“En un rincón del alma” es el título de la última novela de Antonia J. Corrales, una escritora como una casa. La editorial Aladena ha sido la encargada de dar a luz a esta novela, más que intimista, íntima, muy íntima.
Está estructurada en capítulos muy cortos que contienen “esencias” literarias, narradas en una prosa muy fina y elegante con las que nos queda una sensación de haber estado leyendo Poesía en cada uno de ellos, a pesar de que es un libro en prosa que no contiene versos, excepto una estrofa de una canción de Alberto Cortez titulada precisamente “En un rincón del alma”:
Con las cosas más bellas
guardaré tu recuerdo,
que el tiempo no logró,
sacarlo de mi alma,
lo guardaré hasta el día,
en que me vaya yo.
Después de leer la letra entera de la canción, o mejor dicho, de leer el poema, y de escucharla verbalizada en la melancólica voz del autor, me temo que la novela y el poema están relacionados, porque expresa perfectamente la angustia de Jimena, la protagonista, a lo largo de todo el libro.
La novela comienza con la huida de Jimena de su hogar. A partir de ahí, capítulo tras capítulo, la propia protagonista nos va narrando sus sensaciones ante la vida desde que era una niña. Lo hace en primera persona escribiendo un diario que está lleno de saltos al pasado en el que nos va describiendo los momentos más importantes de su vida. Un diario que, más bien, es una colección de cartas por capítulos dirigidas a su madre, con la que le hubiese gustado tener una relación más especial. Una relación que se vio difuminada por unos tiempos económicamente difíciles de una familia numerosa trabajadora.
Jimena necesita explicarse, y necesita hacerlo ante su madre, solo ante ella. Siente que tiene que explicarle episodios de su niñez, de su adolescencia y de su etapa madura, alternados con la bitácora del presente: un viaje a Egipto que constituye una huida de su realidad cotidiana que no solo no la llena, sino que la asfixia.
“En un rincón del alma” habla del destino, de los destinos de las personas, de los que se cumplen y de los que no se cumplen. Es un diario íntimo de una mujer con inquietudes que por circunstancias de la vida, acaba encerrada con sus dos hijos en un chalé de lujo de una urbanización que haría las delicias de cualquier mujer vacía y con un marido triunfador a nivel profesional, pero al que nunca ve debido a los viajes y a las reuniones. Y que cuando aparece por casa, ni siquiera tiene la decencia de intentar borrar el aroma a perfume de otras mujeres de sus corbatas.
Jimena viaja hacia Egipto para cumplir su destino o para incumplirlo, para vivir y respirar un aire que la haga sentirse viva, para calmar sus inquietudes que, por otra parte, son sencillas aunque incomprensibles para la mayoría de los mortales. La novela tiene 182 páginas y se lee del tirón sin poder parar en un estado hipnótico que es mérito de la autora. Escrito en un lenguaje sencillo y pulcro, los capítulos destilan sensibilidad a borbotones por todas sus páginas hasta dirigirse a la explosión final del desenlace, en el que tienen que ver todo el repertorio de personajes secundarios que, sin embargo, no han sido tan secundarios para la protagonista, ya que todos y cada uno de ellos han aportado su granito de arena para que Jimena acabe huyendo.
Podría seguir hablando, pero solo voy a decir dos cosas:
-Leyendo la novela me he sentido mujer.
-Al término de la misma me he echado a llorar, y eso que estaba en una cafetería antes de entrar a trabajar.
Enhorabuena, Antonia, escritora.
Blog de la autora: http://antoniajcorrales.blogspot.com/
5 comentarios:
Paco que bien se te ve. Me alegra tantísimo
Saludos amigo
Que manera de escribir, Paco. Ante esta reseña no puedo menos que ir al banco a solicitar los dólares de Cadivi para que pueda comprar en el exterior con tarjeta de crédito vía Internet, o la lista de novelas se volverá interminable.
Acabo de pasar por el blog de Sergio Ros y me ha dejado con la miel en los labios.
Un abrazo,
Blanca
Gracias, Viking. Un beso.
Una gran novela, Blanca. Si te haces con ella y la lees ya verás. Espero que me cuentes. Un beso.
Gracias, Paco, no sabes lo que tus palabras son para mí.
Un beso enorme, hombre de agua. Porque yo sé que tú eres uno de ellos, bienvenido a nuestro club!
Antonia J Corrales
Gracias a ti, Antonia por ese pedazo de novela que nos has regalado. Leerla ha sido liberar un torrente de sentimientos, algunos, de los más escondidos. Un beso.
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