Hace unos días, una joven familia algecireña sufrió su particular Vía Crucis en el Hospital Punta Europa de nuestra queridísima ciudad. Macarena y David tienen un bebé que empezó a vomitar y a tener diarrea, y aquello no se cortaba. Así que con buen criterio acudieron a urgencias. Aun siendo un caso grave, les pusieron a la cola de otras personas que, aunque con el mismo derecho a ser atendidos, mostraban patologías mucho menos delicadas. En ese intervalo de tiempo, el bebé vomitó tres veces y defecó otras tantas, quedando en un estado q

ue asustó a sus padres. Por fin, y cuando su paciencia no podía más, decidieron protestar. El médico que atendía a Macarena, en el colmo de la mala educación y de una nula sensibilidad, mientras ésta le hablaba, le cerró la puerta dejándola con la palabra en la boca, para estupefacción de una madre desesperada.
Cuando por fin fueron atendidos, lo fueron por este médico maleducado que les dijo que el niño no tenía nada y que se lo llevaran a su casa. Macarena perdió los nervios y sólo cuando se puso a gritar demandando auxilio para su bebé la dijeron que subiera a planta, a pediatría, porque en urgencias del Hospital Punta Europa no hay pediatras, ¿se lo pueden creer?
El pediatra que atendió al bebé lo dejó ingresado porque el niño estaba deshidratado. Y les dijo a los padres que si se hubieran llevado el niño a casa seguramente se hubiera muerto.
Por eso, cuando ayer me tomaba una cerveza con ellos en el patio de su casa y tenía al niño en brazos, no pudimos por menos que brindar porque Pablito, que así se llama el infante, aún seguía entre nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario