Conocí a Jerónimo Tristante en una conferencia en la Feria del Libro de Cuenca de este mismo año. Él y Pedro de Paz disertaron sobre si había que ser o dejar de ser sueco para que en este país te hicieran caso a la hora de comprar tus novelas. No sé si es fetichismo o es una excusa para charlar con los autores pero, de un tiempo a esta parte, me estoy haciendo con una amplia colección de novelas firmadas por los propios escritores. Como yo ya conocía a Pedro de Paz de otros saraos literarios, me presentó a su compañero y amigo Jerónimo, que sorprendentemente sabía de mí por Internet.
El caso es que compré las dos primeras novelas protagonizadas por el detective Víctor Ros y me las firmó mientras tomábamos unas cervezas ellos, la gente de la organización y yo, rato que ni os cuento de lo agradable. En aquellos momentos no sé en qué novela andaba yo enfrascado, pero me hice el firme propósito de conocer a Víctor Ros lo antes posible. Por cierto, la conferencia estuvo estupenda ya no por los contenidos, que fueron interesantísimos, sino por el fino humor que destilan este par de escritores amigos. Tenéis una muestra de este humor en el blog que gestionan juntos: Pandemonio de caos.
Me enfrenté a Ros en el primer momento que tuve libre, porque como os digo, leer novelas es un gran placer, pero lleva su tiempo. Jerónimo nos presenta a su personaje como hijo de la emigración extremeña cuyo hábitat es el Barrio de la Latina del Madrid del siglo XIX. Su madre se gana la vida cosiendo de sol a sol y él, como tantos y tantos chavales empujados por el ímpetu de la juventud, se dedica a recorrer esas calles en compañía de sus compinches. Juntos, no paran de cometer fechorías y de jugar al gato y el ratón con la Policía. Víctor Ros es muy bueno cometiendo pequeños delitos y su inteligencia le aporta madera de líder, liderazgo que ejerce entre el respeto de todos los golfillos. No obstante, la policía le tiende una trampa y le pilla en un renuncio. En la comisaría, el Víctor niño se muestra orgulloso, poco colaborador y alardea de sus habilidades. Su suerte es que le interroga un sargento que rápidamente se da cuenta de que se encuentra ante una mente privilegiada. Sin embargo, el crío desconfía de todo y de todos. El sargento, con habilidad y mucho tesón, decide que es mucho mejor que la sociedad gane un buen policía y aparta al chico de las calles, y consigue que ingrese en el Cuerpo. Surge así el personaje, el inspector Víctor Ros destinado a Madrid después de desarticular una célula radical en Asturias y un destino provisional en Figueras. Es el comienzo de “El misterio de la casa Aranda (2008)”, primera novela de la serie publicada por la editorial Maeva, al igual que las dos siguientes.
En esta primera entrega, Víctor Ros resuelve dos casos: el misterio de una casa que, en principio, parecía encantada y el asesinato de unas prostitutas. Aparte de la figura del sargento que consigue que Víctor sea policía, no menos importante es la aparición de un noble bastante enigmático que acoge al detective como pupilo y le enseña técnicas y métodos científicos revolucionarios para la época que ayudan a resolver crímenes por medio de la medicina forense. Aunque este noble acaba convirtiéndose en una de las mayores frustraciones de Víctor, porque nada es lo que parece.
En la novela, Víctor adquiere prestigio con la resolución de los dos casos y además obtiene posición social gracias a la historia de amor que se desarrolla como trasfondo en la trama, ya que se casa con la hija de unos nobles, dueños de la casa que entraña el misterio. La obra sirve para presentar a un detective rodeado de toda una pléyade de secundarios magistralmente caracterizados entre los que destaca el Watson particular de Víctor, don Alfredo Blázquez, compañero de la Brigada. Porque Víctor Ros es Sherlock Holmes, sólo que sus andanzas no transcurren en el Londres victoriano, sino en un Madrid mísero por el que transitan por igual la miseria de sus habitantes y el boato de los carruajes de la élite de la urbe. Un Madrid y una España convulsa políticamente dependientes de los devaneos de poder de una sociedad conservadora por la que caminan corrientes de pensamiento destiladas de un dudoso Parlamento en el que destacan figuras como Canovas o Sagasta. Y mientras, en las calles de la capital, ajenos a todo, la clase popular está más atenta a si torea mejor Frascuelo o Lagartijo.
En “El caso de la Viuda Negra (2008)”, Víctor Ros se traslada a Córdoba. Jerónimo Tristante vuelve a hacer un alarde de documentación y vuelve a plantear dos enigmas, dos crímenes: el asesinato de un militar que, en principio, parece obra de los liberales radicales, y la muerte de un noble en lo que, otra vez, nada es lo que parece. Los personajes de la primera novela vuelven a aparecer más maduros junto a otros nuevos perfectamente caracterizados. El detective, que cuenta ya con un prestigio como resultado de sus anteriores casos, vuelve a ejercer la lógica deductiva y el tesón propio de su personalidad. Y vuelve a salir victorioso aumentando su fama. Es una delicia para el lector verle actuar pero esta vez en un escenario distinto, geográficamente hablando. Aunque se puede observar que Córdoba, no es tan distinta de cualquier otra ciudad gobernada por los mismos de siempre, que se resisten a que las cosas cambien.
El detective culmina su caracterización y su prestigio en la tercera entrega de la serie, “El enigma de la calle Calabria (2010)”, cuya trama transcurre en Barcelona. Tristante riza el rizo en una novela aún más trepidante que las anteriores en las que nos presenta a un Víctor Ros más humano, pero a la vez más maquiavélico y experto en el arte del disfraz y la dramatización. La trama se arma ante una de las cosas que no han cambiado con el transcurso de los siglos: la prostitución de menores en la Barcelona del siglo XIX. Se nos presenta a un Ros justiciero y sensible ante la indefensión de las clases menos favorecidas frente al poder y la inmoralidad de los ricos. Hay una crítica velada hacia los falsos y bohemios artistas de fin de siglo y sus mecenas, y un retrato verdaderamente esclarecedor de la sociedad decadente de la época.
Interesante es el tránsito a lo largo de las novelas de un agente de una organización internacional de investigadores denominada “el Sello de Brandenburgo”, financiada por no se sabe muy bien quién y cuyos intereses residen en eliminar a los peores delincuentes de Europa de manera expeditiva, es decir, por la vía de la ejecución. Si bien es cierto que Víctor Ros se muestra interesado por ellos, en el transcurso de la tercera novela, aún a pesar de que ha recibido formación por parte de ellos, el detective se muestra un tanto desengañado, aunque es de prever que en las siguientes continuará su relación con ella, aunque la palabra la tiene Jerónimo. A pesar de las filias entre Ros y la organización, que intenta captarle en más de una ocasión, el policía rechaza pertenecer al Sello porque, en el fondo, Víctor Ros cree en la Justicia y desaprueba los métodos del Sello.
Tras la trama de las novelas se entrevé a un Tristante admirador de lo histórico, lo esotérico y lo trascendente con varias alusiones a ciertos temas entre los que destaca la pertenencia de varios de los secundarios a la Orden Rosacruz. Baste como precedente decir que Jerónimo ya dedicó una novela a la Orden del Temple.
En definitiva, Jerónimo Tristante, este admirador de los personajes y las tramas de Conan Doyle, nos ha regalado al Sherlock Holmes español. Esperamos con atención e impaciencia la cuarta entrega de un personaje que, a buen seguro, volverá a sorprendernos. Tras tres entregas, se puede decir que Víctor Ros ha entrado por la puerta grande en la galerías de personajes clásicos del género. Un personaje creado por un magnífico escritor con muchas novelas a sus espaldas, dominador del ritmo narrativo y que no decepciona en ningún momento. Ah, y no hace falta ser sueco.
Jerónimo Salmerón Tristante nació en Murcia (España) en 1969. Estudió Biología en la Universidad de Murcia y tras desempeñar diversos trabajos, actualmente es profesor de Biología y Geología de educación secundaria. Tras la publicación del libro de poemas Amanece en verde, publica en 2001 su primera novela, “Crónica de Jufré”. Ha sido traducido al italiano, al francés y al polaco.
Tristante escribe novelas de misterio y aventuras. Se caracteriza por su rigurosa documentación histórica, reflejada en su prosa y en la ambientación de situaciones y personajes. En el conjunto de la narración el elemento histórico constituye el marco tan solo para el desarrollo del argumento, en la que predomina la acción y la intriga.
Hasta el momento ha publicado siete novelas, la primera con su nombre completo, la segunda como Jero Salmerón y el resto como Jerónimo Tristante:
-Crónica de Jufré (2003) cuenta la historia a través de un cura de origen francés y dudosa reputación, obligado a huir de su país, que entra al servicio de un noble aragonés, Berenguer de Jufré. Berenguer lucha contra los moros y aparece caracterizado como un hombre de armas típico de la época, pero que ve alterada su personalidad tras sufrir un golpe en la cabeza. A partir de ese momento sufre una transformación repudiando la violencia y la guerra y adoptando costumbres extrañas, llegando por ello a ser encarcelado por la Inquisición. Bernardo, el cura renegado, intenta ayudar a su señor descubriendo que ha adoptado la personalidad de un hombre que pertenece al futuro y que no sabe adaptarse a la época en la que vive.
-El rojo en el azul (2005) narra como un comunista herido en el frente se ve obligado a alistarse en la División Azul para salvar a su familia. Ambientado en la Guerra civil española y el Frente Oriental de la Segunda Guerra Mundial, desarrolla una historia de aventuras y espionaje.
-El misterio de la casa Aranda (2008) es la primera entrega de una serie protagonizada por Víctor Ros, policía que ha adquirido su conocimiento del mundo del crimen por haber sido él mismo un delincuente. Esta ambientada en el Madrid de finales del siglo XIX. Se enfrenta a dos casos: el de una casa y un extraño libro que provocan que las mujeres que viven en ella asesinen a sus maridos y una serie de asesinatos de prostitutas. Los personajes se mueven por salones de clases privilegiadas, tertulias literarias, en el agitado ambiente de político y social del momento.
-El caso de la Viuda Negra (2008) es la segunda entrega de la serie protagonizada por Víctor Ros, que en esta ocasión deberá viajar a Córdoba para investigar el robo de un dedo de la mano al cadáver del coronel Ansuátegui mientras permanecía en el depósito del cementerio. Además investigará también el caso de la sospechosa muerte del Marqués de la Entrada, un anciano casado con Lucía Alonso, una joven amiga de Clara, la esposa del policía.
-El tesoro de los nazáreos (2009) está ambientada en la Edad Media y los misterios que rodearon a los Caballeros Templarios. En esta ocasión, el misterio gira alrededor del chantaje que se realiza al Papado.
-1969 (2009). Novela ambientada en el tardofranquismo español, exponente del más puro estilo de género negro. Retrata la Murcia provinciana de la época, con un estilo fílmico que sitúa al lector entre una “road-movie” y un film de Sam Peckinpah.
-El enigma de la calle Calabria (2010) trata sobre la prostitución infantil y la amoralidad de los ricos frente a una clase desfavorecida que aparece como víctima de la falta de escrúpulos de los más pudientes.
14 comentarios:
Poco a poco estás consiguiendo que me interese por la novela negra. Hoy nos has traído una biografía muy completa de Jerónimo Tristante. No lo conocía, pero te aseguro que lo tendré en cuenta en mis próximas visitas a librerías. Gracias por traernos cultura.
Un abrazo.
Gracias a ti, Mercedes por tu fidelidad. Me alegro de que a través de mí estés conociendo a otros escritores. Un abrazo.
Hace unos días que vi la imagen que habías puesto en tu blog sobre "El enigma de la calle Calabria", y tiene una pinta sensacional. Es uno de esos libros que entran por los ojos...
Por cierto, Ros no será de Rosenthal, no? (pariente del tanguero).
Un saludo
PD: Me parece que éste lo voy a leer pronto, junto con alguno de Pedro de Paz. Luego te cuento.
Supongo que Ros es Ros, simplemente, porque existe como apellido español. Si lo lees, lee primero los anteriores, que están en bolsillo. No es por nada, puedes leer el tercero independientemente de los primeros, pero afrontando la lectura del último habiendo leído los anteriores, la perspectiva es más rica. Un abrazo.
Muy bien, haré tal como me aconsejas. Eso sí, de quien me muero de ganas por leer una novela, es de ti.
Un saludo
He visto los libros de este autor en varias ocasiones, aunque nunca me había decidido a hacerme con uno de ellos. Ahora... (una vez más has picado mi curiosidad), no me quedará otra que comprármelos ;-)
Llego tarde para comentar el poema del post anterior. La poesia no es mi fuerte, la verdad, pero me gustado mucho, sobre todo por ese itinerario de la tristeza y el cansancio a la esperanza al haber encontrado una motivacion, que entiendo que es el amor hacia una persona, pero que tambien se podria interpretar como cualquier tipo de principio de los que hacen que no nos dejemos llevar por las cosas que nos angustian.
Jeronimo Tristante es otro de esos escritores que tengo pendientes (hay tanto que leer, pardiez!) Pero despues de leer Pandemonio de Caos, ya no estoy seguro de si Tristante es real o es un personaje de ficcion...
Gracias, Guido. A lo mejor hay suerte y antes de finales de año alguna de mis novelas ve la luz.
S. Cid: Pues si te animas ya verás cómo molan. No te digo más.
Antonio: Me alegro de que te haya gustado la poesía. Te aseguro que Tristante es real. Y tan cachondo en persona como en Pandemonio.
Un abrazo a los tres.
En la primera y única novela que he leído me ha parecido un personaje interesante. Tu estupenda y detallada entrada me anima a seguirle conociendo.
Gracias por adentrarnos más en este autor de quien he oído, ciertamente, contar maravillas
Gracias, Alicia. Verás que en la segunda, y sobre todo en la tercera, Víctor Ros acaba de perfilarse como un detective audaz, temerario, diría yo, pero totalmente entrañable.
Miguel: De nada. Efectivamente, Jerónimo está hecho un escritor como la copa de un pino.
Un abrazo a los dos.
Qué interesantes lucen las novelas de Jerónimo Tristante, empezando por las portadas y los títulos. Y las resñeas que haces... bueno, provoca ir corriendo a comprarlas.
Me encanta la novela negra, trataré de ver si las venden por aquí.
Besos,
Blanca
Pues suerte, Blanca, a buen seguro que te gustarán. Un abrazo.
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