una novela, sin sentar cátedra, porque admito que puedo estar confundido. Los que visitáis este blog, sabéis que suelo hacer también alguna reseña. Como no me pagan por hacer crítica, solo reseño lo que me gusta. Y lo que no me gusta, lo obvio, precisamente por respeto a esos compañeros, porque pienso que todo el que escribe un libro merece ese mínimo de respeto. Por eso, precisamente, no doy el nombre del escritor al que me refiero que, evidentemente, no es de mi generación ni tampoco pertenece a mi condición social. Simplemente lo vi un día hablar en la tele y me pareció que tenía una vanidad y un ego como una catedral. No obstante, allá cada cual. Y lo de que particularmente sus novelas me parecen una mierda, creo que es una opinión lícita porque, insisto, no son novelas, sino reflexiones muy bien escritas.
En fin, visto lo visto, dudo que haya conseguido transmitir lo que quería.
Ahora sí que lo he pillado: es Luís Alberto de Cuenca.
(El anónimo enojado no ha entendido ná de ná.)
Vaya tela, jajaja. Que no, Anónimo 12, que no, que no es Luis Alberto de Cuenca. Que no voy a decirlo.
Anónimo, me importa un carajo quién seas, pero tus justificaciones para permanecer anónimo son patéticas.
Es Guelbenzu, está claro.
Anónimo, apestas.
Un tipo que se denomina "Instant karma" afirma:
Anónimo, me importa un carajo quién seas, pero tus justificaciones para permanecer anónimo son patéticas.
Sin comentarios.
A ver, ni el anónimo está de acuerdo conmigo ni yo con él. Pero no caigamos en el insulto o la descalificación. La riqueza de esto es el debate, que siempre aporta ideas nuevas. Tengo moderados los comentarios por simple prevención, pero no voy a autorizar ninguno más que descalifique a otro lector de este blog. Yo me ratifico en todo lo que he dicho, incluso en que no voy a desvelar el nombre del escritor al que me refiero. Por mi parte, admito que el Anónimo lleva razón cuando dice que se puede ser rico de cuna y culto y ser buen escritor. Es más, conozco muchos cretinos que pese a su gilipollez, escriben de maravilla, una cosa no quita la otra.
El tal Enrique es un capullo.
(No es insulto, es definición.)
Enrique también apesta.
Paco, sea quién sea el escritor ¿ a quién le importa ? has expresado tu opinión, la tuya, libremente y encima en tu blog. Al que le pique, que se rasque
Instant karma: me has dejado avergonzado...Qué razón tienes: "patéticas", esa es la palabra. Acerca el oidito, que te revelo quién soy sólo a ti: soy...I´m stepping out...a que me conoces...seguro, como yo a ti. (Aunque... te reconozco que en días como hoy, festivos, soy también La conga de Jalisco, o Paquito chocolatero, según...) Un besito, chato/a.
Nombres Combinados: a ti sí que no puedo decirte nada. Lo reconozco: soy incapaz de argumentar y rebatir a tu mismo nivel.
Es obvio que el anónimo cabreado y Enrique son la misma persona.
Enrique se lava los dientes con nitroglicerina.
Veo que han salido publicados dos comentarios posteriores a uno mío en que contestaba a Instant Karma y a Nombre Combinados y que, por lo que se ve, ha sido censurado, porque tendría que haber aparecido antes: ¿por qué? ¿Porque ironizaba con estos dos sujetos y porque al primero le mandaba un besito..? Pues bien que has dejado uno en el que dice que apesto...¿esto te resulta más tolerable?
Enrique-Anónimo está mosca porque no le han dejado sorprendernos con su fina ironía. Pobre...
Platos Combinados (qué gran nombre, te habrá llevado tiempo dar con él): Enrique y yo somos dos lectores de este blog distintos. No le conozco de nada, pero a juzgar por su comentario, ese sí acertadamente irónico, es de los pocos por aquí que no se apuntan a un coro de palmeros (y, posiblemente, no esté para nada de acuerdo con lo que he escrito, ni falta que hace, pero no le ha impedido reírse de quien acusa a alguien de escribir en el anonimato, mientras usa un pseudónimo).
Por cierto, la mía es ironía a secas...la ironía fina, según el propio autor, es la empleada en el artículo de esta entrada, con el que no mostrar el placet levanta tanto revuelo (revuelo, por otra parte, en el que ninguno de vosotros ha razonado nada, sólo descalificado: ¿leéis Literatura y tenéis algún criterio al respecto, o en capullo, apestas y nitroglicerina se acaban todos vuestros argumentos? Porque creí que hablábamos de qué se puede considerar novela y qué no, de los merecimientos para ser considerado escritor, etc...).
Hablábamos de literatura cuando llegó un fulano que primero fue anónimo y luego Enrique y ahora insiste en que son dos personas distintas (casi como el Espíritu Santo: un caso claro de doble personalidad), todo cabreado porque el resto de los lectores le dieron el parabién a Paco. Propongo que la próxima vez alguien disienta un poco, para que a Anónimo/Enrique no le de algo, porque el chaval me preocupa.
Lo de Platos Combinados era una sutil variación de Nombres Combinados, que saqué ya no recuerdo de qué comentario anterior. Pero si prefieres no me esfuerzo más y lo dejo en Anónimo, siempre que prometas firmar como Enrique, para no confundirnos unos con otros. Y que siga la fiesta…
Anónimo, te lías y encima le haces la pelota a Enrique, contradiciendo así tus brillantes y profundos argumentos en contra del peloteo que has detectado hacia el anfitrión de este blog (que tiene más paciencia que un santo, dicho sea de paso). En definitiva, Enrique y tú acabaréis formando, no un coro, pero sí un dúo de palmeros, lo que, ya al margen de lo tratado y debatido en este post, os puede llevar a tener un gran éxito como animadores de fiestas regionales y parroquiales en las fechas estivales que se aproximan.
Platitos: ¡qué sutil! No, si todo el resultado de tu esfuerzo es ese, mejor que no te esfuerces...
Karmín: ea, mu bien.
Y ahora en serio...¿alguna opinión? ¿Se puede ser petulante, rico y repulsivo y merecer la fama literaria o hay que dejar paso necesariamente a escritores noveles, "a quienes debieran estar reservados los premios literarios"...? Me parece ya mucho quejarse...por eso escribí mi primera entrada...el panorama editorial, los premios a autores medio consagrados con dos o tres libros, editan a los famosos que no saben escribir novelas, los ricos lo tienen más fácil... Uuuuuffff.... Que a lo mejor hay que mirar un poco la viga en el ojo propio...
Platitos y Karmín...Marías, ¿no es buen literato? Stefan Zweig, ¿no lo era? Los dos estaban, por su origen, casi "destinados" a serlo, como describe Paco Gómez en la entrada... ¿no os parecen dos genios, o casi, de la Literatura?
En fin, no espero respuestas razonadas.
Aquí estoy de nuevo.
Sólo quiero decirle a Anónimo que lamento que no dé su identidad pero por un motivo completamente distinto al del resto.
Y es sencillamente porque me gusta cómo razona y escribe. En realidad, tampoco dice nada del otro mundo. Se trata simplemente de observaciones de sentido común. Pero ya se sabe que el sentido común es el menos común de los sentidos (de ahí la conjura de los necios).
Me da a mí que los que me acusan de ser Anónimo (y que se esconde bajo nombres tipo "Instant karma" y "Nombres combinados") son algunos de los que anteriormente han firmado con su nombre y luego han decidido pasarse al anonimato para sentirse más libres para insultar.
Sea como sea, no deja de asombrarme la que se ha montado por una chorrada.
El hombre que no se llama Enrique pero firma como Enrique para que no lo acusen de esconderse en el anonimato (lo cual demuestra lo absurdo de esta acusación)
Lo que Paco quiso decir es que, pese a la cultura de la que presume ese escritor que en realidad puede ser cualquier otro de su mismo pelaje, las novelas que escribe son una mierda; y de paso aprovechó para reivindicar la novela clásica con trama y planteamiento, nudo y desenlace. Eso sí, cargado de envidia y de rencor, como es costumbre en él (observa con qué sutileza ironizo y al mismo tiempo le hago la pelota). En eso tienes razón, así como en que bajo esos nombres chorras nos escondemos todos los que comentamos antes con nuestros propios nombres, y también muchos de los que comentamos en los posts anteriores y la mayoría de los que dejamos comentarios en todos los blogs enlazados.
Karmas Combinados (menos mal que el de la doble personalidad, la bilocación y el desdoblamiento mental era yo: con los megamixes que hacéis con vuestros alias, ya no sé con cuántos me bato...): para empezar, me congratula el (nuevo) tono de tu mensaje. Ahora das tu opinión. Bien, eso es lo que tú has leído, y has interpretado. Yo, la verdad, no he leído eso.
No he leído, solamente, que un señor muy petulante que cree que escribe muy bien realmente haga novelas muy malas. No. He leído que un señor muy petulante que cree que escribe muy bien, hace novelas muy malas...y tiene mucho éxito, y la gente le compra mucho, pero no porque sean buenas esas novelas, que no son ni novelas, sino porque la gente, que es como es, llena con ellas los anaqueles de los salones de sus casas para presumir, y porque el falso novelista tiene amigos en las editoriales, y porque es famoso, y entonces le dejan editar sus paranoias...y que esto es indignante. Que es indignante...¡que se haga millonario vendiendo sus libros! Y ojo: vende, porque tiene contactos en las editoriales. No edita por eso, vende: sus miles de lectores son borregos, sin criterio, que, pudiendo coger el volumen de al lado, donde pasan tantas cosas, compran esos engañabobos. Respetuosa descripción esta, del público lector.
Y tampoco he leído una reivindicación, hecha así, de paso, de la novela clásica (¿estás pensando en la del s.XIX...? Me da que no.) He leído lo que una novela debe tener... Y que si algo no lo tiene, su autor no es novelista, aunque se precie de serlo. Eso no es una reivindicación de nada, es una definición dogmática, en la que lo ortodoxo es lo mío (lo que me gusta, lo que hago, o lo que creo que sé hacer), y lo demás una mierda. Y, como verás, las citas son textuales.
Enrique, gracias por el mensaje. No sólo por estar, supongo, mas o menos de acuerdo conmigo, o por parecerte bien lo que haya dicho o cómo lo haya dicho (que también, claro), sino, sobre todo, por pensar y decir que lo que he puesto no es nada del otro jueves, sino algo de puro sentido común. Porque, realmente, es lo que yo también pienso, y por lo que, precisamente, me asombran las reacciones en contra, tan desmedidas: no creo que haya descubierto precisamente el Orinoco, sino que todo lo que he dicho es algo de pura lógica, que esta ahí y se ve, sencillamente, si se quiere mirar y ver sin apasionamientos y adscripciones previas. Que un señor puede desear intensamente ser pintor. Que puede autocalificarse como pintor (en fin, ha pintado dos cuadros). Que le pone marco a uno, y lo cuelga. Que, a su juicio, es un cuadro como Dios manda: con su paisaje, sus arbolitos, su río, sus colores, muchos colores, y un sol, y hasta frutas, así como un bodegón, pero con mezcla de estilos, y todo lo que tiene que tener un cuadro, vaya. Pero que si luego va poca gente a verlo, no puede andar todo el tiempo quejándose de los galeristas, que cogen a los que cogen, de los premios de pintura, que se los dan a los que se los dan, y ya, para rematar, de ese tipo de gente que decora su salón con anaqueles, que forma enormes colas para ver...fíjate tú, el cuadro ese, el del Guernica, que ni tiene colores, ni paisajes, ni se sabe si lo que gime es vaca o toro, ni nada. Que parece cuadro, pero no lo es, que cuadro es lo mío. Pero claro: la publicidad, la fama, los amigos galeristas...y la gente, sobre todo esa gente que compra entradas, que hace colas sin criterio alguno... porque luego a todos les gusta presumir ante los amigos de haber ido al Prado. Va a ser por eso.
En fin, creo que, con sobrada razón, debéis estar todos hasta el moño de mis entradas, así que lo mejor es que nos despidamos, con la esperanza (supongo que la tendréis) de que no nos volvamos a encontrar. Aunque...quién sabe lo que nos depara el Karma, sea simple, combinado, soluble o instantáneo...
Un saludo a todos, y un abrazo, Enrique.
Hola. ¿Qué tal? Yo estudié en el Monte Carmelo. Tuve de profesoras a María Jesús, a la directora Doña Carmen, a la profesora Maricarmen y sobre todo a la Srta.Ángela... busco desesperadamente fotos del colegio, de su fachada, no sé, de su interior, ¿tienes algo? tinin35@yahoo.es. Gracias de antemano. Saludos
Lo siento, pero no tengo nada, y ya me pesa, porque fue una época que me gustaría recordar. Oye, ¿no estarías en mi clase?
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