Después de la charla de “Cifu”, Manolo, que siempre actúa como moderador en los Sábados Negros, dio la palabra a Maluenda, un tipo delgado, enjuto y de pelo plateado. Su discurso fue tan convincente que compré las dos novelas que estaban a la venta en Traficantes de Sueños, cosa que nunca suelo hacer, ya que primero se compra una para ver si te gusta. La anécdota fue que me llevé ambas firmadas por el autor y por “Cifu”.
La primera que leí fue “Los muertos no tienen amigos”, tercera de una serie que empezó con “Putas diamantes y cante jondo” y “Una anciana obesa y tranquila”. Lo único que puedo decir es que flipé como un contable en un concierto de Iggy Pop. Me pareció maravilloso el universo del detective Basilio Céspedes, alias “el Humphrey”. Desestimando otras lecturas que tenía en lista de espera, me sumergí rápidamente en “Mala hostia” para conocer a “Atila”, su otro detective, cuyo despacho es una mesa al fondo de un locutorio regentado por una argentina con la que Atila comparte también escarceos sexuales. Flipé, esta vez como un esquimal en un Eroski.
A partir de aquí, recorrí las librerías para hacerme con toda la bibliografía del autor. Incluso cuando compré el kindle, lo primero que hice fue descargarme sus novelas que solo están publicadas en formato e-book. No fue fácil adquirir los ejemplares, ya que hasta ahora, Maluenda no ha publicado con grupos editoriales fuertes, y ellos que se lo pierden.
La última novela de Luis es “Un buen lugar para reposar”, segunda de la serie de Atila que empezó con “Mala hostia”, ambas publicadas con la editorial “Al revés”. En ella, el autor nos vuelve a deleitar con esos paisajes de barrios marginales poblados por delincuentes, yonkis, putas, proxenetas y estafadores de medio pelo. El escenario, como en todas las novelas, es Barcelona. Atila sigue atendiendo a sus clientes en la mesa del locutorio de Lena, con esa foto de una mujer y un niño comprada en un bazar sobre su mesa “para dar ambiente al negocio”. En este caso, el detective investiga el caso de unos asesinatos de mujeres cuyo nexo común es haber contactado con su cliente por una web de contactos. También ayuda a una anciana a la que una inmobiliaria sin escrúpulos extorsiona a través de unos manguis para echarla de su piso y construir un inmueble nuevo. A Atila sigue sin gustarle el mundo y su trabajo no le ayuda. Así que su mejor amiga sigue siendo la botella de Vat 69, siempre agenciada a buen precio en el pakistaní de la esquina.
El estilo de Maluenda es conciso y certero. Sus personajes son herederos de la tradición chandleriana y hammettiana, pero la gracia es haberla trasladado a un tiempo actual y a un escenario conocido para los lectores españoles. Pero además, si adoro a Chandler y a Hammett, es porque fueron pioneros, aunque bien es cierto que ellos no cuidaban en exceso las historias porque les importaban más los paisajes. Y como a mí me gustan las historias, puedo decir sin ningún complejo que a mí me gusta más Maluenda. En sus narraciones utiliza la primera persona que, a pesar de perder hechos y acontecimientos externos al protagonista narrador, agudiza el sentimiento y el estado de ánimo del personaje, ideal para una novela negra, género que demuestra una vez más que es el propicio para hacer crítica social. En el caso de “Un buen lugar para reposar”, como ya he dicho, Maluenda arremete contra las inmobiliarias de corte mafioso y contra las webs de contactos tipo red social y aparte nos enseña los entresijos de los barrios marginales, con sus virtudes y sus miserias.
Los personajes están bien caracterizados. Un ejemplo de ello es el propio Atila, un detective nada convencional que, como en esta novela, no duda en poner en juego su propia vida para resolver un caso. También tenemos a Lena, dueña del locutorio que alberga su despacho y a las adoradoras del Ballenato, un curioso grupo de mujeres dadas al cotilleo y a los chismes. Carrito es un camarero que trabaja en un bar frecuentado por Atila. Es colombiano y vive medio escondido por ser antiguo miembro de las FARC. Va a lo suyo, pero no duda en ayudar a Atila cuando la vida de este ha corrido peligro en cada una de las novelas de la serie. Otro de los personajes fijos es Valentina, dueña del bar donde trabaja Carrito y enamorada perdidamente de Atila, para sorpresa de este.
Como curiosidad, destacar que Maluenda hace un guiño en uno de los capítulos a una de sus novelas. Y mete de personaje a una persona real como es Jordi Canal, director de la Biblioteca La Bòbila de Hospitalet, especializada en género negro. Para terminar, diré que como lector, sus novelas han sido todo un descubrimiento. Y como escritor, creo que me ha influenciado positivamente. Tanto, que cuando sea mayor, quiero escribir como Maluenda.
El autor: Después de dedicarse buena parte de su vida a ejercer de ejecutivo informático, decide abandonar para escribir novelas de género negro. Su primera novela, Putas, Diamantes y Cante Jondo, fue finalista del premio Mejor Primera Novela de 2005 otorgado por la Asociación de Novela Negra y Policíaca Brigada 21. Otras de sus novelas son 806 Solo para adultos, finalista del premio Yoescribo.com, Música para los muertos (2007) y Una Anciana Obesa Tranquila (2009). Ha publicado también ensayos y cuentos en diferentes medios culturales, como las revistas El coloquio de los perros y Prótesis o el fanzine LH’ Confidential; su cuento «Harlem» figura en la antología La Lista Negra que reúne a los nuevos valores de la novela policíaca española. Asimismo, su conferencia sobre la importancia del jazz y el blues en la novela negra, se incluye en el libro Geografías en Negro. Complementa su tiempo asistiendo como invitado a conferencias y mesas redondas en torno a su tema preferido, novela negra, jazz y blues.
(Biografía obtenida de Al revés editorial)
Novelas:
Un buen lugar para reposar, 2012
Un caniche blanco muerto, 2012
Los muertos no tienen amigos, 2011
Mala hostia, 2011
El árbol bajo el que siempre llueve, 2011
Un origen salvaje, 2011
Una anciana obesa y tranquila, 2009
Música para los muertos, 2007
Putas, diamantes y cante jondo, 2005
3 comentarios:
Estupenda reseña. Yo descubrí también de casualidad las novelas de este autor, y también quedé flipado. A Basilio Céspedes se le coge cariño rápidamente, porque es entrañable, pero cuando parecía que la cosa no podía mejorar, apareció el detective Atila, que me fascinó. Mala Hostia y Un buen Lugar para Reposar, son unas novelas super recomendables, escritas con la facilidad envidiable, y muestra un cóctel de personajes y situaciones muy bien narradas. lo único malo es que al acabar las novelas, te quedas con la sensación de...hostias, se acabó, ahora toca esperar un año hasta la siguiente...nooooo!!, quiero más Atila, no puede haber acabado yaaaa!!! je je. Quien no lo pase de puta madre leyendo estas novelas es que sencillamente no le gusta la novela negra.
grandioso análisis de la novela y el autor, por cierto.
Por cierto, cada vez disfruto más con los detectives patrios. No sé por qué exactamente, pero estoy disfrutando la novela negra española y no tiene nada que envidiar a la de otros países.
Estoy de acuerdo contigo. Los autores españoles no tienen nada que envidiar a los de fuera. Y en particular, Maluenda, es uno de los mejores. Un abrazo.
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