¿Os habéis parado a pensar en qué es lo que se le puede pedir a una primera novela? En principio, parece que en una primera novela no vamos a encontrar el resultado de toda la experiencia de un escritor, precisamente por eso, por ser el debut literario de un novelista nuevo en las lides de escribir. Parece que tampoco vamos a encontrar una gran maestría en cuanto a ritmo narrativo, estilo, caracterización de personajes, etc. Y desde luego, puede parecer que la novela no quedará grabada en nuestra memoria como un gran novelón, por ser una ópera prima nacida de las manos de un novato. Pero con algunas primeras novelas ocurre que... nada más lejos de la realidad. Es el caso de “Benegas”, de Francisco José Jurado.
Como sabéis todos los que incomprensiblemente pasáis por aquí, mi vocación es la escritura. Mantengo este blog abierto por ejercitar el oficio y por la inmediatez de la publicación. De paso, conozco a gente, aunque sea de manera virtual. También sabéis que lo mismo publico poemas que relatos, o artículos y reseñas, sí, también reseñas de libros que leo y que me gustan. No hace mucho me impresionó otra primera novela que reseñé aquí: “Réquiem por la bailarina de una caja de música”, de José Ramón Gómez Cabezas, que el autor tuvo a bien colgar en su blog. Hete aquí, las cosas del destino, o los senderos Dios son inescrutables, o como se diga, que Francisco José Jurado lee la reseña a través del blog de José Ramón y le gusta. No sólo lee la reseña referida sino también otras y al parecer le gustan, cosa que me maravilla, porque uno, en definitiva no deja de ser un reseñista amateur, muy amateur y a mucha honra, mientras no se demuestre lo contrario.
El caso es que fuera como fuese, Francisco José Jurado o Frankie Jurado o como se diga, pues es éste un escritor tendente a liar las cosas en la trama argumental (ojo, para bien), se puso en contacto conmigo diciéndome que si a la mañana siguiente me pasaba por la Feria del Libro de Madrid podríamos conocernos y que estaría encantado de firmarme su novela. Como me gusta ir a la Feria del Libro y como me gusta conocer a escritores para ver si se me pega algo, me pasé por allí. Me di mis vueltas haciendo tiempo hasta la hora de la firma. Había dos chicas hablando con Frankie, por lo que me di otra vuelta. Pero las chicas no se iban. Conversaban sin parar con el escritor y yo, educado que es uno, les di más tiempo. En vista de que no se marchaban y, transcurrida una hora, me acerqué por el garito de Almuzara, me metí entre las dos chavalas, tomé el libro entre mis manos y le pregunté a Frankie de sopetón que si el libro era bueno. Su cara, entre de sorpresa y de circunstancias por la pregunta que acababa de hacer a bocajarro aquel tipo alto con gafas de sol y chupa negra, reflejó lo que, supongo, debe sentir un escritor que está firmando y al que le preguntan respecto a las bondades de sus novelas. Tras media hora de cháchara, decidí presentarme y nos dimos la mano. Incomprensiblemente, una de las chicas empezó a hacerme fotos. Pero la charla fue agradable y conocer a Frankie fue todo un placer.
“Benegas” es el nombre del Inspector Jefe de la Brigada Judicial de Homicidios que actúa como personaje principal de la novela y, a la vez, es el título de la ópera prima del escritor, como ya he adelantado. Pero Francisco José Jurado no es nuevo en esto. En él se materializan varias virtudes. La primera de ellas es que es abogado y, a buen seguro, conoce bien los intríngulis de los juzgados y, en cualquier caso, los recovecos que rodean a los delitos, lo cual ayuda a la hora de narrar, como también ayuda la labia que poseen los que se dedican a este oficio o, en definitiva, los que han estudiado Derecho. La segunda, es que es un escritor bastante laureado en cuanto a premios de Relato y de Novela, amén de ser profesor en diversos talleres de Escritura Creativa. Y la tercera, es que es un lector empedernido de novelas, en especial del género negro, y eso se nota.
Para ser una primera novela, “Benegas” no es nada simple, al contrario, se puede decir que la trama es extremadamente compleja, cosa que no se nota hasta que el lector va avanzando por sus páginas. En el inicio, Francisco José caracteriza al personaje principal y a los secundarios, como mandan los cánones, y nos deja claro que el Inspector Jefe Benegas tiene una personalidad..., digamos especial. Para mí que el autor ha querido aunar en el policía cordobés particularidades de Marlowe mezcladas con algunas características de Holmes, y el resultado es muy bueno. De hecho, Benegas está separado de su mujer pero aún la quiere, incluso se reencuentra con ella a lo largo de la novela. No es el fracasado policía canónico del género, tampoco es el inteligente y pulcro policía de Scotland Yard. No, Benegas es simplemente Benegas, que es lo mejor que se puede decir de un personaje de una primera novela, dotado de personalidad propia y que sabe manejar a su equipo de investigación como nadie. Benegas toca las teclas adecuadas en cada oportunidad y sabe cómo salir del paso en cada momento. En definitiva, es un psicólogo, y sabe cómo afrontar una conversación con su jefe, con un confidente de los bajos fondos o con un jerifalte de la ciudad y salirse con la suya.
“Benegas”, como me confesó el propio autor, está basada en tres relatos cortos y eso se nota. Uno empieza a leer la novela y cuando llega a la página ochenta parece que la novela se ha acabado, pero no es cierto. Se ha acabado el primero de los crímenes que se nos presenta en una primera parte del libro que, como ya he dicho, sirve de escenario para caracterizar a los personajes. La segunda parte o segundo relato consiste en la resolución de otro crimen por parte del policía y sus ayudantes. Ahora bien, a partir de aquí la cosa cambia, y mucho. A cualquiera que asista a un taller de escritura creativa, o de relato, o de novela, o como quiera que cada uno lo denomine, le explican que en una narración debe producirse un giro aproximadamente hacia su mitad. En el caso de “Benegas”, más que un giro, se produce un torbellino que deja al lector totalmente turbado y picado por la curiosidad, mérito del autor, que pretende perturbar totalmente al lector y lo consigue con una arrogante maestría que raya en el desconcierto. Las dos primeras partes de la novela se narran con la técnica del narrador omnisciente, hasta ahí bien. De repente, empieza a hablarnos un tipo en primera persona, a quien no conocemos de nada y nos cuenta una historia, su historia, la que está acaeciendo en su presente. Un tipo que se llama Frankie Jurado, un guiño que Francisco José Jurado se hace a sí mismo, y cuya mujer o pareja (no se especifica) se llama Blanca, curiosamente igual que la mujer o ex mujer de Benegas. Con lo cual, el lector empieza a hacerse preguntas y a crearse dudas. Frankie es un escritor con talento que, sin embargo, no ha publicado nunca, aunque su talento es conocido por alguien poderoso que se dirige a él para que le haga de negro (literario). Él acepta porque nueve mil euros es una poderosa razón. Y vuelve a aceptar el “encargo” de una segunda novela por la misma razón monetaria. Pero como el impostor triunfa de manera demoledora en el mundo editorial y como a Frankie se le retuercen las tripas, en el encargo de la tercera novela las cosas se tuercen.
A estas alturas, el lector va siguiendo la historia con la curiosidad típica del que lee, pero la pregunta que flota en su mente no es la relativa a cómo acabará la historia sino la siguiente: ¿quién coño es Frankie Jurado y dónde está el policía a quien ya habíamos tomado tanto cariño? Benegas aparece cuando uno menos se lo espera y resulta que, para sorpresa del respetable, es el personaje principal de las novelas de Frankie, con lo cual el lector empieza a dudar más y a hacerse muchas más preguntas. ¿Es Frankie, el nuevo personaje de Francisco José Jurado, el que ha escrito las dos partes anteriores y ahora la novela se armará en pos de la trama que surge con el nuevo protagonista? ¿Se ha acabado Benegas? ¿Acaso sólo era un personaje de ficción de otro de los personajes?
Cuando uno termina de leer la parte referente al negro literario, se da de bruces con el sugerente título de la tercera parte, ya os podéis imaginar por qué: “¿Quién mató a Frankie Jurado”. Y a partir de ahí es el narrador omnisciente que nos es tan familiar de las dos primeras partes quien pone fin a ese desasosiego producido por el giro de la novela, en el que el Inspector Jefe Benegas es el encargado de investigar la desaparición de Frankie y se queda estupefacto cuando descubre que no es otro que él el personaje de los “encargos” al negro.
La novela, por lo demás, está perfectamente escrita y en cada parte se muestra una realidad social que, en definitiva, es lo que siempre han pretendido los maestros del género, destacando, por la parte que nos toca a los que escribimos, el problema de los negros literarios y los fraudes en los premios de Literatura. “Benegas” fue finalista en los premios Novelpol, un éxito total para Francisco José Jurado, que tuvo que competir, entre otros, con Domingo Villar y con Don Winslow, que a la postre acabó ganando. Y, entre otras cosas, le ha valido al autor, el billete para la Semana Negra de Gijón, en donde espero verle y que me invite a una cerveza. Y si no, pues le invitaré yo que, al menos, tengo la fortuna de no vivir de esto, aunque me gustaría.
Enhorabuena, escritor.
Francisco José Jurado nace en Córdoba en mayo de 1967.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Córdoba, aunque nunca ha ejercido la Abogacía.
Comienza a escribir a finales de 1997, con treinta años ya cumplidos, y desde entonces ha obtenido más de un centenar de premios, accésit o menciones en certámenes literarios de ámbito nacional e internacional, siempre dentro de los campos creativos del relato, el cuento o la novela corta.
En junio de 2009 publica su primera novela, titulada Benegas, nombre del inspector protagonista de la narración. La obra ha sido publicada por la editorial Almuzara, dentro de su colección "Tapa Negra", especializada en la novela negra y criminal.
Colaborador habitual en prensa, Francisco J. Jurado ya fue columnista del Diario Córdoba a finales de los años noventa. En la actualidad, desde octubre de 2007, es colaborador y articulista del diario ABC Córdoba, donde publica todos los lunes una columna de opinión titulada "Sala de Espera".