Esta es mi página más personal en Internet. Es un espacio en forma de blog en el que publico lo que quiero cuando puedo y tengo tiempo. Es un blog literario en el que cuelgo artículos, poemas y relatos cortos y en el que, de vez en cuando, dejo alguna que otra reflexión. Lo bueno de este invento es que vosotros, los lectores, os podéis comunicar entre vosotros y conmigo a través de los comentarios, haciendo que la página no sea un monólogo.
Al otro lado
Sábado, 27 de abril a las 12 h. en la Feria del libro de Granada, en el Centro de Exposiciones de CajaGRANADA Puerta Real. Me acompañará en la presentación el compañero de Granada Jesús Lens. Y a las 13 horas firma de ejemplares en la Caseta de Firmas.
Sábado, 20 de abril, de 11 a 13 h. y de 17 a 20 h. en la Feria del Libro de Fuente el saz de Jarama.
Miércoles, 24 de octubre a las 18 h. en Getafe Negro (Carpa de la Feria del Libro). A las 20 h. participaré en una mesa redonda con otros compañeros de la Editorial Ledoria titulada "En los arrabales de la Novela Negra.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Presentación de "La senda trazada", de Pedro de Paz, en Madrid
Un día, en Malasaña, escenario de tantos acontecimientos felices en lo personal, abrieron un establecimiento peculiar; un espacio que aparece recurrentemente en mis sueños regentado por mí porque me ha tocado la lotería; una librería que a la vez es bar, que permite tomarte una cerveza o un café mientras ojeas libros o acudes a una presentación. Lo único malo, debido a la prohibición zapateril, es que hay que salir a fumar fuera, y eso en invierno te congela las ideas. El sitio se llama “Tipos infames” (hasta el nombre mola) y fue el lugar elegido por Algaida, o por Pedro de Paz, o por los dos, para presentar la última novela del escritor, “La senda trazada”, en Madrid.
La cosa no empezó en la librería el día de la presentación, sino en Facebook. Se anunció el evento en el Muro de Pedro y poco a poco se inició un hilo en el que varios anunciamos nuestra asistencia. La librería consta de dos plantas: la de arriba, que es librería y bar, y la de abajo, que es la sala de presentaciones. Ambas plantas están separadas por un suelo transparente. Fue la simpática María Zaragoza, tan buena gente como buena escritora, quien avisó a las féminas de que no llevaran falda, quebrando de un plumazo las ilusiones de los varones, que con disimulo suelen mirar hacia arriba para captar algún que otro “paisaje” con miradas furtivas. El asunto continuó en el Gambrinus de la calle Fuencarral, en donde el llamado Rack Pat madrileño, compuesto por Javier Márquez, Juan Carlos González, José Manuel Ribeiro, el propio Pedro de Paz y servidor, quedamos para tomar unas cañas. Y bien acompañados que estuvimos por Teo, Julia Martínez, Cecilia Márquez y Benito Garrido (fijo que se me olvida alguien). Con la hora pegada y las cañas pagadas nos presentamos en la librería, poblada ya a esas horas de abundante público. Y tras el último pitillo bajamos todos al sótano entre los flashes de las cámaras, que apuntaban al protagonista.
Se encargó de la presentación el polifacético Carlos Salem, con copa de vino en la mano, que nos habló de la Generación Torrezno en general (Biedma, Tristante, de Paz y el propio Salem) y de Pedro en particular. Ciertamente, estos chicos, que se conocieron ya hace algunos años, apenas tienen alguna semejanza en cuanto a su modo de escribir, cada uno tiene su estilo propio. Pero coinciden en una cosa: escribir es un oficio que no tiene por qué ser triste y sesudo; se puede ser escritor y ser simpático y pasarlo bien. En realidad, el movimiento surge como contraposición a la Generación Nocilla y otras agrupaciones de escritores que sostienen unas pautas tan homogéneas como absurdas, en la mayoría de los casos, y que manteniendo la independencia de los componentes, reivindican la Literatura de historias, trazando tramas y caracterizando personajes dentro de un escenario de intriga.
Carlos nos dio unas pinceladas sobre la historia y sobre el protagonista, un paparazzi que un día encuentra un extraño libro por casualidad y que, tras su estudio, descubre que se trata de un obituario. El detonante de la trama viene cuando descubre que el libro no solo contiene referencias a personas fallecidas, sino también a otras cuyas muertes aún no han ocurrido y que empiezan a producirse con puntualidad matemática una vez que el protagonista va desentrañando los misterios de las cuartetas al estilo Nostradamus que anuncian las muertes. Es entonces cuando tiene que decidir entre evitar los decesos o aprovecharse de ellos debido a su condición de fotógrafo freelance, trasladando al lector de forma magistral el dilema moral.
Posteriormente, Pedro nos comentó su propia novela, enmarcada en una trama de intriga, género en el que se mueve como pez en el agua. También nos habló del personaje, por el que en ningún momento toma partido. Tampoco le juzga, dejando esta labor al lector al que le es imposible no ponerse en su lugar y reflexionar, porque es una novela que, aparte de entretener, invita a la reflexión y lleva al lector a ponerse en la piel del protagonista preguntándose que qué hubiera hecho él en su lugar.
La novela tiene muchos matices que no voy a desvelar. Lo que sí puedo decir es que me alegró mucho que el año pasado ganara el Premio Luis Berenguer; y que me hice con un ejemplar en cuanto la novela aterrizó en las librerías, ya que soy fiel seguidor de la trayectoria literaria del autor que en su día me hizo el honor de presentar mi primera novela.
Pedro de Paz abrió su carrera literaria con premio protagonizado por una novela corta, “El hombre que mató a Durruti”, que fue traducida al inglés. Después nos obsequió con una obra tremendamente emotiva, “Muñecas tras el cristal”, para finalmente saltar a una editorial grande, Planeta, que publica la que quizá sea el comienzo de una saga, “El documento Saldaña”, que se asienta ya en la mesa de novedades de todas las librerías.
Con “La senda trazada”, se consolida la carrera de un autor que se lo ha ganado a pulso. Avalada por el prestigioso premio, Pedro ha presentado la novela por toda la geografía española, y lo que le queda. Sus lectores solo esperamos que no tarde mucho en regalarnos otra obra.
“Tipos infames” estuvo abarrotada. La mayoría tuvimos que estar de pie en un escenario que se quedó pequeño. Y lo más importante fue que Pedro se vio arropado por toda una colección de compañeros de Letras que quisimos estar allí para acompañarle. Junto a Carlos Salem, por allí se dejaron ver Laura Muñoz, Jorge Díaz, Armando Rodera, Javier Puebla, Vanessa Monfort, Javier Pérez, Matías Candeira, Javier Márquez, María Zaragoza, Alfonso Domingo, Marina Fernández Bielsa, Rebeca Tabales, Jorge Magano, Fernando Marías, Paco Balbuena, David Torres y la plana mayor de Culturamas. Seguro que se me olvida citar a alguien. Y aún hubo tiempo para que María Zaragoza y Javier Pérez nos dieran unas pinceladas de sus próximas obras aún sin publicar en presencia de Miguel Ángel Matellanes, el editor de Algaida, que también acompañó a Pedro.
Los más golfos prolongaron la velada en el Orio, un bar vasco situado a pocos metros de la librería, entre pinchos y cervezas. Y a mí, que siempre me lían, que no me gustan ni los pinchos ni las cervezas, me tocó estar allí para dar cumplida cuenta en esta crónica.
jueves, 8 de diciembre de 2011
Nos aprietan, pero no reaccionamos.
Recuerdo cuando entré a currar en Bosch. Tenía un contrato temporal y era oficial de primera. Lógicamente, me daban unos armarios para cablear automatismos de cinco puertas. Trabajaba con gente que eran oficiales de tercera, gente mayor que yo y con menos responsabilidad, obviamente, por su categoría. Sin embargo, cobraban sesenta mil pelas más. Además, tenían transporte, economato, médicos privados y otras prestaciones de las que yo adolecía. Y yo me quemaba, claro, víctima como era de los nuevos contratos temporales vigentes por la gracia de Felipe González, por cierto, responsable también, de que a partir de entonces, el parado, que venía cobrando la mitad del tiempo trabajado, pasara a cobrar solo la tercera parte. Mis compañeros me decían que no me quemara, que lo que ellos tenían lo habían conseguido a base de huelgas salvajes, encerrados incluso en iglesias, adonde la gente iba a llevarles comida.
Mi padre curró cuarenta y cinco años en la misma empresa. Cuando murió, llevaba tiempo ya jubilado, pero recuerdo que al entierro fueron sus antiguos compañeros. Y es que cuarenta y cinco años con la misma gente, une mucho.
Hoy es impensable estar ni siquiera diez años en el mismo sitio. Qué digo diez, ni cinco. Ni se nos ocurre pensar en lo del economato, los médicos privados, las vacaciones subvencionadas, etc., etc. Nos han engañado con el euro: primero por el redondeo y segundo por la pérdida de poder adquisitivo. Los convenios colectivos, quienes tuvieran la suerte de tenerlos, evolucionaron a la baja para caminar hacia la congelación. Pues bien, hoy en día, nos bajan los sueldos e incluso nos despiden impunemente. Los mercados, esa forma abstracta de denominar a los millonarios, exigen una reforma laboral salvaje para abaratar despidos y pagar unos sueldos que son limosnas, además de una nueva ley de huelga para que los obreros no puedan hacer huelga. Sarkozy y Merkel ocupan portadas de periódicos y prime time de televisiones y radios anunciándonos el Apocalipsis.
¿Sabéis lo que os digo? Que si yo fuera uno de esos poderosos que destituyen gobiernos democráticos a su antojo, haría lo mismo, vista la poca capacidad de reacción social que caracteriza a la ciudadanía.