Los escritores escribimos porque nos gusta hacerlo, toma, y porque disfrutamos frente al ordenador emborronando papeles. Pero, claro, luego queremos que la gente nos lea, y, generalmente, no tenemos la paciencia de esperar hasta que algún alma caritativa nos publica la novela de marras. Así que, mendigamos un espacio para que nos publiquen una columnita de opinión y enviamos correos a las diversas secciones de las cartas al director de los periódicos. Sólo los privilegiados, que se lo han ganado a pulso, por otra parte, escriben habitualmente en los diarios. Véase Reverte, Marías, Muñoz Molina, Julia Navarro, etc. Y cobran por ello, lo que ya debe ser la leche, me refiero a que te paguen por ejercer tu afición convertida en profesión.
El otro día leía a Loriga en Babelia, lo que significa que los de mi generación (yo soy del 66, él, Loriga, del 67), ya están entrando en la dinámica de escribir en los periódicos. Buena noticia. Porque es que, además, Ray Loriga se lució. Se notaba que cuando escribió el artículo estaba inspirado porque animaba al lector a leer novelas para vivir otras vidas que, de otra forma, jamás podrían vivir. El artículo estaba encuadrado en una sección en la que se deberían haber propuesto libros para las navidades. Al señor Loriga se le olvidó proponer algún título, o se le acabaron las líneas o, seguramente, estaba tan inspirado y ensimismado en la escritura de su artículo que, seguramente se le pasó. El artículo estaba tan bien escrito que parecía el comienzo de una novela. Ojalá yo, algún día no muy lejano, esté tan inspirado como él al escribir mi columna.
No he tenido tiempo hasta ahora de leer a Ray, pero es de los autores que te dan un pálpito, un buen pálpito. Así que el otro día compré su última novela: “Ya sólo habla de amor”. El título es sugerente al máximo, al menos para mí. A ver si puedo hincarle el diente estas navidades, aunque se me ha metido por medio Stieg Larsson, y claro..., como leí la primera de la trilogía “Millenium”, pues eso, que tengo muchas ganas de leer a los dos, sobre todo a Loriga, que es español.
El otro día leía a Loriga en Babelia, lo que significa que los de mi generación (yo soy del 66, él, Loriga, del 67), ya están entrando en la dinámica de escribir en los periódicos. Buena noticia. Porque es que, además, Ray Loriga se lució. Se notaba que cuando escribió el artículo estaba inspirado porque animaba al lector a leer novelas para vivir otras vidas que, de otra forma, jamás podrían vivir. El artículo estaba encuadrado en una sección en la que se deberían haber propuesto libros para las navidades. Al señor Loriga se le olvidó proponer algún título, o se le acabaron las líneas o, seguramente, estaba tan inspirado y ensimismado en la escritura de su artículo que, seguramente se le pasó. El artículo estaba tan bien escrito que parecía el comienzo de una novela. Ojalá yo, algún día no muy lejano, esté tan inspirado como él al escribir mi columna.
No he tenido tiempo hasta ahora de leer a Ray, pero es de los autores que te dan un pálpito, un buen pálpito. Así que el otro día compré su última novela: “Ya sólo habla de amor”. El título es sugerente al máximo, al menos para mí. A ver si puedo hincarle el diente estas navidades, aunque se me ha metido por medio Stieg Larsson, y claro..., como leí la primera de la trilogía “Millenium”, pues eso, que tengo muchas ganas de leer a los dos, sobre todo a Loriga, que es español.
1 comentario:
Tampoco he leído nada de Ray Loriga, pero el tipo mola y mucho. Es como un personaje de la factory de Warhol, el tío. Uno lo mira y encajaría como técnico de sonido de la Velvet, o como guionista colaborador en las pelis de Paul Morrissey o algo así, XD. Y su pareja durante años, Cristina Rosenvinge... uff, una pasada. Vidas envidiables (de forma sana) las de algunos.
Sí que me gustó bastate su primera incursión en cine, "La pistola de mi hermano" y el día que vea algún libro suyo baratito, me haré con un ejemplar.
Saludos.
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