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Al otro lado

Al otro lado
"Al otro lado", de Paco Gómez Escribano. Editorial Ledoria. I.S.B.N.: 978-84-15352-66-2.
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Presentaciones:

Sábado, 27 de abril a las 12 h. en la Feria del libro de Granada, en el Centro de Exposiciones de CajaGRANADA Puerta Real. Me acompañará en la presentación el compañero de Granada Jesús Lens. Y a las 13 horas firma de ejemplares en la Caseta de Firmas.

Sábado, 20 de abril, de 11 a 13 h. y de 17 a 20 h. en la Feria del Libro de Fuente el saz de Jarama.

Sábado, 26 de enero a las 20 h. en el Museo Municipal de Alcázar de San Juan. Me acompañará en la presentación el compañero de Ciudad Real José Ramón Gómez Cabezas, autor de "Réquiem por la bailarina de una caja de música", de la Editorial Ledoria.

Martes, 23 de octubre a las 19.30 h. en la librería Estudio en Escarlata (Guzmán el Bueno 46, Madrid). Si no puedes acudir y queréis un ejemplar firmado, ponte en contacto con ellos y pídeselo (91 543 0534). Te lo enviarán por correo.

Miércoles, 24 de octubre a las 18 h. en Getafe Negro (Carpa de la Feria del Libro). A las 20 h. participaré en una mesa redonda con otros compañeros de la Editorial Ledoria titulada "En los arrabales de la Novela Negra.

martes, 16 de diciembre de 2008

El talento artístico

Conduzco un Clyo. Como no se rompe, no tengo la necesidad de comprar otro. Y como el radio casete también funciona, nunca tuve la necesidad de cambiarlo por un dispositivo almacenador de MP3 y Cd’s-DVD’s para que los niños vean pelis en las pantallas de plasma de los respaldos de los asientos. Es más, tampoco tengo niños ni llevo GPS en el coche. Total, que cuando monto en el coche de algún amigo, me parece que voy en una nave espacial. Ni siquiera reconozco las músicas que me ponen ni reconozco el talento en los compositores de las mismas. Estilos con nombres extraños, cantantes y músicos extraños y nada talentosos ni los unos ni los otros.
El otro día rescaté una cinta y la metí en el radio casete. Y volví a reconocer el talento del compositor y el virtuosismo de los músicos. Eran un grupo de Madrid, Leño, ¿se acuerdan? El líder, un tal Rosendo, ¿ya van haciendo memoria? El talento que explosionó durante los años de la Movida Madrileña se esparció por todos los barrios de la periferia y aun más allá del paro y la depresión. El talento surgía en un portal de un callejón olvidado de un barrio marginal. De repente, descubrías que en la escalera de tu portal vivía un genio que tocaba la guitarra como Eric Clapton o Ritchie Blackmore, en tu escalera, no en las enciclopedias ni en la Universidad, en tu escalera, puerta con puerta.
Uno de los genios de mi escalera se llamaba Luis. Aún toca en un grupo que se llama 1001 Tiro. El otro día volví a redescubrir su talento cuando visité al grupo en el local de ensayo. Toqué con ellos, canciones de verdad, sin ensayar, pero no importaba, porque allí estaba Luis que nos decía a todos cómo y dónde poner los dedos, el ritmo de la batería, el del bajo… Seguramente a 1001 Tiro no les llamarán de una gran discográfica, porque el talento no está de moda. Pero si hablamos de sensaciones, esas sí que siguen existiendo. Porque cuando Mike Olfield se encerró para componer e interpretar él solito todos y cada uno de los instrumentos en Tubular Bells, debió sentir lo mismo que el Luis dirigiendo aquella tarde en Canillejas aquella mini jam-blues-rock session de cuatro amigos de la infancia en la linde de los cuarenta, de edad, me refiero.
El talento se hipotecó a favor de lo fácil y lo rápido y lo vendible. Y lo bueno, pero lo bueno de verdad, dejó de ser asimilado en el momento en el que los niños decidieron que no querían estudiar más porque, ¿para que iban a hacerlo si ya tenían de todo? Es que, el Rock’n’Roll es difícil, como las matemáticas o las ciencias sociales. Y el esfuerzo, ¡ah! No estamos en la cultura del esfuerzo precisamente. Aunque se empiezan a ver rendijas por las que entra una luz esperanzadora. Lástima que para ello volvamos a tener que vivir la depresión. Porque esto ya lo sabíamos de antes y, como dijo aquél, un pueblo que olvida su Historia, está condenado a repetirla. Y añado yo: repetirla, sí, pero con las cosas buenas y con las malas. Y con talento, ojo.

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