Escribir una novela supone un trabajo monumental. Es por eso que no siempre estoy escribiendo una, porque supone someterte a una disciplina que no poseo siempre. No obstante, escribir es una necesidad diaria. Por eso no hay día que no haga un poema, escriba una reflexión o pergeñe un artículo.
Ya no solo es inventarte una historia, que historias se me ocurren muchas. Según yo entiendo este oficio, la novela hay que “armarla”. Desde mi punto de vista hay que empezar con un primer capítulo fuerte que enganche al lector y que le introduzca de lleno en el planteamiento de lo que uno quiere contar para desembocar en el nudo. Como me comentaba un día mi amigo Juan Madrid, el nudo puede realizarse bajo la siguiente premisa: “Algo o alguien quiere algo. A) Lo consigue. B) No lo consigue”. Los dos axiomas finales son más bien pertenecientes al desenlace, porque tiene que haber un desenlace. Por eso no me gustan nada los autores que hacen experimentos novelísticos que adolecen de planteamiento, nudo y desenlace. Todos esos autores anárquicos que escriben lo que se les ocurre y venden sus paranoias como novelas cuando realmente son ensayos. Supongo que las editoriales adoptan el formato de novela porque es el que más se vende, doctores tiene la iglesia. Tampoco entiendo las alabanzas de los críticos que parece que cuanto menos se entiende una novela mejor es. Insisto, doctores tiene la iglesia y no soy yo integrante de tan selecta casta.
Otro de los retos de un escritor cuando está creando es conseguir que los personajes queden caracterizados perfectamente. A veces leo novelas que son buenas, que incluso me gustan, pero la caracterización no está conseguida. Salvo que la historia se desarrolle íntegramente en un ambiente académico los personajes deben hablar de acuerdo a sus características: condición social, ocupación laboral, etc. No entiendo esas novelas en las que los protagonistas hablan todos como si fueran filólogos o como si hubieran ido a colegios de pago, la historia deja de ser creíble. Creo que esto pasa por los reparos de algunos autores a utilizar jergas o diversos lenguajes que se alejan de lo convencional, lo cual es claramente un error. Lo de hablar muy bien debe quedar para el narrador, siempre y cuando se utilice la técnica del narrador omnisciente y el narrador sea neutro y no en otros casos. Estos errores de caracterización se aprecian sobre todo en novelas negras o ambientadas en los bajos fondos: los delincuentes no hablan como si fueran académicos, eso está claro.
La caracterización se consigue a través de diversas formas y debe de ser acorde y coherente con el personaje. Se puede conformar la personalidad de alguien a través de la voz del narrador, por medio de diálogos o por la ambientación de escenas, todo esto son trucos del oficio que se adquieren con el tiempo. Sin ser la caracterización el puntal principal de una novela, contribuye definitivamente no solo a que la historia sea más creíble, sino a que la propia novela impacte mucho más que cuando los personajes son planos.
En cualquier caso, insisto, que parezca que los personajes hayan estudiado todos en la Universidad de Salamanca, va en contra de hacer la novela más real aunque se trabaje en el terreno de la ficción.
22 comentarios:
Estimado señor Gómez Escribano:
He leído su artículo con interés y respeto y quisiera expresar mi humilde opinión. No sobre el artículo sino sobre el tema que trata. Por lo que a mí respecta creo que la literatura es totalmente anárquica, pese a que existan unas normas como muy bien dice usted con respecto a la estructura de una novela. Por supuesto cada opinión es respetable. La diversidad de gustos sobre libros es tan amplia como la diversidad de libros que existen. Para algunos lo más importante es la historia, hay quien prefiere la forma en que le cuentan la historia y otros sencillamente se sienten fascinados por el leguaje que se usa. Yo personalmente no tengo unas preferencias concretas, si bien siento debilidad por las historias bien narradas, independientemente de la complejidad de la trama y de la estructura narrativa que se siga. Sin embargo creo que a veces los libros cobran vida por sí solos y los personajes se escapan del control del autor tomando caminos independientes y llevando la historia hacia un desenlace que el propio autor no tenía previsto. Hay quien a eso le llama improvisación o sencillamente falta de preparación.
Hace cuatro años empecé a escribir un relato corto, pero me metí tanto en la historia y me entusiasmé de tal manera que acabó convirtiéndose en una novela de 200 páginas. Me dejé llevar, improvisé y cuando empecé no estaba seguro de lo que saldría, sin embargo estoy contento, y razonablemente satisfecho con el resultado. El libro apenas ha vendido 1000 ejemplares, pero eso es otra historia.
No obstante, en mi opinión, uno debe escribir lo que le gusta y de la manera que le gusta o sus limitaciones le permiten. Yo personalmente no escribo pensando en quién me leerá sino en lo que en ese momento sale de mi interior. En lo que a mí me gustaría leer o en lo que mis limitadas aptitudes me permiten. Si después hay quien disfruta con mis libros, mejor, sino que le vamos a hacer. Con esa mentalidad nunca escribiré un best seller, lo sé. Pero es que no soy Ken Follet. Ni siquiera Jerónimo Tristante. Solo soy Jorge Rodríguez un simple lector con vocación de escritor, como tantos otros. Y siento un reverente respeto hacia cualquiera que escriba. Y sobre todo hacia aquellos que son capaces de vender un millón de ejemplares.
Un Abrazo sincero.
J.R.R.
Totalmente de acuerdo con usted, don Jorge. Porque una cosa es la teoría y otra la práctica. Aquí solo he querido dar mi opinión sobre cómo construir una novela, haciendo hincapié en la caracterización de los personajes. Pero insisto, una cosa es la teoría y otra la práctica. A mí, como a todos los que escribimos, creo que nos ha pasado lo que dice, que muchas veces los personajes se nos rebelan hasta el punto incluso de cambiar la trama. Pero desde luego, yo intento caracterizarlos a través de las pautas que doy en la entrada. Aunque tampoco es que sea férreo en esto. Creo que un poco de improvisación y de espontaneidad dan frescura a la historia.
Yo también escribo la historia que quiero leer en ese momento, lo he dicho muchas veces. Y a pesar de que lo hago para disfrutar yo, con el tiempo, sí que he aprendido a pensar un poco en los posibles lectores, aunque la novela no llegue a publicarse, que está la cosa muy malita.
Un fuerte abrazo.
Con respecto a las pautas que tú das (me voy a permitir tutearte) respecto a la creación de los personajes , he de decir que las suscribo al 100 por 100. Desde luego los personajes son vitales para dar credibilidad a la historia, y sus maneras de expresarse así como su comportamiento, deben seguir una linea de coherencia. No podemos presentar a un personaje de los bajos fondos que se exprese como un academico de la lengua (por ejemplo) Creo que estamos de acuerdo en casi todo, como no podría ser de otra manera. He llegado hasta tu blog a través de un amigo común, Jerónimo y he de decir que ha sido un placer poder participar en él a través de estos comentarios.
Un saludo afectuoso.
JRR
Recuerdo dos palabras que nos contó Juan Madrid, a la hora de definir a un personaje. Un pecado y un sueño: Es un buen comienzo para trabajarlos.
Completamente de acuerdo en que los personajes tienen que estar caracterizados y tienen que hablar conforme a su condición. Lo que yo no comparto tanto es esa teoría de que la novela ha de tener necesariamente planteamiento, nudo y desenlace. Es así en la novela convencional, pero es que hay muchas clases de novelas, y yo creo que lo importante en una novela es que te introduzca en ella, que te haga vivir dentro de sus páginas aunque luego acabe o no acabe la historia o se resuelvan o no se resuelvan los conflictos. Lo que yo al menos tengo claro es que prefiero una novela que no acabe en un sentido rotundo a una novela que acabe chapuceramente, diciendo, por ejemplo: el asesino es este (el más insospechado) porque resulta que es el hijo del hermano que se perdió cuando el protagonista era joven y ahora ha venido a vengarse, por ejemplo...
Jero es amigo, Jorge. Como te dije antes, estoy de acuerdo con lo que dices.
Juan es un maestro, Alfonso. Buena pauta.
Concuerdo contigo en lo de los personajes. En cuanto a lo de las novelas discrepo. Soy bastante convencional y no me gustan nada los experimentos.
Un abrazo a los tres.
Hola Paco, estoy de acuerdo contigo respecto a la importancia de los personajes en una novela. Y para que un personaje cobre relevancia es necesaria la inclusión de buenos diálogos. Cada personaje tiene sus características, y la mejor manera de diferenciarlo es dotándo a cada uno de un lenguaje o una expresión diferente.
En cuanto a las novelas experimentales, mira, yo escribo para ser leída por otros. Por lo tanto, escribo con claridad, la escritura experimental la respeto, pero la considero como un experimento justamente, para el propio autor. Creo que los escritores nos debemos a los lectores y quien no piense en sus lectores al escribir, les está restando importancia.
Recuerdo una entrevista hecha a Gabriel García Márquez hace algunos años y él decía que jamás escribía una novela sin pensar en un hipotético lector, pues escribía básicamente para ellos. En definitiva escribir es comunicar, para escribir para uno, mejor se escribe un diario.
Besos,
Blanca
Hola otra vez:
Todas vuestras opiniones son respetables y por supuesto todos tenemos nuestra razón.
Paco: Respecto a la novela convencional es cierto que sigue todas las pautas que tú indicas y si ese es el tipo de novelas que te gustan me parece perfecto que sigas ese camino. Desde luego las mayores obras maestras de la literatura van por ahí. Pero también es cierto que en su momento ciertos libros fueron rompedores en su estilo y después han creado escuela. Por ej. El Quijote o (salvando las distancias) los trópicos de Miller. También tenemos a los rusos que son ejemplares y han dado algunas de las mejores novelas de la historia.
B.Miosi: Es cierto que hay que pensar en los lectores, pero cuando yo digo que escribo para mí, de alguna manera también pienso en los demás, pues pienso en mí como lector y estoy seguro de que hay muchas personas que comparten mis gustos y para las cuales también estoy escribiendo cuando escribo para mí.
En cualquier caso creo que si no te gustas a ti mismo de alguna manera es muy difícil que gustes a los demás. Por otra parte pienso que escribir algo que no me gusta es en cierto modo una infidelidad hacia mí mismo.
Bueno sólo es una opinión. La grandeza de esto, como de casi todo, está en la diversidad y el respeto.
Un abrazo a todos.
JRR
Se me ha olvidado decir que hace poco leí una novela de mi admirado Philip Roth que consistía únicamente de dialogos. Nada más. Ni narración ni nada. Sólo dialogos Varios personajes que dialogaban entre ellos y a través de los cuales nos construían un mosaico de sus vidas y sus relaciones. La novela es ENGAÑO y personalmente me pareció magistral pese a ser lo menos convencional que he leido. Os la recomiendo.
Muy buen post. Una gran reflexión de cómo entendéis los escritores el proceso de escritura a la hora de confeccionar los personajes de una novela.
Seguimos aprendiendo de ti, Paco.
Un abrazo.
De acuerdo, Blanca. Yo escribo lo que me gusta, pero siempre pienso en los lectores, a pesar de que hay público para todo. En cuanto a lo experimental, no me engancha, Jorge. Me aburre y como hay tanto para leer opto por otras novelas que si me gustan. Sé de la importancia de Roth, de los miles de lectores que tiene, a los que respeto, y de las buenas críticas. Pero a mí no me gusta, no he conseguido terminar de leer una novela suya, precisamente por eso, porque él no sigue las pautas a la hora de escribir que a mí me gusta seguir. Pero eso es lo grande de la Literatura, Jorge, la variedad y la diversidad de opiniones.
Gracias, Carlos, pero lejos de ser profesor de nada yo sigo aprendiendo cada día.
Un abrazo a todos.
Como hablas de que un escritor tiene que pensar en sus lectores, no habría que pasar por alto que muchas novelas "experimentales", como aquí las llamáis, tienen miles de lectores. Algo que evidentemente no se puede decir de "El círculo alquímico".
Y no conviene olvidar el significado del posesivo "sus". Uno escribe para los lectores de uno, no para los lectores de otro. Y lo que les gusta a los lectores de uno puede ser muy distinto a lo que les gusta a los lectores de otro.
Pero todo esto es demasiado obvio.
El lo primero que he dicho en el comentario anterior, José Manuel, cuando hablaba de Roth. Que respeto a sus miles de lectores y las alabanzas de los críticos. Pero que a mí no me gusta, porque esto es una cuestión de gustos. Lo que dices de mi novela no tiene nada que ver con lo que estamos hablando. Evidentemente, no tiene miles de lectores porque solo se han tirado 500. Es primera novela de alguien que, como yo, no soy nadie, solo un lector empedernido desde temprana edad que de repente decide escribir y no me conoce ni dios. Además he publicado con una editorial pequeña que no puede hacer promoción de sus libros. Con esto creo que quedas informado.
Un abrazo.
Estimado Jose Manuel:
Dices que EL CIRCULO ALQUÍMICO no tiene miles de lectores, algo que Paco te ha corroborado, pero que me sorprende que supieras con tanta certeza. Yo tengo todos los libros de Phlip Roth, pero entiendo que haya millones de lectores a los que no les gusta, como entiendo que EL CÓDIGO DAVINCI (por ejemplo) haya vendido millones de ejemplares y sin embargo yo no lograra pasar de la página 50 (y aún así me conformaría con vender de mis libros sólo el diez por ciento de lo que vende Dan Brown). Todo es subjetivo y respetable. Tal vez si me dijeras el título de alguno de tus libros podría tratar de formarme una opinión de tí (como escritor quiero decir) y entender que te impulsa a hablar de EL CIRCULO ALQUÍMICO con, lo que a mí me ha parecido, un cierto tono despectivo.
Un Saludo.
Por cierto, yo tampoco soy nadie, sólo un lector empedernido desde temprana edad que de repente decide escribir y no me conoce ni dios.
JRR
Me ha encantado tu entrada Paco, muy instructiva. Yo sí creo que a la hora de escribir se debe seguir ciertas normas o estructuras, por lo menos de modo elemental, un mínimo de coherencia es siempre necesaria.
En cuanto a la literatura experimental, no llega a todo el mundo, el por qué ya sería todo otro tema de debate, pero hacer un comentario que ha sonado bastante despectivo respecto al número de ejemplares de tu libro comparado con las ventas de otro autor, me parece fuera de lugar.
Yo he leído "El círculo alquímico" y creo que para ser la primera obra de un autor es maravillosa. Tiene algunos fallos, como TODAS las obras, incluso las de los grandes tienen cosas que se pueden mejorar. Y estoy segura de que si la editorial pudiese hacerte más publicidad, venderías más ejemplares. Yo, desde luego, quedé muy satisfecha como lectora con tu obra.
Os leo hablando de escritores que son nadie y que no conoce ni dios y también me presento.
Sólo tengo un poemario publicado a consecuencia de un premio, otros más escritos junto a una novela sin publicar. De la novela quedé satisfecho porque hice la que quería hacer, la que tuve estructurada en la cabeza de la primera a la última línea.
Deciros también que hay demasiados noveles que no tienen la suerte de demasiado autor consagrado, escriba la bazofia que escriba.
Saludos
Leo en Facebook que acabas de terminar de corregir una novela... Un consejo, si me lo admites, dale otra vuelta. Otra corrección. No vaya a pasar como en la pagina 80 del Circulo Alquimico, en que se repite el verbo "tener", un verbo bastante insulso, lo menos seis o siete veces, dos de ellas seguidas "tenía que tener". Todo escribano echa un borrón pero cuantos menos borrones se echen mejor y es muy bueno aprender de los errores
Un crítico jamás debería llamarse anónimo.
Saludos
Ciertamente, empiezo a estar un poco hartito de gente que bajo el pseudónimo de "anónimo" o de "pepe pérez", se cuelan en este blog y realizan comentarios impertinentes. Admito las críticas, pero no la impertinencia gratuita. El primer paso fue moderar los comentarios. El siguiente va a ser que voy a dejar de publicar los comentarios bordes.
Tomo nota anónimo, aunque también te digo que podías haber empleado otro tono que no sonara tan prepotente. También te diré que soy ingeniero industrial y que me gusta contar historias, afición para la que según me ha dicho mucha gente tengo algo de talento. No soy filólogo ni periodista, por tanto, no domino el lenguaje como me gustaría. Nunca escribiré como García Márquez, entre otras cosas porque me interesa menos eso que contar buenas historias.
Paco tío. ¿Porqué pierdes tiempo contestando comentarios estúpidos? Aprovéchalo escribiendo tus libros.
Anónimo; tal vez no lo sepas pero Camilo José Cela (Ex-academico de la lengua) tenía fama de cometer muchos errores al escribir. Él decía que para eso tenía a su editor.
Juan, Llamarse Juan Risueño es casi lo mismo que llamarse anonimo (Sin ánimo de ofender)
Sr Rueda:
En su blog tiene mi respuesta-
Perdona Paco.
Señor Risueño: En su Facebook le he dejado mi respuesta a su comentario.
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